Lectio divina Fuente: DABAR
Domingo 2º Cuaresma Ciclo “C” 24
de Febrero 2013
Gn 15, 5-12, 17-18; Sal 26, 7-14; Flp 3,17 – 4,1; Lc 9, 28b-36
1.
Oración inicial:
Señor y Padre nuestro,
tu amor nos sobrepasa. Tanto nos has amado que quedamos boquiabiertos ante tu
fidelidad. Ayúdanos a vivir unidos a Ti para que en medio de las dificultades
podamos permanecer firmes en el seguimiento de tu Hijo Jesús, Salvador
nuestro.
2. Lectura comprensiva: Lc 9, 28b-36
En aquel
tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la
montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus
vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran
Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a
consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y,
espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está
aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los
cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Este
es mi Hijo, el escogido, escuchadle». Cuando sonó la voz, se encontró Jesús
solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de
lo que habían visto.
3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al texto
V.28
En aquel tiempo. Este
encabezamiento habitual del texto litúrgico encubre la indicación temporal del
evangelista: Unos ocho días después de
estas palabras, en referencia a la invitación hecha por Jesús a seguirle en
su camino de cruz y de gloria (9,21-27). A
lo alto de una montaña. La montaña como lugar que facilita la cercanía de
Dios.
Vs.28-29
Para orar. Y mientras oraba. Lucas
es el único evangelista que menciona la oración como finalidad de la ida de
Jesús a la montaña.
V.30
Moisés y Elías. Las dos grandes
figuras de la Escritura Santa ,
cuya vuelta a la tierra era una de las expectativas del judaísmo inmediatamente
anterior a la era cristiana.
V.31 Hablaban de su muerte. El término empleado en el original no es muerte sino éxodo (salida), término que en el evangelio
de Lucas engloba pasión, muerte y resurrección.
V.32
Se caían de sueño; y espabilándose. Más en consonancia con el original: estaban
profundamente dormidos. Cuando se despertaron, vieron…
V.33
Maestro. El término utilizado por
Pedro es epistáta, el mismo de hace
dos domingos, cuando Jesús le pedía echar las redes mar adentro. Tiene el sentido de maestro, patrón, jefe, no el de maestro, enseñante, docente. Persona con capacidad de liderazgo. ¡Qué hermoso es estar aquí! En
realidad, las palabras de Pedro no son una exclamación sino una constatación: Es
bueno que nosotros estemos aquí. Pedro debió pensar que Juan, Santiago y él podrían evitar la marcha de
Moisés y de Elías, mencionada poco antes por el evangelista. Chozas. Tiendas,
cabañas. Evocan la morada de Israel en
el pasado y prefiguran su morada en el futuro mesiánico. En tiempos de Jesús,
la fiesta de las tiendas era una de las grandes concentraciones festivas de
Israel, con la mirada puesta siempre en
el pasado y, sobre todo, en el
futuro. No sabía lo que decía, comentario de
Lucas a unas palabras que, en un ejemplo de mala interpretación de la
situación, pretendían perpetuar la
presencia gloriosa de Jesús, Moisés y Elías.
V.34
La nube. Símbolo de la presencia
y de la gloria de Dios. Se asustaron. La
misma reacción de estupor y espanto de Pedro y sus socios de pesca hace dos
domingos. Miedo a desaparecer por completo ante la cercanía de Dios. Es el
miedo que se recoge en la expresión clásica temor de Dios. Impresión profunda, estremecedora, paralizante. De
ahí el comentario anterior de Lucas (no sabía lo que decía); de ahí también la contundente indicación
final de Lucas en el v.36: Ellos
guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían
visto. Silencio como reacción ante la magnitud de lo vivido y como recurso
para no banalizar lo vivido evitando que ello deviniera trivial, común, insustancial.
b. Texto
Todo comienza en el silencio de la
montaña y estando Jesús orando. Silencio, oración. La transfiguración de Jesús
y la presencia visible de Moisés y Elías están envueltos en el silencio y son
un acontecimiento de oración. Moisés y Elías hablan con Jesús, hablan de Jesús,
de su futuro de cruz y de gloria. Hablan de lo que Jesús hablaba con Dios y de
lo que Dios hablaba con Jesús. Así era la oración de Jesús (vs.29-31).
A partir de aquí, el evangelista
centra su atención en los tres discípulos. Es difícil hurtarse a la certeza de
estar ante una situación imborrable para Pedro, Juan y Santiago. Situación que
les cogió inicialmente dormidos, que ellos no provocaron, con la que se
toparon, que malinterpretaron y que, en su tramo final, los llenó de
miedo. ¿Por qué este miedo? Porque Dios
estaba allí, su nube los había envuelto y desde ella les hablaba a ellos: Este es mi Hijo elegido, escuchadlo. Cercanía
misteriosa de Dios, pero cercanía real, audible, que señalaba y designaba al
Jesús de carne y hueso que ellos conocían y a quien veían ahora como la tienda
divina en medio de ellos. El Jesús de carne y hueso les libraba del miedo a la
grandiosidad de Dios, pero desde ahora tenían la certeza del misterio divino
encerrado en Jesús, con la única gran diferencia de que la cercanía de Jesús no
les resultaba estremecedora ni aplastante.
Por increíble que pudiera parecerles, Jesús era Dios accesible a ellos.
A Él debían escuchar, Él era la
Palabra de Dios encarnada, Él daba sentido a toda la Escritura Santa ,
representada en Moisés y Elías.
4. Meditación:
Indicaciones para nuestra vida
Los grandes momentos de Dios con
nosotros están siempre envueltos de un gran silencio. Lo que es verdaderamente
grande pasa a menudo desapercibido; el quieto silencio se revela más fecundo
que la frenética agitación y el activismo. Estos nos hacen muchas veces
incapaces de detenernos, de estar tranquilos,
de escuchar el silencio en que Dios hace oír su voz discreta. El
misterio de Dios sucede en el silencio y es en el silencio donde podemos oír la
voz de Dios.
Aturdidos por tantos ruidos, tantos
estrépitos, tantas voces de nuestra ruidosa e hipersensibilizada vida moderna
estamos perdiendo el recogimiento, la interioridad, la aptitud a prestar oídos
a las secretas inspiraciones de Dios. Y sin recogimiento e interioridad, ¡qué
difícil es hablar con Dios y que Dios nos hable! ¡La voz de Dios es
habitualmente discreta! El misterio de Dios sucede en el silencio y es en el
silencio donde podemos oír la voz de Dios.
Hay situaciones que entenderemos
mejor, si antes hemos orado. Hay cosas que haremos mejor, si antes hemos orado.
Hay palabras que no diríamos, si antes hubiéramos orado. ¿No nos sobrarán actuaciones
y palabras y nos faltará oración?
Preguntas y cuestiones
El tiempo de Cuaresma
es tiempo de conversión, pero también de esperanza. Se nos ha concedido
anticipar el final de la “película”. ¿Cómo ando de esperanza en este tiempo de
cambio, de conversión hacia Dios?
Nos puede entrar la tentación de cambiar la alegría del Evangelio por
la tristeza de la necesaria Pasión. ¿He olvidado que el Evangelio es Buena
Noticia?
¿Yo también tengo que espabilarme para darme cuenta de la gloria que se
anuncia y que junto a ella están los hombres?
5, Contemplación:
“Transfiguración de Jesús”. En un ambiente de oración, el evangelista
Lucas sitúa esta escena tan evocadora acerca de quién es Jesucristo y cuál es
su misión. Jesús nos muestra su condición gloriosa. Es como un anticipo de su
resurrección y su gloria, que tendrán lugar después de su pasión y muerte en la
cruz.
6. Oración:
El Señor es mi luz y mi
salvación.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la
defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
Escúchame, Señor, que te llamo, ten piedad, respóndeme. Oigo en mi
corazón: «Buscad mi rostro».
Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. No rechaces con ira
a tu siervo, que tú eres mi auxilio.
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el
Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
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