Charlas Y Retiro CUARESMALES

<<HOGARES DON BOSCO>>
Invita a los miembros de la Familia Salesiana
y a cuantos estén interesados, a las




CHARLAS CUARESMALES 2014

6 y 7 de marzo   - 20.00 h.  -  Colegio Salesiano

a  cargo de

D. JOSÉ AGUIRRE MACÍAS  sdb

Coordinador Nacional de Plataformas Sociales Salesianas
Vicepresidente de la Fundación Proyecto Don Bosco



.-.


RETIRO CUARESMAL
para la Familia Salesiana

*VÍSPERAS  - TEMA - MEDITACIÓN - CONFESIONES - EUCARISTÍA*


8 de marzo  -  17.00 h.  -  Colegio Salesiano

a cargo de

D. MANUEL RUBIO V.  sdb



Pozoblanco 2014

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2014

Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza (cfr. 2 Cor 8, 9) 

Queridos hermanos y hermanas: Con ocasión de la Cuaresma os propongo algunas reflexiones, a fin de que os sirvan para el camino personal y comunitario de conversión. Comienzo recordando las palabras de san Pablo: «Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8, 9). 

El Apóstol se dirige a los cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y ayudar a los fieles de Jerusalén que pasan necesidad. ¿Qué nos dicen, a los cristianos de hoy, estas palabras de san Pablo? ¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico? La gracia de Cristo Ante todo, nos dicen cuál es el estilo de Dios. Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…». 

Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre; descendió en medio de nosotros, se acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se “vació”, para ser en todo semejante a nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb 4, 15). ¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! La razón de todo esto es el amor divino, un amor que es gracia, generosidad, deseo de proximidad, y que no duda en darse y sacrificarse por las criaturas a las que ama. La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del amado. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros. Jesús, en efecto, «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, 22). La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma, sino —dice san Pablo— «...para enriqueceros con su pobreza». No se trata de un juego de palabras ni de una expresión para causar sensación. Al contrario, es una síntesis de la lógica de Dios, la lógica del amor, la lógica de la Encarnación y la Cruz. Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica. 

¡El amor de Cristo no es esto! Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria. Nos sorprende que el Apóstol diga que fuimos liberados no por medio de la riqueza de Cristo, sino por medio de su pobreza. Y, sin embargo, san Pablo conoce bien la «riqueza insondable de Cristo» (Ef 3, 8), «heredero de todo» (Heb 1, 2). ¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino (cfr. Lc 10, 25ss). Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor lleno de compasión, de ternura, que quiere compartir con nosotros. 

La pobreza de Cristo que nos enriquece consiste en el hecho que se hizo carne, cargó con nuestras debilidades y nuestros pecados, comunicándonos la misericordia infinita de Dios. La pobreza de Cristo es la mayor riqueza: la riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y solamente su voluntad y su gloria. Es rico como lo es un niño que se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su ternura. 

La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el Hijo, su relación única con el Padre es la prerrogativa soberana de este Mesías pobre. Cuando Jesús nos invita a tomar su “yugo llevadero”, nos invita a enriquecernos con esta “rica pobreza” y “pobre riqueza” suyas, a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito (cfr Rom 8, 29). Se ha dicho que la única verdadera tristeza es no ser santos (L. Bloy); podríamos decir también que hay una única verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo. Nuestro testimonio Podríamos pensar que este “camino” de la pobreza fue el de Jesús, mientras que nosotros, que venimos después de Él, podemos salvar el mundo con los medios humanos adecuados. No es así. En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando el mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los Sacramentos, en la Palabra y en su Iglesia, que es un pueblo de pobres. 

La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo. A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza. Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual. La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad como la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural. 

Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su servicio, su diakonia, para responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad. En los pobres y en los últimos vemos el rostro de Cristo; amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo. Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar el modo de que cesen en el mundo las violaciones de la dignidad humana, las discriminaciones y los abusos, que, en tantos casos, son el origen de la miseria. Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir. No es menos preocupante la miseria moral, que consiste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado. 

¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros —a menudo joven— tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! ¡Cuántas personas han perdido el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el futuro y han perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud. En estos casos la miseria moral bien podría llamarse casi suicidio incipiente. Esta
forma de miseria, que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios, que en Cristo nos tiende la mano, porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso. Dios es el único que verdaderamente salva y libera. 

El Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual: en cada ambiente el cristiano está llamado a llevar el anuncio liberador de que existe el perdón del mal cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama gratuitamente, siempre, y que estamos hechos para la comunión y para la vida eterna. ¡El Señor nos invita a anunciar con gozo este mensaje de misericordia y de esperanza! Es hermoso experimentar la alegría de extender esta buena nueva, de compartir el tesoro que se nos ha confiado, para consolar los corazones afligidos y dar esperanza a tantos hermanos y hermanas sumidos en el vacío. Se trata de seguir e imitar a Jesús, que fue en busca de los pobres y los pecadores como el pastor con la oveja perdida, y lo hizo lleno de amor. Unidos a Él, podemos abrir con valentía nuevos caminos de evangelización y promoción humana. Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza. 

La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele. Que el Espíritu Santo, gracias al cual «[somos] como pobres, pero que enriquecen a muchos; como necesitados, pero poseyéndolo todo» (2 Cor 6, 10), sostenga nuestros propósitos y fortalezca en nosotros la atención y la responsabilidad ante la miseria humana, para que seamos misericordiosos y agentes de misericordia. 

Con este deseo, aseguro mi oración por todos los creyentes. Que cada comunidad eclesial recorra provechosamente el camino cuaresmal. Os pido que recéis por mí. Que el Señor os bendiga y la Virgen os guarde. 

Vaticano, 26 de diciembre de 2013 Fiesta de San Esteban, diácono y protomártir 

FRANCISCO

Las Cofradías y Mensaje del Papa para la Cuaresma 2014

Hace unos días estuve presenciando una “Mesa Redonda” que organizó la Unión de Cofradías, de Semana Santa de mi Ciudad, con motivo del sesenta aniversario de su fundación, allá por el año 1954, y en la que participaron tres Presidentes insignes de las Agrupaciones de la Semana Santa Andaluza: el de Málaga, el de Sevilla y el de Jaén, junto al de Úbeda que hacía de anfitrión
El Acto me satisfizo y estuvo muy bien.  Todos hablaron muy documentadamente de sus respectivas Agrupaciones y de sus múltiples actividades. Como colofón,  se abrió un turno de preguntas-respuestas, muy interesante también. Me gustaría destacar, porque viene al caso de lo que deseo transmitir en este artículo, una intervención del Presidente Sevillano que coincide plenamente con mis ideas y que de no haber sacado él el tema, yo tenía preparada una pregunta al respecto.
Me refiero al tema de la FORMACIÓN  de los Cofrades y para los Cofrades. Para mí es éste un objetivo importantísimo, que no se debe olvidar en las Programaciones de todas y cada una de nuestras Cofradías y Hermandades de Pasión, Gloria o Patronales. Y en los ambientes Salesianos andaluces tenemos bastantes Cofradías.  Sin una formación seria, programada y debidamente escalonada, podemos caer en un activismo excesivo y predominante que nos haría estar vacíos, huecos y con el peligro de que todo lo programado y realizado se caiga por tierra y se derrumbe, como lo haría un edificio sin cimientos sólidos.
La Formación es algo tan necesario como urgente, ya que algunos Cofrades,  desde las Catequesis de Comunión, Confirmación - si están confirmados- y Prematrimoniales, para los que estén casados, no han tenido otras en su vida, nada más que las que les pueda ofrecer su Cofradía o Hermandad. De ahí la gran responsabilidad del Presidente o Hermano Mayor, del  Vocal de Formación y sobre todo del Consiliario-Sacerdote, que debe ejercer además  como Director Espiritual.
Por lo que es importantísima la labor de los Vocales  de Formación, que deben ser Cofrades bien preparados e idóneos para el cargo, y de los Capellanes de cada Cofradía y Hermandad. Labor didáctica y docente en los temas de la Iglesia, en el conocimiento de la Biblia, de los Documentos y Cartas pastorales de nuestros Obispos, de las Encíclicas, Mensajes  y Exhortaciones del Papa y en fin de todos aquellos documentos que nos vayan poniendo al día y nos vayan formando en temas bíblicos, morales, religiosos y catequéticos, para que estando cada vez más preparados  podamos actuar mejor y hacer más bien a nuestros semejantes. Otros temas de índole social, laboral, política o sindical también deben interesar al Cofrade comprometido, para hacer un mundo más justo y más feliz; pero no es a este tipo de formación a la que hoy quiero referirme, consciente como soy de que es tan necesaria como la otra, para construir en este mundo la “Ciudad de Dios”, que dijera S. Agustín,  en medio de la “Ciudad Humana”.
Y no quisiera terminar sin traer a colación un documento del Papa Francisco, en el que están plasmados su pensamiento y sus consejos para esta Cuaresma del 2014. El Mensaje del Papa gira en torno a esta frase de la Epístola a los Corintios: “Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” (2 Cor. 8, 9). De este Mensaje  voy a entresacar algunas de las frases que más me han llamado la atención,  al ir leyéndolo y que nos pueden servir cada una de ellas para una reposada meditación:
“San Pablo indica el camino personal y comunitario de conversión, dirigido a los cristianos de Corintio, para alentarlos a ser generosos y a ayudar a los hermanos de Jerusalén que pasaban necesidad”.
“El amor divino es gracia, generosidad, deseo de proximidad y que no duda en darse y sacrificarse por las criaturas a las que ama”.
“Hay una única y verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo”.
“Estamos llamados los cristianos a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas”. Y sigue el Papa aclarando los tres tipos de miserias que acosan a las personas:
-          Miseria material, que es la que llamamos pobreza.
-          Miseria moral, que es la que nos convierte en esclavos del vicio y del pecado (dependencia del alcohol, drogas, juego, pornografía), que podría llamarse casi suicidio incipiente.
-          Miseria espiritual, que es la que nos golpea cuando nos alejamos de 

Dios y rechazamos su Amor. El antídoto es el Evangelio de Jesús.

“Dios es el único que verdaderamente SALVA Y LIBERA”.

Concluyo  con la última frase del mensaje del Papa, especialmente dirigida a los que piensan  que para ellos la Cuaresma se arregla con dar un  poco más de limosna, intentando con ello tranquilizar su  conciencia; a esto el Papa dice tajantemente:
                              
“Desconfío de la limosna que no cuesta y que no duele”
                                                                               
 Úbeda y Febrero de 2014

Fernando Gámez de la Blanca: Coordinador Inspectorial  HDB

Lectio divina. Año Litúrgico 2013-14. Ciclo A. 09 de Febrero de 2014


Is 58,710; I CO 2, 15; Mt 5,1316
    V/ Dios mío, ven en mi auxilio.
R/ Señor date prisa en socorrerme.
V/ Gloria al Padre…
R/ Como era en un principio…
Oración: Vela, Señor, con amor continuo sobre tu familia, protégela y defiéndala siempre, y que sólo en ti ha puesto su esperanza.
SALMO  RESPONSORIAL (Sal 111)

El justo brilla en las tinieblas como una luz.
En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos.

El justo brilla en las tinieblas como una luz.
El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor.

El justo brilla en las tinieblas como una luz.
Su corazón está seguro, sin temor. Reparte limosnas a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad.

El justo brilla en las tinieblas como una luz.


Domingo Quinto T.O.
SALMO  Bíblico (Sal 111)
[Tema central: Bienaventurado quien teme al Señor y ama a su prójimo con obras de misericordia. Es un salmo «alfabético»: cada medio verso o hemistiquio va precedido de una de las sucesivas letras del alfabeto hebreo.ElAleluya inicial indica el destino litúrgico de la composición. En nuestra versión de los salmos para uso litúrgico se suprimen el Aleluya y las letras del alfabeto. La Biblia de Jerusalén da a este salmo el título de Elogio del justo. Este salmo y el precedente, el 110, son afines por doctrina, estilo y estructura poética. El salmo 111 aplica al justo expresiones que el salmo 110 aplicaba a Dios.- Para Nácar-Colunga el título del salmo es Bienandanza del justo. Canta la bienaventuranza del justo y la benigna providencia de Dios sobre él. El salmo 110 es un himno de alabanza a Dios por sus grandes beneficios en favor de su pueblo, y el salmo 111, recogiendo la doctrina del salmo anterior, canta las ventajas que al justo reporta la virtud: todo en su vida prosperará. Es un salmo gemelo del anterior. El estilo es sapiencial.- «En el salmo 110 se agradecía la bondad de Dios manifestada continuamente en sus obras. El salmo 111 es un himno de gozo por las personas que aman a Dios y que ponen en él su confianza. El gozo, anunciado por Jesús en las bienaventuranzas, prometido en la última cena y comunicado en su resurrección, consiste en la convicción de ser amados de Dios, y en la decisión de amarle y de compartir los bienes con los [Tema central: Bienaventurado quien teme al Señor y ama a su prójimo con obras de misericordia. Es un salmo «alfabético»: cada medio verso o hemistiquio va precedido de una de las sucesivas letras del alfabeto hebreo. ElAleluya inicial indica el destino litúrgico de la composición. En nuestra versión de los salmos para uso litúrgico se suprimen el Aleluya y las letras del alfabeto. La Biblia de Jerusalén da a este salmo el título de Elogio del justo. Este salmo y el precedente, el 110, son afines por doctrina, estilo y estructura poética. El salmo 111 aplica al justo expresiones que el salmo 110 aplicaba a Dios.- Para Nácar-Colunga el título del salmo es Bienandanza del justo. Canta la bienaventuranza del justo y la benigna providencia de Dios sobre él. El salmo 110 es un himno de alabanza a Dios por sus grandes beneficios en favor de su pueblo, y el salmo 111, recogiendo la doctrina del salmo anterior, canta las ventajas que al justo reporta la virtud: todo en su vida prosperará. Es un salmo gemelo del anterior. El estilo es sapiencial.- «En el salmo 110 se agradecía la bondad de Dios manifestada continuamente en sus obras. El salmo 111 es un himno de gozo por las personas que aman a Dios y que ponen en él su confianza. El gozo, anunciado por Jesús en las bienaventuranzas, prometido en la última cena y comunicado en su resurrección, consiste en la convicción de ser amados de Dios, y en la decisión de amarle y de compartir los bienes con los demás» (J. Esquerda Bifet).]
* * *
La virtud del justo, reconocida y premiada
Recogiendo la última idea del salmo anterior («Primicia de la sabiduría es el temor del Señor...»), el poeta desarrolla ahora las ventajas que al justo reporta la virtud: todo en su vida prosperará. En este sentido, puede considerarse como la segunda parte del salmo anterior. En el salmo 110 se cantaba el poder y fidelidad de Yahvé a sus promesas, con todo lo que ellas implican de protección a los rectos de corazón; en éste se explicitan las bienandanzas de aquel que corresponde a los beneficios divinos. Es, pues, este salmo como el desarrollo del principio expresado en el v. 10 del salmo anterior: «Primicia de la sabiduría es el temor del Señor...». El varón justo debe tener relaciones de piedad reverencial y espíritu de docilidad a Dios (vv. 1-4), y como consecuencia de su vida religiosa están sus virtudes de justicia para con el prójimo (vv. 5-10).
VV. 1-4.- Conforme a lo expresado en el v. 10 del salmo anterior -«Primicia de la sabiduría es el temor del Señor...»-, el poeta prosigue ahora exponiendo las ventajas del que se entrega de todo corazón a Dios, cumpliendo con fidelidad sus mandamientos. En primer lugar, se verá bendecido con una vigorosa descendencia, que será poderosa en el país, pues prosperará en sus haciendas. Dios no desampara a la descendencia del justo, sino que la bendecirá con todo género de prosperidades, conforme a las antiguas promesas. Dada la falta de luces sobre la retribución en ultratumba en este estadio de la Revelación, el salmista, conformándose con la mentalidad tradicional sobre el problema, piensa que las bendiciones de Dios han de ser terrenales; por eso se habla de riquezas, de numerosa prole y de memoria permanente en la sociedad de su nombre y del de sus hijos. La prosperidad permanente es un signo de aprobación divina, según los escritos del AT. En medio de las tinieblas de una sociedad corrompida, la confianza en Dios es como una luz para los rectos. Dios se muestra siempre compasivo y clemente, dando a cada uno según sus obras, pues es justo en su providencia con los hombres.
VV. 5-8.- Expuestas las ventajas de vivir vinculados a Dios y plegándose a sus preceptos, el salmista pasa a hablar de las relaciones del justo con el prójimo. Dios premia al que es compasivo con el necesitado, prestándole -sin interés- de sus bienes para aliviar las necesidades del prójimo y llevando la marcha de sus negocios según las exigencias de la ley divina. A la sombra del Omnipotente, y con la conciencia de hacer el bien, nunca titubeará, sino que se afirmará y prosperará en sus bienes. Su memoria permanece en la sociedad, sin que se extinga su descendencia. Seguro de la protección divina, no temerá la mala nueva, pues los reveses de fortuna serán pasajeros, y, sobre todo, no sentirá sobresaltos, como el impío, ante el posible castigo divino. Su serenidad ante los acontecimientos contrastará con la triste suerte que espera a sus enemigos, que han vivido fuera de la ley divina.
VV. 9-10.- Bendecido con toda clase de bienes y nadando en la opulencia, sabrá distribuirlos con generosidad a los necesitados, sabiendo que tiene obligación de asistirlos conforme a sus posibilidades. Y, lejos de disminuir sus bienes, su poder se acrecentará, y será glorificado ante la sociedad, ya que todos verán que su fortuna es un premio a su virtud. La reacción del impío será de despecho y amargor, pero será impotente para impedir la prosperidad del justo. No le quedará sino rechinar los dientes ante su impotencia, pues sus planes y deseos contra el justo se frustrarán. El final del salmo es semejante al del salmo 1 (1,6: «porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal», como son similares los comienzos de ambos (1,1-2: «Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos... sino que su gozo es la ley del Señor»).
[Maximiliano García Cordero, en la Biblia comentada de la BAC]
demás» (J. Esquerda Bifet).]



Relectura Salmo 111 en clave cristina
Te temo, Señor,
Pero no quiero que sea un temor de miedo;
Quiero que sea un temor de respeto.
¡Quiero respetarte Señor,
Porque eres Dios
Creador de todas las cosas,
Porque eres mi Redentor,
El que me da toda la  alegría
Que tengo en mi vida.
Por eso, más que temerte
Te amo,
Y te amo de todo corazón
Quiero amarte en todas las cosas
Y mucho más en todas las personas,
Más aún en las que sufren,
En los que no tienen ptri,
Los que tienen una patria
dividida por las guerras.
Te amo, Señor,
Porque te temo, porque te tengo respeto,
Porque sé que Tú no hiciste sí el mundo;
Tú hiciste un mundo en paz,
Un mundo sin odio,
Un mundo con mor.
¿Cuándo llegaremos
A que el mundo sea como lo creaste?  

"Migas" Don Bosco 2014

El pasado domingo, 3 de febrero, el Movimiento de Hogares de Pozoblanco celebraba su encuentro en honor a San Juan Bosco.

Una Eucaristía perfectamente animada y motivada para la familia, donde los hijos e hijas tuvieron un papel muy significativo, fue el inicio de dicha celebración.

Tras la Eucaristía todos los asistentes nos dábamos encuentro en el teatro para tener un momento entrañable: Se presentaban los nuevos nombres de los grupos dejando atrás los números con los que se identificaba a los mismos. Este hecho originó, quizás sin querer, un verdadero homenaje a Don Bosco, su obra y a sus Salesianos:
Durante la presentación de los grupos por parte de los secretarios y las secretarias, se sucedieron momentos entrañables al compartir experiencias e ilusiones.
En la fotografía el grupo Felipe Rinaldi, recientemente creado y comienza su andadura en Hogares cargado de ilusión y alegría. Ánimo compañeros y amigos en Don Bosco.

Tras el momento en el teatro, pasamos a visitar el museo que el alumnado del colegio construyó en honor a Don Bosco y posteriormente, y como no, nuestra fantástica aparcería.

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