Centros de Orientación Familiar (COF)


La labor de los Centros de Orientación Familiar (COF)
El abrazo de la Iglesia a sus hijos en dificultades
<< Como el Estado no desarrolla políticas familiares, la Iglesia está junto a las familias. E igual que la respuesta a la pobreza material del siglo XIX generó el nacimiento de las Cáritas parroquiales, hoy, ante el desarraigo que experimentan las familias, la Iglesia responde con iniciativas concretas. Por ejemplo, los Centros de Orientación Familiar (COF), que en cada parroquia hacen accesible una solución a situaciones familiares difíciles, para personas de dentro y de fuera de la Iglesia: carencias materiales, problemas con los hijos o en el matrimonio, desorientación ante una crisis, violencia doméstica...»: así se expresaba monseñor Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares y Presidente de la Subcomisión episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, en estas mismas páginas, no hace mucho tiempo. De igual manera que la Iglesia siempre ha estado junto a los más desamparados, hoy ofrece su abrazo a los nuevos pobres: matrimonios en crisis, familias destruidas, padres desnortados, hijos sin rumbo, mujeres tentadas por el aborto, madres embarazadas con dificultades económicas...
Ante el clima de inestabilidad que rodea – y, muchas veces, afecta directamente – a los millones de familias que hay en España, la Iglesia ofrece la ayuda de los Centros de Orientación Familiar (COF). Sus orientadores y profesionales conocen bien los estragos que hace en la familia la mentalidad divorcista y su poderoso efecto-contagio – hoy, en España, se rompe un matrimonio cada 4 minutos –.
Muchas veces, son ellos los encargados de recomponer los alambres afectivos de una familia en la que no fluye la comunicación, o en la que, simplemente, no hay tiempo de convivencia en común – hoy, cuando las jornadas laborales se estiran hasta la noche, e incluso hasta el domingo, el 27 por ciento de los niños españoles de entre 6 y 14 años aseguran sentirse solos en sus casas, al volver del colegio, y 70 mil de ellos cenan sin la compañía de sus padres –. En los COF conocen bien las dificultades ante un embarazo inesperado, cuando la ley del aborto pretende hacer de este drama un derecho, y cuando una mujer puede obtener la píldora del día después sin receta en cualquier farmacia...
La labor de los COF, dirigida tanto a creyentes como a no creyentes, se desarrolla, básicamente, en cuatro ámbitos: Terapia, Formación, Actividad provida y Espiritualidad conyugal.
Son la apuesta de la Iglesia por la familia, por el amor y por la vida.
Terapia matrimonial y familiar
Fuimos al COF porque nos queremos
«Fuimos al COF porque nos queremos. Mi mujer y yo estábamos atravesando una temporada difícil; prácticamente, nos acabábamos de casar, y pienso que esos momentos duros se debían a los ajustes que todo matrimonio necesita al principio de su vida en común. En definitiva, lo que nos pasaba es que yo no sabía discutir: gritaba mucho y me daban prontos que ahora pienso que nadie, y mucho menos mi mujer, tiene la obligación de soportar; por otra parte, la relación tan frecuente con la familia de mi mujer tampoco nos estaba haciendo mucho bien...
En el COF nos dieron unas orientaciones a ambos para mejorar en ambos aspectos, y eso nos ha ayudado mucho hasta el día de hoy»: éste es uno de tantos matrimonios que llegan a los COF solicitando una ayuda para su relación. Llegan con problemas de todo tipo, y en ellos se les dan herramientas para mejorar su comunicación y afianzar su relación.
En el COF diocesano Dos Hermanas, de Sevilla, se presentan matrimonios con dificultades en su relación, algo que muchas veces tiene repercusiones en el resto de su familia: «Llegan con problemas de comunicación, de falta de diálogo con los hijos, en bastantes casos con los abuelos y con la familia extensa del matrimonio...; y últimamente nos están llegando bastantes casos de matrimonios a los que la crisis económica está afectando a su vida familiar...», señala don Mario González, quien dirige el COF junto a su mujer, doña Monserrat Clares.
Para ellos, el problema principal hoy en día para muchos matrimonios es que «aguantamos cada vez menos, y enseguida nos queremos separar; el ambiente repercute en la vida familiar, y las bases no son roca sólida: cada vez somos más egoístas, primamos el éxito profesional sobre la familia, somos muy individualistas..., y, cuanto más jóvenes, eso se ve más. Además, las parejas en las que no ha habido un noviazgo sólido, bien edificado, son las que primero se rompen».
Junto a Mario y Monserrat trabaja un equipo de tres matrimonios, cada uno en una etapa de la vida matrimonial, y varios profesionales especializados. Cuando llega un matrimonio con problemas, uno de estos matrimonios hace con ellos una entrevista de acogida: «Lo fundamental es la escucha – afirma Mario –, porque la gente tiene mucha necesidad de contar sus problemas, se sienten muy solos, en ocasiones desesperados; a veces vienen con conflictos que han llegado muy lejos.
En un primer momento, nosotros les escuchamos, y les proponemos también nuestro testimonio de vida: que nosotros hemos pasado también por las mismas dificultades, y que se puede salir adelante. Desdramatizamos las situaciones porque hemos pasado también por ellas. Aportar nuestra experiencia ayuda mucho a tantas personas que llegan aquí bloqueadas por su problema. Les hacemos ver que se puede salir, y les transmitimos que hay esperanza para recuperar su relación».
«La mayoría de la gente, en realidad, lo que quiere es recuperar su relación – continúa el director del COF Dos Hermanas –; quieren recuperar a su pareja y a sus hijos; en definitiva, quieren recuperar a su familia. Después de esa primera entrevista, si es necesario, los Cuando, en 1867, la Iglesia fundó Cáritas Internacional, lo hizo para paliar la indigencia material en la que viven millones de personas en todo el planeta. Hoy, se extiende por el mundo un nuevo tipo de pobreza: familias rotas, matrimonios destruidos, hijos sin objetivos en la vida, mujeres y niños víctimas de la lacra del aborto... Para hacer frente a esta epidemia afectiva, la Iglesia abre a todos, creyentes y no creyentes, las puertas de sus Centros de Orientación Familiar (COF), como el abrazo de la madre a los hijos que atraviesan una situación difícil (jueves, 31 de enero de 2013
En portada ponemos en manos de orientadores especializados que les dan las herramientas necesarias para ello, principalmente una psicóloga y terapeuta familiar». Para los directores de este centro, «los COF son un servicio de la Iglesia: igual que la gente acude a la Iglesia para recibir los sacramentos o pedir la ayuda de Cáritas, también puede llamar a la puerta de los COF en situaciones de conflicto familiar. Los COF forman parte de la misión de la Iglesia, que abre sus brazos para acoger a aquellos hijos suyos que están pasando un mal momento». Ésta es la necesidad que están percibiendo los obispos en España, y por eso se está extendiendo por todas las diócesis la creación de estos centros, como éste de Dos Hermanas, que nació a instancias de monseñor Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla.
Otro dato más a favor de los COF es que atienden tanto a católicos como a no católicos, y que en la mayoría de los casos ofrecen un servicio totalmente gratuito: en el COF Dos Hermanas, son las propias Hermandades y cofradías las que sufragan los gastos del centro.
Formación
Crisis... y herramientas para afrontarlas
Como un coche necesita pasar la ITV de vez en cuando para ponerse a punto y arreglar algún problema técnico, algo semejante sucede con el matrimonio. Doña Beatriz Domínguez, directora del COF noroeste Reina de las familias, de Las Rozas (Madrid), afirma que «también el matrimonio tiene, a lo largo de los años, un desgaste, y por eso, de vez en cuando, necesita una revisión y arreglar lo que haga falta»; así lo hacen en el Centro que dirige, organizando ITV matrimoniales para parejas según las distintas etapas de la vida en común, cada una con sus dificultades y sus oportunidades de crecimiento. «Ofrecemos un servicio en forma de talleres para ayudar a los cónyuges a entender su matrimonio, y les damos herramientas para hacerlo, insistiendo en la comunicación como una de las grandes claves para una vida matrimonial plena y para evitar que el matrimonio se convierta en la convivencia de dos vidas paralelas, sin comunión», explica.
Junto a la comunicación, doña Beatriz identifica otros problemas que suelen ser comunes, aun con matices, en las distintas fases de la vida matrimonial: la sexualidad, la relación con las familias de origen, el reparto de la tareas del hogar, la relación con el trabajo y las decisiones económicas, la educación consensuada de los hijos, el ocio y las amistades... A todo ello intentan dar respuestas a través de las ITV del COF que dirige, «porque el matrimonio es algo vivo, que hay que cuidar y renovar. El matrimonio es don y tarea a la vez; el amor hay que aprenderlo y renovarlo con el paso del tiempo». Y todo, desde una perspectiva realista: «Las crisis en un matrimonio son inevitables, siempre van a existir. Las crisis son un cambio ante algo nuevo, que precisa una adaptación sana a ese cambio; eso resultará más o menos fácil y siempre requerirá un esfuerzo», señala doña Beatriz Domínguez.
Un amor de verdad
La labor formativa de los COF abarca también la formación de novios y de matrimonios en los llamados métodos de regulación natural de la fertilidad. Doña María Luisa Gavás, enfermera y miembro del Centro de Orientación Familiar COSPLAN, de Pamplona, afirma que este aprendizaje «aporta grandes beneficios a la vida conyugal: fomenta el afecto de los esposos, defiende el amor conyugal de los peligros del egoísmo y de la agresividad, aumenta el respeto del hombre hacia la mujer a la vez que acrecienta el amor de la esposa hacia el marido, promueve el diálogo y la responsabilidad común, consolida la madurez de la personalidad y es fuente de serenidad y paz, capacitando un influjo más profundo y eficaz para educar a los hijos…» Y esta formación en las bases de una sexualidad humana plena y feliz se extiende también en las charlas sobre Educación en la afectividad que COSPLAN ofrece a jóvenes de Educación Secundaria y Bachillerato. «Tratamos de ayudar a los jóvenes a descubrir el valor humano y humanizador de la sexualidad, como invitación al acercamiento personal, al encuentro y al amor entre dos personas desde un amor pleno de donación y acogida, estable y definitivo», explica doña María Luisa. Al mismo tiempo, les hacen ver «las consecuencias positivas de la vivencia de una sexualidad madura – alegría, amor auténtico, familia…– y las repercusiones negativas de una sexualidad inmadura – soledad, insatisfacción, embarazo imprevisto…–» Son cosas a las que los jóvenes de hoy no están acostumbrados a escuchar; por eso, «cuando los chicos reciben estos cursos, descubren un modo diferente de enfocar este tema. Lo que más destacan es que la sexualidad debe ir unida al amor, que hombres y mujeres somos diferentes, que la vida empieza en el momento de la concepción…», concluye María Luisa Gavás.
Apuesta por la vida
La Misericordia que sana las heridas
A la hora de hablar de la apuesta por la vida que se hace desde los Centros de Orientación Familiar, es necesario hablar de Proyecto Raquel, una iniciativa implantada en cada vez más COF de las diócesis españolas para ayudar a chicas, mujeres y matrimonios que sufren las consecuencias de un aborto provocado. La coordinadora de Proyecto Raquel en España, doña María José Mansilla, explica que las mujeres contactan con ellos, muchas veces, orientadas por un sacerdote con el que se han ido a confesar de un aborto; también «funciona mucho el boca a oreja, porque cada mujer que viene nos trae a otras amigas más; y también vienen matrimonios que acuden al COF con un problema, y se dan cuenta de que detrás hay un aborto provocado; en otras ocasiones, las deriva un médico de cabecera católico, porque si no lo es, lo que hacen es intentar resolver el problema con unos ansiolíticos, y a correr. En muchas ocasiones, las envían los psicólogos de colegios religiosos; o, si estudian en un colegio público, las suele dirigir, en la mayoría de las ocasiones, el profesor de Religión, porque el resto de docentes no se moja». Ante lo sorprendente de estos datos, doña María José confirma que la mujer más joven que han atendido es una niña de 14 años; y la mayor, una mujer de 74 años.
La señora Mansilla explica que Proyecto Raquel es «una iniciativa provida que nace de la propia Iglesia diocesana, y que cuenta en cada COF en el que está implantado con una consejera, un psicólogo o psiquiatra, y un sacerdote, todos ellos capacitados específicamente para este Proyecto; porque esta iniciativa no es una terapia psicológica, sino que es un acompañamiento espiritual – en el que se usan métodos psicológicos –, y este proceso tiene unas fases, y tiene un principio y un final. Esto las anima mucho, porque muchas de ellas, a lo máximo a lo que han llegado es a desahogarse con un psicólogo, pero aquí dan el paso del perdón y de la reconciliación, incluso con su propio bebé.
El paso más importante de este Proyecto es la reconciliación: con Dios, con el hijo abortado, consigo misma... Al cabo de un tiempo, puedes pensar en lo que te ha pasado con paz y sin angustia. El objetivo es que estas chicas se encuentren con la misericordia del Padre; cuando lo hacen, toda su vida cambia, y hay un antes y un después muy claro; porque el aborto es algo que se puede sanar y curar, lo vemos cada día, las chicas salen con sus heridas sanadas por la misericordia». Una misericordia que está siempre presente en cualquier COF de España. El listado de COF y de instituciones provida en España se puede consultar en: www.conferenciaepiscopal.es/apoyoalavida
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

FELIZ FIESTA DE DON BOSCO


TALLER PARA PADRES Y MADRES


MIGAS DON BOSCO

MIGAS DON BOSCO


Un gran día el que celebramos ayer los miembros de HDB, de Pozoblanco, nos reunimos unas 130 personas. Comenzábamos con una proyección del Aguinaldo del Rector Mayor, como complemento al tema que hemos estudiado este mes de enero.

Y después seguíamos con nuestra “aparcería” (palabra propia de Pozoblanco), comimos unas magníficas migas, realizadas por nuestros “expertos migueros”.

La tarde trascurrió con una variedad de juegos, como bingos, concursos sobre Don Bosco, averiguar títulos de canciones, etc. La verdad que fue un día muy agradable en el que convivimos gente de todas las edades.








Muchas gracias a todos por vuestra participación y colaboración, sin vosotros esto no podría ser una realidad.




 Vicente y Mari Tere

24 de enero San Francisco de Sales


Francisco de Sales

San Francisco de Sales
Franz von Sales.jpg
Obispo, Doctor y Fundador
Proclamado Doctor de la Iglesia el 1877 por el papa Pio IX
Nacimiento21 de agosto de 1567
SalesSaboya
Fallecimiento28 de diciembre de 1622
Lyon
Venerado enIglesia Católica Romana,Comunión Anglicana
Beatificación8 de enero de 1662 por elPapa Alejandro VII
Canonización19 de abril de 1665 por elPapa Alejandro VII
Festividad24 de enero
Francisco de Sales, más conocido como San Francisco de Sales (SalesSaboya21 de agosto de 1567 -Lyon28 de diciembre de 1622) fue un santo y obispo de Ginebra. Tiene el título de Doctor de la Iglesia, es titular y patrono de la Familia Salesiana (fundada por Don Bosco) y también patrono de los escritores y periodistas.

[editar]Biografía

Nació en el Castillo de Sales, de familia noble; sus padres fueron Francisco de Sales de Boisy y Francisca de Sionnaz. A los 13 años viajó a París para estudiar con los jesuitas. Después estudió Derecho y Teología, primero en la Universidad de París y después en la de Padua. Deseaba ser sacerdote, pero se lo ocultó a su padre; sólo su madre y amigos íntimos lo sabían. Al terminar de estudiar, un acontecimiento ayudó a su ordenación: el canónigo de Sales, Luis de Sales, ayudado por el obispo de GinebraClaudio de Granier, hablaron con el Papa, quien lo nombró deán del capítulo de Ginebra. El nombramiento llegó de sorpresa para su padre, quien aceptó la ordenación, acaecida en 1593. A partir de ese momento, ejerció el sacerdocio con bastante trabajo y dedicación. Tomó como ejemplos de vida a san Francisco de Asís y a san Felipe Neri con lo que desarrolla una personalidad alegre, paciente y optimista. Sus inicios como sacerdote los ejerció entre los pobres.
En 1594, fue hacia la zona del Chablais dominada por calvinistas. En un inicio fue echado por los pobladores y tuvo que pasar temporadas viviendo en la intemperie y de manera rudimentaria, evitando dos intentos de asesinato e incluso ataques de lobos, pero su celo y trabajo empezaron a dar fruto. Debido a su carácter amable y paciente y a una propaganda hecha a mano y distribuida casa por casa, profunda en su contenido, refutando las ideas calvinistas, logró cautivar a los pobladores y convertirlos. Francisco de Sales resumió su labor a Juana de Chantal con esta frase: Yo he repetido con frecuencia que la mejor manera de predicar a los herejes es el amor, aun sin decir una sola palabra de refutación contra sus doctrinas.
Su labor quedó manifestada con la visita del obispo Granier cuatro años más tarde cuando fue recibido por gran número de católicos, hecho que antes hubiera sido imposible. Los escritos de los que se sirvió fueron los que hicieron su primer libro de "Controversias" y revelaron el carácter de escritor de Francisco.
Su fama creció tanto por su virtud como por su sencillez. Fue nombrado obispo coadjutor de Ginebra; viajó a Francia y así llegó a hacerse amigo del secretario de Enrique IV, el cardenal de BérulleAntoine Deshayes, y del mismo Enrique IV, quien deseaba que Francisco se quedase allí, pero el santo rechazó la oferta volviendo a Ginebra ("prefiero a la esposa pobre", dijo). En 1602 el obispo Granier murió y Francisco tomó su lugar. Su estilo de vida y carácter cobraron mayor fama ya que se reveló como un gran organizador de su diócesis, llevando una vida austera y con suma preocupación por los pobres y por la formación de sus feligreses. Por ello empezó a escribir libros de manera sencilla que gustaron a todos. Consta, además, que perteneció a la Tercera Orden Mínima.
Su encuentro con Juana de Chantal en 1604, acogiéndola como hija espiritual, dio como resultado la fundación de la Orden de la Visitación de Santa María, el 6 de junio de 1610, para mujeres jóvenes y viudas que querían vivir el llamado de Dios sin la rigurosidad de los conventos monacales. La oposición del obispo de Lyon a este novedoso tipo de congregación les obligó a redactar una regla basada en la de san Agustín de Hipona.
Después de una temporada atendiendo a las comunidades religiosas de su diócesis, fatigado por su gran labor apostólica, murió a los 56 años.
En 1665 fue canonizado por el papa Alejandro VII, fijando la Iglesia Católica su fiesta litúrgica el 24 de enero. En 1877 recibió el título de Doctor de la Iglesiapor la eminencia de sus obras y por su vida ejemplar.
Así mismo, es considerado el Santo de la Amabilidad. Prueba de ello son las 33 piedras que obtuvieron de su vesícula biliar el día de su muerte, signo de los constantes esfuerzos por mitigar los corajes que hacía, siempre teniendo un rostro sereno o una sonrisa.

[editar]Obras

Entre sus obras podemos encontrar:
  • Controversias, que son los folletos que San Francisco repartía casa por casa en Chablais, folletos que el celoso misionero distribuía entre los habitantes del Chablais, tratando principalmente de refutar las ideas calvinistas, y resaltando la defensa de la primacía de Simón Pedro.
  • Defensa del estandarte de la Cruz.
  • Introducción a la vida devota (1604), considerado como la obra clásica del santo, basado en las cartas de dirección espiritual que el santo escribía a su prima política, la Sra. de Chamoisyson. En su aspecto público toman forma de "Cartas a Filotea", nombre que en realidad se refiere a quien lee el libro, y que logró una gran llegada al público de todo tipo, por la espiritualidad que plasmaba y la psicología que manejaba. Existe una temprana traducción al español de Francisco de Quevedo.
  • Tratado del amor de Dios.
  • Conferencias espirituales, una colección que las Hermanas de la Visitación conservaron cuando el santo iba a visitarlas y a conversar con ellas.
  • Colección de sermones.
  • Colección de cartas.
  • Colección de tratados y opúsculos.

[editar]Curiosidades

  • En 1632 se hizo la exhumación del cadáver, se encontraba en perfecto estado e inclusive elasticidad en los brazos, al mismo tiempo una fragancia dulce emanaba del ataúd.

FIESTAS EN HONOR A SAN JUAN BOSCO


22 de enero LAURA VICUÑA


Beata Laura Vicuña PinoUna niña que encontró a Jesús
y da la vida por la conversión de su madre
Fiesta 22 de enero
 
Sus amores: Jesús Sacramentado y María Auxiliadora. Es criada en la espiritualidad Salesiana.
Muy devota de Santo Domingo Savio, a quien se parece en su amor puro a Jesús y a la Virgen. Murió joven como el. 
Nació en Santiago, Chile, el 5 de abril de 1891. Su padre, Don José Domingo Vicuña, pertenecía a una familia de la aristocracia criolla chilena, de gran influencia política y alto nivel social. Su madre, Doña Mercedes del Pino, era de una familia humilde. Esta diferencia causa tensión familiar desde el principio.
Hay revolución en Chile, la familia está con el gobierno y debe huir de la capital y refugiarse a 500 km. Pronto su padre muere y queda su madre con dos niñas, Laura (con dos años) y Julia, en la indigencia. Emigran a la Argentina. El viaje es muy difícil y Doña Mercedes no tiene donde estar. Se junta en unión libre con Manuel Mora. En 1900 Laura es internada en el colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en el colegio de Junín de los Andes. Pronto destaca por su devoción. Sueña con ser religiosa.
Cuando escucha de una maestra que a Dios le disgustan mucho los que conviven sin casarse, la niña cae desmayada de espanto. En la próxima clase, cuando la maestra  habla otra vez de unión libre, la niña empieza a palidecer. Laurita, a su tierna edad, se duele muchísimo cuando Dios es ofendido. Ahora comprende la situación en que está su madre. Lejos de resentirse contra ella, decide entregar su vida a Dios por su salvación.
Laura comunica el plan al confesor, el Padre Crestanello, salesiano. El le dice: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto". Ella está resuelta en su ofrenda. Recibe la comunión a los diez años. Ese día se ofrece a Dios y es admitida como "Hija de María".
En casa, Mora trata de manchar la virtud de Laura pero ella se resiste, por lo que es echada de la casa, a dormir a la intemperie. Después de esto, Mora no quiere pagarle la escuela pero las hermanas la aceptan gratuitamente. Un día, cuando la niña vuelve a casa, Mora le da a Laura una paliza salvaje.

Hay una inundación en la escuela en pleno invierno. Laura pasa muchas horas con los pies en el agua helada, ayudando a salvar a las mas pequeñas. Cae enferma de los riñones con grandes dolores. La madre se la lleva a su casa pero no se recupera.
Laura le dice a su madre: "mamá, la muerte está cerca, yo misma se la he pedido a Jesús. Le he ofrecido mi vida por ti, para que regreses a El". Le pide que abandone a Mora y se convierta. Ella le promete cumplir su deseo. Sigue orando y ofreciendo sus sufrimientos intensos por su madre. "Señor: que yo sufra todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve".
Entra en agonía y dice: "Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente". Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?

"¡Ay hija mía! Exclama doña Mercedes llorando, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida".

Laura manda llamar al Padre Confesor. "Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre". Madre e hija se abrazan llorando.

Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Ha cumplido su misión en la tierra. Ha sido instrumento fiel de la Divina Misericordia. Ha triunfado el amor. Recibe la unción de los enfermos y el viático. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a ella le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima! Lanza una última mirada a la imagen de la Virgen que está frente a su cama y exclama: "Gracias Jesús, gracias María", y muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904.

La madre tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.

Laura Vicuña ha hecho muchos milagros. Ver: lauravicuna.cl
El Papa Juan Pablo II la declaró Beata en 1988.
Sus restos están en el Colegio María Auxiliadora de Bahía Blanca Argentina.

TIEMPO DE CALIDAD


Tiempo de calidad
¡Ocupado, tan ocupado! Ya ha pasado mucho tiempo desde la puesta del sol y aún hay tanto por hacer. Trabajo, familia, iglesia y muchas cosas más, parecen demandar horas, que Dios nunca colocó en el día.  Aun así, nosotros los cristianos pensamos que de alguna forma, todos estos logros serán del agrado de nuestro Padre celestial.  Después de todo, la fe sin obras es muerta. ¿Cierto?
Al caer por fin sobre nuestras camas en la noche, ¿podemos decir que en realidad hemos pasado algún tiempo con el Padre, que con tantos esfuerzos intentamos complacer?
En su libro Unto the Hill (Hacia los montes) , Billy Graham, relata la historia de una pequeña niña y su padre, quienes eran grandes amigos y disfrutaban el tiempo que pasaban juntos. Salían a caminar y compartían la pasión de observar pajaritos, mientras se deleitaban en el cambio de las estaciones y en la experiencia de conocer nuevas personas que se cruzaban en el camino.
Un día, el padre notó un cambio en su hija.  Si él salía a caminar, ella se excusaba para no ir.  Reconociendo que la chica estaba creciendo, él supuso que era de esperarse que ella perdiera interés en su padre al ir conociendo nuevos amigos.  No obstante, su audiencia lo afligió en gran medida.
Debido a la ausencia de su hija, él no se encontraba de muy buen ánimo durante su cumpleaños. Ella le obsequió un par de sandalias elaboradas con exquisitez por ella misma, mientras él daba sus caminatas fuera de la casa.
Por fin, él pudo entender y dijo: Querida mía, me gustan muchas las sandalias, pero en la próxima ocasión cómpralas, y permíteme compartir contigo todos los días.  Prefiero tener a mi hija, que cualquier cosa que ella haga para mí.
¿Será posible que nuestro Padre celestial a veces se sienta solo por la falta de compañía de sus hijos?  ¿Estamos tan ocupados haciendo lo bueno, que olvidamos, o estamos demasiados agotados, para dedicar tiempo a solas con Él, en el transcurso de nuestro día?
Al ponerse el sol, o en cualquier otro momento del día,  sal a caminar con tu Padre celestial.  Dedica un tiempo de calidad a hablar con Él sobre cualquier cosa.  No excluyas ningún aspecto en esa comunicación.  ¡Experimentarás dicha, y Él también

“DON BOSCO, UN CORAZON ORATORIANO”


“DON BOSCO, UN   CORAZON  ORATORIANO”
Si  ayer  fue  “a  tope  con Don Bosco”, esta  semana apostamos por tener  “  un corazón oratoriano  como Don Bosco”  La  Familia Salesiana (  profesores, padres,  monitores,  salesianos, grupos de la familia…  ) se  caracteriza  por un servicio      como misión , a la juventud de  todos los lugares y tiempos y  se necesita para este menester tener y pedir    un  amor  muy  grande con una  paciencia  y  unas ideas muy  claras, para estar  y   convivir   con  la juventud  de nuestra   época .  Ahora   se entiende porque  la misa de Don Bosco , pide  para todos los   que tratamos  con jóvenes ,  tener “ un  corazón tan grande  como las arenas de la playa  “  para  toda persona y   animador  juvenil,   que trate  con jóvenes .   
La vida de nuestro Padre, es un libro  donde  se puede leer  y   de la que se  desprenden  multitud de  vivencias , valores  y detalles   necesarios    para  el trato  con los jóvenes.  Don Bosco muestra tener  en todos los momentos   en su relación   con niños y jóvenes, esa  paciencia, dulzura, mano izquierda o  fortaleza  en las adversidades    que uno  queda admirado, el cómo los jóvenes lo querían y lo seguían  con los ojos cerrados.  No  es difícil, encontrar  momentos   en los  que la frase  “  yo  me  quedo  con Don Bosco”  salía del  corazón agradecido de sus jóvenes del oratorio  y   sellaba para  siempre  esa  amistad   con Don Bosco.
El  “corazón  oratoriano” es tan fecundo, creativo y  sufrido que  no hay  problema  juvenil   que se plantee  , que no tenga  solución, para un grupo de personas  que aman a Don Bosco y a los jóvenes  al mismo tiempo.
Los muchachos de la calle   encuentran en Don Bosco  a un padre,  que les  ayuda  a  superar  las dificultades  y por  eso les ofrece  mucho  amor, un cobertizo, unas clases, una profesión  y  sobre  todo  les enseña  a confiar y  amar  a Jesús.  La transformación  es visible  de muchachos de la calle, los hace  “buenos cristianos y honrados ciudadanos”
El gran privilegio   de  Pozoblanco , es   tener   “ un oratorio”  en el  que trabajan y apuestan por niños y jóvenes, muchas personas, tanto  jóvenes  animadores, como   adultos de la familia salesiana ,   que ofrecen   el  tiempo libre , sano ,  educativo  y cristiano a  todo   los  jóvenes de  nuestro  pueblo  sin distinción, para que  algún día   lleguen  a ser  “ buenos  cristianos y honrados ciudadanos”
El  Oratorio  es el buque insignia  de la comunidad   y familia salesiana   y  que  durante    el   verano, todos unidos,  con “  un corazón oratoriano “  hacen  el  bien  como Don Bosco,  en estos tiempos difíciles  para  toda la juventud.
En preparación   a la fiesta  de Don Bosco de este  año, le  pedimos a  Don Bosco , que  toda  aquella persona, que  entre  por  las puertas  del colegio salesiano, lo  único   que se le pide  es  tener “ un corazón oratoriano”  , para  hacer   todo  el bien posible  a los jóvenes  con los  que  se relacione.
Con mis  mejores deseos  de una fiesta inolvidable, recibid los saludos de vuestro  amigo
Antonio  Rides

LECTIO DIVINA 2º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO


Lectio  divina             Fuente: DABAR
Domingo 2º T.O. Ciclo “C”   20 de Enero de 2013
                                 Is 62, 1-5; sal 95, 1-10; 1 Cor 12, 4-11; Jn 2, 1-11
1.- Oración inicial:
Te damos gracias, Padre misericordioso,  por Jesucristo, tu Hijo. Él nos muestra por medio de palabras y de signos, la alianza de amor definitiva que has establecido con nosotros. A través de su vida, muerte, resurrección y gloria nos llega el vino nuevo de tu amor, de la salvación que Tú nos das. Señor, Tú nos llamas a recorrer el camino de la fe, el camino del seguimiento de tu Hijo Jesús, Señor nuestro.
2. Lectura comprensiva: Juan 2, 11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino». Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora». Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga». Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo». Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora». Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.
3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al texto
 V.1 Al tercer día. Datación importante del original griego, suprimida en la traducción litúrgica. Boda. Su celebración podía prolongarse una semana. La madre de Jesús. Designación con la que  el cuarto evangelista nombra a María.
V.4 Mujer. Término con el que Jesús se dirigirá  a su madre en el Calvario. Las escenas de Caná y del Calvario están relacionadas una con otra. Mi hora. En el cuarto evangelio, la expresión apunta siempre al Calvario. La hora de Jesús es la hora del misterio de la cruz, del gran paso más allá mediante el amor. Simbiosis de muerte y de gloria.
V.6 Tinajas de piedra. Según la normativa judía sobre pureza ritual, la piedra, a diferencia del barro, no contraía nunca impureza. Llama la atención su gran capacidad: unos cien litros cada una.   
V.11 Comenzó sus signos. Acciones que representan realidades más allá de lo inmediatamente perceptible. Gloria. El término hebreo tiene el sentido etimológico de peso. Del peso físico al ontológico. Gloria no en el sentido de lo que la persona pesa, sino de lo que la persona es. Creció la fe de sus discípulos. El original griego no habla del crecimiento de la fe, sino de su comienzo: sus discípulos creyeron en él.
V.12 Hermanos. Con el significado amplio de familiares.  
b. Texto
Cuando el cuarto evangelista habla de situaciones humanas como la referida en el texto de hoy, quiere recordar ciertamente acontecimientos ocurridos. Sin embargo, lo que al evangelista le interesa es sacar a la luz lo permanente del acontecimiento ocurrido. Eso lo hace proyectando el acontecimiento hacia delante, hacia lo que permanece más allá de sí mismo. ¿Qué quiere decirnos el evangelista en el relato de hoy?
Para empezar, el relato comienza con una datación intencionada: Al tercer día había una boda en Caná de Galilea. Ya desde el Antiguo Testamento, el tercer día es referencia de teofanía, de irrupción de Dios en la historia (encuentro de Dios e Israel en el Sinaí, Ex.19,16-18). Es difícil no percibir también en este tercer día una referencia anticipada a la teofanía final y decisiva de la historia: la resurrección de Jesús al tercer día. Una  teofanía que tiene su entronque en la cruz, el gran paso más allá de la muerte desde el amor llevado a su extremo máximo.
Esta misma proyección anticipada a la cruz aparece en dos datos del diálogo de hijo y madre. Primer dato. En Caná y en la cruz Jesús interpela a su madre de la misma manera: ¡Mujer! Son los dos únicos lugares del cuarto evangelio en los que aparece la madre de Jesús. El término mujer recuerda el relato de la creación, cuando, ante la nueva criatura que Dios presenta a Adán, este exclama: Su nombre será Mujer (Gén.2,23). En Caná se anticipa la recreación de la humanidad que tendrá lugar en la cruz.  Segundo dato. Todavía no ha llegado mi hora. Si en Caná Jesús podía hablar así es porque era plenamente consciente de que la voluntad de Dios para él pasaba por la cruz. Caná no era la hora de la cruz. No obstante, Jesús tenía el poder de anticipar esa hora con signos. La madre de Jesús así lo vislumbra también, cuando pide a los sirvientes hacer lo que Jesús les diga. El vino, signo de fiesta, hace vislumbrar algo de la fiesta por el encuentro definitivo de Dios con la humanidad en la hora de la cruz. En esta hora estará también la madre de Jesús. 
Hay todavía otro dato significativo en el relato: la sobreabundancia de vino a partir del agua de las seis grandes tinajas para las purificaciones rituales. El agua la mandó traer Jesús, quien de esta manera pone de manifiesto que él no ha venido a dejar de lado a la Ley ni a negarla, sino a llevar            a cumplimiento su intrínseca expectativa: el encuentro de Dios y el Hombre. La sobreabundancia de vino anticipa la alegría desbordante por ese encuentro, que Jesús sellará en el Calvario.
Todo esto lo fueron  descubriendo poco a poco los discípulos de Jesús. Su fe fue un largo proceso.   
4. Meditación:
Indicaciones para nuestra vida
El evangelista limita la presencia de María en su evangelio a solo dos lugares: Caná y el Calvario. En Caná realizó Jesús el primero de sus signos; en el Calvario realizó el último de sus signos, el más importante, al que todos los anteriores señalan y en el que todos culminan. En ambos lugares se encuentra María y solo en ellos se encuentra; precisamente los dos lugares en los que acontecen los dos momentos claves del conjunto del evangelio. Hoy asistimos al primero de ellos. En él escuchamos a la madre de Jesús decir a los sirvientes: Haced lo que Él os diga. Con estas palabras invita ella a los sirvientes a ponerse a la escucha de Jesús en la certeza de que Jesús les va a decir algo. ¡Y así fue! Y aconteció la sobreabundancia de vino, anticipo de la alegría por el encuentro de Dios y del Hombre, que  Jesús propiciará en la cruz. La madre de Jesús estaba en sintonía con la hora de su hijo y con su invitación a los sirvientes abrió el camino para esa hora. ¡Hagamos lo que Jesús nos diga! La madre de Jesús y madre nuestra nos invita hoy a ello.
Preguntas y cuestiones
 En el  texto no hay preguntas, no hay nada… simple confianza. Simple y llanamente fe.
¿Somos capaces de fiarnos de esta forma?
¿Confiamos, como confía una madre en su hijo? ¿Confiamos, como confía María en su Hijo?
La confianza de una madre en su hijo se fundamenta en el amor y en la experiencia. ¿Dónde se fundamenta la nuestra? 
5, Contemplación:
¿Por qué realiza Jesús su primer milagro en un contexto tan celebrativo? ¿Por qué entrar en la historia, mostrando quién era, en la fiesta de después de un boda?.
6. Oración:
Te damos gracias, Dios Padre Nuestro, por todo lo que has hecho por medio de tu Hijo Jesucristo. Que la Palabra que hemos escuchado y el Pan Vivo que hemos compartido, nos empuje a vivir unidos en un mismo Espíritu, para comunicar a todos la alegría de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

MES DE DON BOSCO. "A TOPE CON DON BOSCO"


CARTA DE ROMA
Roma, 10 de mayo de 1884
Muy queridos hijos en Jesucristo:

Cerca o lejos, yo pienso siempre en vosotros. Uno solo es mi deseo: que seáis felices en el tiempo y en la eternidad. Este pensamiento y deseo me han impulsado a escribiros esta carta. Siento, queridos míos, el peso de estar lejos de vosotros, y el no veros ni oíros me causa una pena que no podéis imaginar. Por eso, habría deseado escribiros estas líneas hace ya una semana, pero las continuas ocupaciones me lo impidieron. Con todo, aunque falten pocos días para mi regreso, quiero anticipar mi llegada al menos por carta, ya que no puedo hacerlo en persona. Son palabras de quien os ama tiernamente en Jesucristo y tiene el deber de hablaros con la libertad de un padre. Me lo permitís, ¿no? Y me vais a prestar atención y poner en práctica lo que os voy a decir.

He dicho que sois el único y continuo pensamiento de mi mente. Pues bien, una de las noches pasadas, me había retirado a mi habitación y, mientras me disponía a entregarme al descanso, comencé a rezar las oraciones que me enseñó mi buena madre. En aquel momento, no sé bien si víctima del sueno o fuera de mí por alguna distracción, me pareció que se presentaban delante de mí dos antiguos alumnos del oratorio.

Uno de ellos se acercó y, saludándome afectuosamente, me dijo:
-         Don Bosco, ¿me conoce?
-         ¡ Pues claro que te conozco !, - le respondí.
-         ¿ Y se acuerda aún de mí ?  - añadió.
-         De ti y de los demás. Tú eres Valfré, y estuviste en el oratorio antes de 1870.
-         Oiga, continuó Valfré, - ¿quiere ver a los jóvenes que estaban en el oratorio en mis tiempos?
-         Sí, házmelos ver, le contesté; me dará mucha alegría.

Entonces Valfré me mostró todos los jovencitos con el mismo semblante, edad y estatura de aquel tiempo. Me parecía estar en el antiguo oratorio en la hora de recreo. Era una escena llena de vida, movimiento y alegría. Quien corría, quien saltaba, quien hacía saltar a los demás; quien jugaba a la rana, quien a bandera, quién a la pelota. En un sitio había reunido un corrillo de muchachos pendientes de los labios de un sacerdote que les contaba una historia; en otro lado había un clérigo con otro grupo jugando al burro vuela o a los oficios. Se cantaba, se reía por todas partes; y por doquier, sacerdotes y clérigos; y alrededor de ellos, jovencitos que alborotaban alegremente. Se notaba que entre jóvenes y superiores reinaba la mayor cordialidad y confianza. Yo estaba encantado con aquel espectáculo. Valfré me dijo:

-         Vea, la familiaridad engendra afecto, y el afecto, confianza. Esto es lo que abre los corazones, y los jóvenes lo manifiestan todo sin temor a los maestros, asistentes y superiores. Son sinceros en la confesión y fuera de ella, y se prestan con facilidad a todo lo que les quiera mandar aquel que saben que los ama.
Entonces se acercó a mí otro antiguo alumno que tenía la barba completamente blanca y me dijo:

-         Don Bosco, ¿quiere ver ahora a los jóvenes que están actualmente en el Oratorio? (Era José Buzzetti).
-         Sí, respondí, pues hace un mes que no los veo.

Y me los señaló. Vi el oratorio y a lodos vosotros que estabais en recreo. Pero ya no oía gritos de alegría y canciones, ya no veía aquel movimiento, aquella vida de la primera escena.

En los ademanes y en los rostros de algunos jóvenes se notaba aburrimiento, desgana, disgusto y desconfianza, que causaron pena a mi corazón. Vi, es cierto, a muchos que corrían y jugaban con dichosa despreocupación; pero otros - no pocos - estaban solos, apoyados en las columnas, presos de pensamientos desalentadores; otros andaban por las escaleras y corredores o estaban en los balcones que dan al jardín para no tomar parte en el recreo común; otros paseaban lentamente por grupos hablando en voz baja entre ellos, lanzando a una y otra parte miradas sospechosas y mal intencionadas; algunos sonreían, pero con una sonrisa acompañada de gestos que hacían no solamente sospechar, sino creer que san Luis habría sentido sonrojo de encontrarse en compañía de los tales; incluso entre los que jugaban había algunos tan desganados que daban a entender a las claras que no encontraban gusto alguno en el recreo.
-         ¿Has visto a tus jóvenes? - me dijo el antiguo alumno.
-         Sí que los veo, contesté suspirando.
-         ¡Qué diferentes de lo que éramos nosotros antaño!, exclamó aquel viejo alumno.
-         ¡Por desgracia! ¡Qué desgana en este recreo!
-         De aquí proviene la frialdad de muchos para acercarse a los santos sacramentos, el descuido de las prácticas de piedad en la iglesia y en otros lugares; el estar de mala gana en un lugar donde la divina Providencia los colma de todo bien corporal, espiritual e intelectual. De aquí la no correspondencia de muchos a su vocación; de aquí la ingratitud para con los superiores; de aquí los secretitos y murmuraciones, con todas las demás consecuencias deplorables.
-         Comprendo, respondí. Pero ¿cómo reanimar a estos queridos jóvenes para que vuelvan a la antigua vivacidad, alegría y expansión?
-         Con el amor.
-         ¿Amor? Pero ¿es que mis jóvenes no son bastante amados? Tú sabes cómo los amo. Tú sabes cuánto he sufrido por ellos y cuánto he tolerado en el transcurso de cuarenta anos, y cuánto tolero y sufro en la actualidad. Cuántos trabajos, cuántas humillaciones, cuántos obstáculos, cuántas persecuciones para proporcionarles pan, albergue, maestros, y especialmente para buscar la salvación de sus almas. He hecho cuanto he podido y sabido por ellos, que son el afecto de toda mi vida.
-         No hablo de ti.
-         ¿Pues de quién, entonces? ¿De quienes hacen mis veces: los directores, prefectos, maestros o asistentes? ¿No ves que son mártires del estudio y del trabajo y que consumen los anos de su juventud en favor de quienes les ha encomendado la divina Providencia?
-         Lo veo, lo sé; pero no basta; falta lo mejor.
-         ¿Qué falta, pues?
-         Que los jóvenes no sean solamente amados, sino que se den cuenta de que se les ama.
-         Pero, ¿no tienen ojos en la cara? ¿No tienen luz en la inteligencia? ¿No ven que cuanto se hace en su favor se hace por su amor?
-         No, repito; no basta.
-         Qué se requiere, pues?
-         Que, al ser amados en las cosas que les agradan, participando en sus inclinaciones infantiles, aprendan a ver el amor en aquellas cosas que naturalmente les agradan poco, como son la disciplina, el estudio, la mortificación de sí mismos, y que aprendan a hacer estas cosas con amor.
-         Explícate mejor.
-         Observe a los jóvenes en el recreo.
-         Observé. Después dije:
-         ¿Qué hay que ver de especial?
-         ¿Tantos años educando a la juventud y no comprende? Observe mejor. ¿Dónde están nuestros salesianos?

Me fijé y vi que eran muy pocos los sacerdotes y clérigos que estaban mezclados entre los jóvenes, y muchos menos los que tomaban parte en sus juegos. Los superiores no eran ya el alma de los recreos. La mayor parte de ellos paseaban, hablando entre sí, sin preocuparse de lo que hacían los alumnos; otros jugaban, pero sin pensar para nada en los jóvenes; otros vigilaban de lejos, sin advertir las faltas que se cometían; alguno que otro corregía a los infractores, pero con ceño amenazador y raramente. Había algún salesiano que deseaba introducirse en algún grupo de jóvenes, pero vi que los muchachos buscaban la manera de alejarse de sus maestros y superiores.

Entonces mi amigo continuó:
-         En los primeros tiempos del oratorio, ¿usted no estaba siempre con los jóvenes, especialmente durante el recreo? ¿Recuerda aquellos hermosos años? Era una alegría de paraíso, una época que recordamos siempre con cariño, por que el amor lo regulaba todo, y nosotros no teníamos secretos para usted.
-         ¡Cierto! Entonces todo era para mí motivo de alegría, y en los jóvenes entusiasmo por acercárseme y quererme hablar; existía verdadera ansiedad por escuchar mis consejos y ponerlos en práctica. Ahora, en cambio, las continuas audiencias, mis múltiples ocupaciones y la falta de salud me lo impiden.
-         De acuerdo; pero si usted no puede, ¿por qué no le imitan sus salesianos? ¿Por qué no insiste y exige que traten a los jóvenes como los trataba usted?
-         Yo les hablo e insisto hasta cansarme, pero desgraciadamente muchos no se sienten con fuerzas para arrostrar las fatigas de antaño.
-         Y así, descuidando lo menos, pierden lo más; y este más son sus fatigas. Que amen lo que agrada a los jóvenes, y los jóvenes amarán lo que les gusta a los superiores. De esta manera, el trabajo les será llevadero. La causa del cambio presente del oratorio es que un grupo de jóvenes no tiene confianza con los superiores. Antiguamente los corazones todos estaban abiertos a los superiores, a quienes los jóvenes amaban y obedecían prontamente. Pero ahora, los superiores son considerados sólo como tales y no como padres, hermanos y amigos; por tanto, son temidos y poco amados. Por eso, si se quiere formar un solo corazón y una sola alma por amor a Jesús, hay que romper esa barrera fatal de la desconfianza y sustituirla por la confianza cordial. Así pues, que la obediencia guíe al alumno como la madre a su hijo. Entonces reinará en el oratorio la paz y la antigua alegría.
-         ¿Cómo hacer, pues, para romper esta barrera?
-         Familiaridad con los jóvenes, especialmente en el recreo. Sin familiaridad no se demuestra el afecto, y sin esta demostración no puede haber confianza. El que quiere ser amado debe demostrar que ama. Jesucristo se hizo pequeño con los pequeños y cargó con nuestras enfermedades. ¡He aquí el maestro de la familiaridad! El maestro al cual sólo se ve en la cátedra es maestro y nada más; pero, si participa del recreo de los jóvenes, se convierte en un hermano. Si a uno se le ve en el púlpito predicando, se dirá que no hace más que cumplir con su deber, pero, si dice en el recreo una buena palabra, es palabra de quien ama. ¡Cuántas conversiones no se debieron a alguna de sus palabras dichas de improviso al oído de un jovencito mientras se divertía! El que sabe que es amado, ama, y el que es amado lo consigue todo, especialmente de los jóvenes. Esta confianza establece como una corriente eléctrica entre jóvenes y superiores. Los corazones se abren y dan a conocer sus necesidades y manifiestan sus defectos. Este amor hace que los superiores puedan soportar las fatigas, los disgustos, las ingratitudes, las molestias, las faltas y las negligencias de los jóvenes. Jesucristo no quebró la cana ya rota ni apagó la mecha humeante. He aquí vuestro modelo. Entonces no habrá quien trabaje por vanagloria; ni quien castigue por vengar su amor propio ofendido; ni quien se retire del campo de la asistencia por celo a una temida preponderancia de otros; ni quien murmure de los otros para ser amado y estimado de los jóvenes, con exclusión de todos los demás superiores, mientras, en cambio, no cosecha más que desprecio e hipócritas zalamerías; ni quien se deje robar el corazón por una criatura y, para adular a ésta, descuide a todos los demás jovencitos; ni quienes por amor a la propia comodidad, dejen a un lado el gravísimo deber de la vigilancia, ni quien por falso respeto humano, se abstenga de amonestar a quien necesite ser amonestado. Si existe este amor efectivo, no se buscará más que la gloria de Dios y el bien de las almas. Cuando languidece este amor, es que las cosas no marchan bien. ¿Por qué se quiere sustituir el amor por la frialdad de un reglamento? ¿Por qué los superiores dejan de cumplir las reglas que Don Bosco les dicto? ¿Por qué el sistema de prevenir desórdenes con vigilancia y amor se va reemplazando poco a poco por el sistema, menos pesado y más fácil para el que manda, de dar leyes que se sostienen con castigos, encienden odios y acarrean disgustos, y si se descuida el hacerlas observar, producen desprecio para los superiores y son causa de desórdenes gravísimos?

Esto sucede necesariamente si falta familiaridad. Si, por tanto, se desea que en el Oratorio reine la antigua felicidad, hay que poner en vigor el antiguo sistema: El superior sea todo para todos, siempre dispuesto a escuchar toda duda o lamentación de los jóvenes, todo ojos para vigilar paternalmente su conducta, todo corazón para buscar el bien espiritual y temporal de aquellos a quienes la Providencia ha confiado a sus cuidados. Entonces los corazones no permanecerán cerrados ni reinarán ya ciertos secretitos que matan. Sólo en caso de inmoralidad sean los superiores inflexibles. Es mejor correr el peligro de alejar de casa a un inocente que quedarse con un escandaloso. Los asistentes consideren como un gravísimo deber de conciencia el referir a los superiores todo lo que sepan que de algún modo ofende a Dios.

Entonces yo pregunté.
-         Cuál es el medio principal para que triunfe semejante familiaridad y amor y confianza?
-         La observancia exacta del reglamento de la casa.
-         ¿Y nada más?
-         El mejor plato en una comida es la buena cara.

Mientras mi antiguo alumno terminaba de hablar así y yo seguía contemplando con verdadero disgusto el recreo, poco a poco me sentí oprimido por un gran cansancio que iba en aumento. Esta opresión llegó a tal punto, que no pudiendo resistir por más tiempo, me estremecí y me desperté. Me encontré de pie junto a mi lecho. Mis piernas estaban tan hinchadas y me dolían tanto, que no podía estar de pie. Era ya muy tarde; por ello, me fui a la cama decidido a escribir estos renglones a mis queridos hijos.

Yo no deseo tener estos sueños, porque me cansan demasiado.

Al día siguiente me sentía agotado; no veía la hora de irme a la cama por la noche. Pero he aquí que, apenas me acosté, comenzó de nuevo el sueño.

Tenía ante mí el patio, los jóvenes que están actualmente en el oratorio y el mismo antiguo alumno. Comencé a preguntarle:
-         Lo que me dijiste se lo haré saber a mis salesianos; pero, ¿qué debo decir a los jóvenes del Oratorio?
-         Me respondió:
-         Que reconozcan lo mucho que trabajan y estudian los superiores, maestros y asistentes por amor a ellos, pues si no fuese por su bien, no se impondrían tantos sacrificios; que recuerden que la humildad es la fuente de toda tranquilidad; que sepan soportar los defectos de los demás, pues la perfección no se encuentra en el mundo, sino solamente en el paraíso; que dejen de murmurar, pues la murmuración enfría los corazones; y, sobre todo, que procuren vivir en la santa gracia de Dios. Quien no vive en paz con Dios, no puede tener paz consigo mismo ni con los demás.
-         ¿Entonces me dices que hay entre mis jóvenes quienes no están en paz con Dios?
-         Esta es la primera causa del malestar, entre las otras que tú sabes y debes remediar sin que te lo tenga que decir yo ahora. En efecto, sólo desconfía el que tiene secretos que ocultar, quien teme que estos secretos sean descubiertos, pues sabe que le acarrearía vergüenza y descrédito. Al mismo tiempo, si el corazón no está en paz con Dios, vive angustiado, inquieto, rebelde a toda obediencia, se irrita por nada, se cree que todo marcha mal, y como él no ama, Juzga que los superiores tampoco le aman a él.
-         Pues, con todo, ¿no ves amigo mío, la frecuencia de confesiones y comuniones que hay en el oratorio?
-         Es cierto que la frecuencia de confesiones es grande, pero lo que falta en absoluto en muchísimos jóvenes que se confiesan es la firmeza en los propósitos. Se confiesan, pero siempre de las mismas faltas, de las mismas ocasiones próximas, de las mismas malas costumbres, de las mismas desobediencias, de las mismas negligencias en el cumplimiento de los deberes. Así siguen meses y meses e incluso anos, y algunos llegan hasta el final de los estudios. Tales confesiones valen poco o nada; por tanto, no proporcionan la paz, y si un jovencito fuese llamado en tal estado al tribunal de Dios, se vería en un aprieto.
-         ¿Hay muchos de esos en el oratorio?
-         Pocos, en comparación con el gran número de jóvenes que hay en casa. Fíjate. - Y me los iba indicando.
-         Miré, y vi uno por uno a aquellos jóvenes. Pero, en estos pocos, vi cosas que amargaron grandemente mi corazón. No quiero ponerlas por escrito, pero cuando vuelva quiero comunicarlas a cada uno de los interesados. Ahora os diré solamente que es tiempo de rezar y de tomar firmes resoluciones; de hacer propósitos no de boca, sino con los hechos, y de demostrar que los Comollo, los Domingo Savio, los Besucco y los Saccardi viven todavía entre nosotros.

Por último pregunté a aquel amigo mío:

-         ¿Tienes algo más que decirme?
-         Predica a todos, mayores y pequeños, que recuerden siempre que son hijos de María Santísima Auxiliadora. Que ella los ha reunido aquí para librarlos de los peligros del mundo, para que se amen como hermanos y den gloria a Dios y a ella con su buena conducta; que es la Virgen quien les provee de pan y de cuanto necesitan para estudiar con innumerables gracias y portentos. Que recuerden que están en vísperas de la fiesta de su Santísima Madre y que, con su auxilio, debe caer la barrera de la desconfianza que el demonio ha sabido levantar entre jóvenes y superiores, y de la cual sabe aprovecharse para ruina de algunas almas.
-         ¿Y conseguirernos derribar esta barrera?
-         Sí, ciertamente, con tal de que mayores y pequeños estén dispuestos a sufrir alguna pequeña mortificación por amor a María y pongan en práctica cuanto he dicho.

Entretanto yo continuaba observando a mis jovencitos, y ante el espectáculo de los que veía encaminarse a su perdición eterna, sentí tal angustia en el corazón que me desperté. Querría contaros otras muchas cosas importantísimas que vi; pero el tiempo y las circunstancias no me lo permiten.

Concluyo: ¿Sabéis qué es lo que desea de vosotros este pobre anciano que ha consumido toda su vida por sus queridos jóvenes? Pues solamente que, guardadas las debidas proporciones, vuelvan a florecer los días felices del antiguo oratorio. Los días del amor y la confianza entre jóvenes y superiores; los días del espíritu de condescendencia y de mutua tolerancia por amor a Jesucristo; los días de los corazones abiertos con tal sencillez y candor, los días de, la caridad y de la verdadera alegría para todos. Necesito que me consoléis dándome la esperanza y la palabra de que vais a hacer todo lo que deseo para el bien de vuestras almas.

Vosotros no sabéis apreciar la suerte de estar acogidos en el oratorio. Os aseguro, delante de Dios, que basta que un joven entre en una casa salesiana para que la Santísima Virgen lo torne enseguida bajo su especial protección. Pongámonos, pues, todos de acuerdo. La calidad de los que mandan y la caridad de los que deben obedecer haga reinar entre nosotros el espíritu de san Francisco de Sales. Queridos hijos míos, se acerca el tiempo en que tendré que separarme de vosotros y partir para mi eternidad. (Nota del secretario: Al llegar aquí, Don Bosco dejó de dictar; sus ojos se inundaron de lágrimas, no a causa del disgusto, sino por la inefable ternura que se reflejaba en su rostro y en sus palabras; unos instantes después continuó): Por tanto, mi mayor deseo, queridos sacerdotes, clérigos y jóvenes, es dejaros encaminados por la senda del Señor, que Él mismo desea para vosotros.

Con este fin, el Santo Padre, al cual he visto el viernes, 9 de mayo, os envía de todo corazón su bendición. El día de María Auxiliadora me encontraré en vuestra compañía ante la imagen de nuestra amorosísima Madre. Quiero que esta gran fiesta se celebre con toda solemnidad: que don José y don Segundo se encarguen de que la alegría reine también en el comedor. La festividad de María Auxiliadora debe ser el preludio de la fiesta eterna que hemos de celebrar todos juntos un día en el paraíso.

Vuestro afectísimo amigo en Jesucristo
JUAN BOSCO, Pbro.



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