El pasado viernes 3 de septiembre tenía lugar la apertura
del nuevo curso de Hogares Don Bosco.
En primer lugar, para dar gracias al Señor y poner en sus
manos este nuevo curso de Hogares celebrábamos todos la Eucaristía, presidida
por nuestro querido consiliario Manolo Rubio, el cual nos brindaba una exquisita
y cuidada homilía de la cual todo podríamos destacar pero hacemos referencia a
algunas de sus palabras:
<<Pero también y sobre todo, hemos de buscar nuestro camino en la Palabra que
Dios nos regala en esta eucaristía
de la fiesta de san Francisco de Borja, un hombre que se dejó llevar del
Espíritu de Dios y dio todo lo mejor de sí por su Reino>>
<< Tanto es así que Pablo no duda en declarar
esa actitud bondadosa de aquella iglesia como signo de la bondad de Cristo. Una bondad, un afecto, un amor, una
unión que repercuten en bien de la propia comunidad produciendo unas ganancias, unos réditos, entre los que Pablo destaca tres:
1º.- “Ser,
existir en Cristo”: es decir, estar imbuidos de una vida totalmente nueva,
cuyos elementos esenciales son el gozo, la disponibilidad y el servicio: es un
modo totalmente distinto de situarse ante la vida.
2º.- “El
conocimiento de Cristo”: Entrar en el secreto de su persona y de su
programa, hacer la misma experiencia de bondad que animó su vida terrena, creer
que la unión con él potencia los valores que dan sentido y mantienen en pié a
la persona.
3º.- “Incorporarse
a Cristo”: Entrar en su seguimiento, acoger su programa, precisamente como
fuente de su bondad y de su misericordia >>.
<< Pero si queremos especificar, yo diría que necesitamos:
1ª.- Fortalecer nuestra identidad y pertenencia
a HDB: necesitamos pertenecer desde
certezas y convicciones.
2ª.- Priorizar
los encuentros del grupo sobre otras ocupaciones y actividades: el
grupo no es una mera ocasión aleatoria para tomárselo a broma o la buena.
3ª.- Profundizar
en los temas de formación, buscando siempre alimentar las raíces de
nuestra fe.
4ª.- Realizar una oración
constante, filial, humilde y confiada en la misericordia de Dios.
5ª.- Crecer en comunión
dentro del grupo para aspirar a ser verdaderas comunidades cristianas
>>.
Tras
esta preciosa Eucaristía se pasaban por parte del matrimonio responsable a dar
algunos avisos correspondientes a la formación, lotería, cuotas y viaje a Turín.
Posteriormente
pasábamos a degustar nuestro ya tradicional ágape, un momento de encuentro,
cariño y diálogo en torno a los aperitivos que los matrimonios preparan en casa
y que son compartidos por y para todos.
Mientras
tanto, nuestro matrimonio tesorero, Maribel Muñoz y Rafael Rodríguez, cobraban
la cuotas y repartían la lotería por grupos.
Al
finalizar, la alegría de la comisión de ver una alegre y considerable
asistencia que nos mostró el cariño y el ánimo para llevar a cabo las
actividades que se preparan para este nuevo curso.
La Comisión.
Eucaristía
de Apertura del curso de Hogares Don Bosco de Pozoblanco
Homilía de
nuestro Consiliario Manolo Rubio
Fil
3,7-14
Lc
18, 9-14
A estas alturas, ya hemos recibido pluralidad y diversidad de mensajes de cara al
proyecto pastoral del curso 2014-1015: el RM, el Inspector, la Comisión
Inspectorial y Local, el Director… Yo mismo, en la oración inicial de nuestra
asamblea, el 19 de septiembre pasado, sugería, en forma de oración, algunas
orientaciones para nuestra tarea.
Pero también y sobre todo, hemos de buscar nuestro camino en la Palabra que
Dios nos regala en esta eucaristía
de la fiesta de san Francisco de Borja, un hombre que se dejó llevar del
Espíritu de Dios y dio todo lo mejor de sí por su Reino.
La comunidad
cristiana de Filipos llama la
atención de Pablo (que les escribe desde la cárcel) porque, más allá de sus
limitaciones y posibilidades humanas (existía cierta división entre ellos) y
económicas, se ha mostrado con él
sumamente fraterna, bondadosa, generosa.
Tanto es así que Pablo no duda en declarar esa actitud
bondadosa de aquella iglesia como signo
de la bondad de Cristo. Una bondad, un afecto, un amor, una unión que
repercuten en bien de la propia comunidad produciendo unas ganancias, unos réditos,
entre los que Pablo destaca tres:
1º.- “Ser,
existir en Cristo”: es decir, estar imbuidos de una vida totalmente nueva,
cuyos elementos esenciales son el gozo, la disponibilidad y el servicio: es un
modo totalmente distinto de situarse ante la vida.
2º.- “El
conocimiento de Cristo”: Entrar en el secreto de su persona y de su
programa, hacer la misma experiencia de bondad que animó su vida terrena, creer
que la unión con él potencia los valores que dan sentido y mantienen en pié a
la persona.
3º.- “Incorporarse
a Cristo”: Entrar en su seguimiento, acoger su programa, precisamente como
fuente de su bondad y de su misericordia.
Pero estas
ganancias, les advierte Pablo, son, sobre todo todavía, un anhelo, una pretensión, no una
realidad lograda: para conseguirlo del todo hará falta recorrer el camino de la
vida en toda su realidad y crudeza, como si aún no hubiéramos conseguido nada. Hay que seguir corriendo, esforzándose
como el que más, hay que dar a la propia historia personal su máximo
desarrollo.
No vaya a
ocurrirnos como al fariseo de la
parábola de Jesús, que:
*sintiéndose
seguro ante Dios,
*con
una conciencia que no le censuraba de
nada,
*con
el convencimiento de que él era “bueno”,
porque cumplía la ley, porque rezaba y daba gracias Dios, porque de vez en cuando daba algún
donativo para los pobres y, a lo mejor, hasta pertenecía a HDB,
*sabiendo
distinguir entre “buenos” y “malos”,…
decepcionó a
Dios y no salió justificado, bendecido del templo:
*porque
sólo se contemplaba a sí mismo,
*porque
no sentía necesidad de la misericordia y de la bondad de Dios,
*y,
en vez de agradecer y alabar a Dios, se exhibía a sí mismo.
*Tras
su aparente piedad y bondad, se escondía la arrogancia y un ateísmo práctico:
se bastaba a sí mismo.
Para que progresemos, como la comunidad de Filipos y
no caigamos en la trampa del fariseo, me atrevería a sugerir unas orientaciones inspiradas en el sentido de la Palabra de Dios. Orientaciones
que bien podrían resumirse en una sola: REACCIONEMOS.
Reaccionemos ante esta sociedad
crítica e indiferente, que nos envuelve; ante
el exceso y el barullo de ocupaciones, de proyectos y expectativas, ante la tendencia a la comodidad, a lo
fácil, a la satisfacción inmediata; ante
la desidia, las falsas seguridades… No descuidemos lo verdaderamente
importante.
Pero si queremos especificar,
yo diría que necesitamos:
1ª.- Fortalecer nuestra identidad y pertenencia
a HDB: necesitamos pertenecer desde
certezas y convicciones.
2ª.- Priorizar
los encuentros del grupo sobre otras ocupaciones y actividades: el
grupo no es una mera ocasión aleatoria para tomárselo a broma o la buena.
3ª.- Profundizar
en los temas de formación, buscando siempre alimentar las raíces de
nuestra fe.
4ª.- Realizar una oración
constante, filial, humilde y confiada en la misericordia de Dios.
5ª.- Crecer en comunión
dentro del grupo para aspirar a ser verdaderas comunidades cristianas.
Que la
fuerza de esta eucaristía y el auxilio de María nos enseñen y nos ayuden
a conseguirlo.