Lectio divina Fuente: DABAR
4º Domingo T.O. Ciclo C. 3 de Febrero de 2013
Jr 31,4-5.17-19; Sal 70; 1 Co 12, 31-13, 13; Lc 4, 21-30
1.
Oración inicial:
Padre,
nos sentimos débiles ante el ambiente de dolor y de frialdad que nos rodea. Necesitamos
experimentar tu amor y tu fuerza para renovar nuestro corazón y seguir
fielmente a tu Hijo Jesús en medio de nuestro mundo. Concédenos tu Espíritu
para que sepamos aprovechar tu gracia.
2. Lectura comprensiva: LUCAS 4, 21-30
En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se ha
cumple esta Escritura que acabáis de oír». Y todos le expresaban su aprobación
y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían:
«¿No es éste el hijo de José?» Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel
refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”; haz también aquí en tu tierra lo que hemos
oído que has hecho en Cafarnaún. Y añadió: «Os aseguro que a ningún profeta es
bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos
de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una
gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías;
más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos
había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos
fue curado, más que Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se
pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un
barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
3. Comentario bíblico:
a.
Aclaraciones al texto
V.22 Todos expresaban su
aprobación. Expresar aprobación traduce un verbo griego que está abierto a un doble
matiz, favorable o desfavorable: atestiguar algo a favor o en contra de
alguien. En todo caso, el verbo griego no habla de aprobar sino de atestiguar.
El texto continúa: Y se admiraban de las palabras de gracia. Admirarse
traduce un verbo griego que contiene la idea de sorpresa, abierta también a un
doble matiz, positivo o negativo. Sorpresa con matiz positivo de entusiasmo (admirarse);
sorpresa con matiz negativo de desconcierto (extrañarse). Con anterioridad a este texto, Lucas ha
empleado el mismo verbo en cuatro ocasiones
(1,21.63; 2,18.33). En todas ellas la admiración no es de entusiasmo sino de
extrañeza. Es en este sentido en el que hay que entender también el verbo en el
texto de hoy, quedando así la traducción del mismo: Y todos le testimoniaban
su extrañeza (su desconcierto) por las palabras de gracia salidas de sus
labios.
V.24 Os aseguro; v.25 os garantizo.
Dos fórmulas aseverativas, para dar firmeza y garantía
a lo que se va decir. Su empleo antepuesto es propio y exclusivo de Jesús en
los evangelios y, además, no tuvo continuidad en ninguno de los apóstoles y
profetas de la Iglesia
primitiva. Por un lado, estamos ante un caso de reminiscencia histórica
clara; por otro, ante un caso de
veneración y respeto para quien era el único que podía hablar con una tal
autoridad.
V.26 Fue enviado; v.27 fue curado. Empleos de voz pasiva para evitar pronunciar el
nombre de Dios en señal de profundo respeto. El sujeto agente a quien remiten
ambas pasivas es Dios. Los
beneficiarios de la acción de Dios son una mujer del territorio de Sidón
(actual Líbano) y un sirio de nombre Naamán. En la óptica judía de entonces,
dos extranjeros, dos gentiles, dos paganos. En ambos casos, Jesús hace uso de
un mismo esquema: en Israel había muchas viudas y muchos leprosos en tiempos de
Elías y de Eliseo, sin embargo estos solo fueron enviados a una viuda y un
leproso no judíos (1Rey.17,8-9 y 2Rey 5,1-14).
V.30
Se alejaba. El verbo griego está
usado en su significado habitual de seguir caminando hacia el punto de destino.
De ahí que sería preferible la siguiente traducción: Pero Jesús se abrió paso ente ellos y siguió su camino.
b. Texto
Lo iniciamos donde lo dejábamos el
domingo pasado: silencio expectante de los asistentes y enfático hoy de Jesús, haciendo suyo el texto de
Isaías en el sentido más estricto del término: Jesús refería a sí mismo y a su
misión el texto de Isaías y suprimía de él la palabra venganza y mencionando
exclusivamente la palabra gracia.
Los oyentes, muy comprensiblemente, se
asustaron de esta relación de Jesús con la escritura sagrada, de su pretensión de ser él mismo el punto de
referencia intrínseco y la clave de interpretación de las palabras sagradas, de
su libertad para omitir palabras importantes del texto sagrado. Y el miedo se
transformó desde el primer momento en oposición: ¿No es este el hijo de José? Para los asistentes en la sinagoga
Jesús era uno más entre los otros, uno como ellos. La pretensión de Jesús no
podía ser más que una presunción. La lectura que Jesús acababa de hacer salía
de sus labios, pero no de los del profeta Isaías: este había hablado de gracia
y de venganza, mientras que Jesús acababa de hablar solo de gracia. Los
asistentes manifestaron a Jesús desde el primer momento su desconcierto y
oposición. Jesús así lo captó y también desde el primer momento supo que los
asistentes le estaban exigiendo garantías de su pretensión: Me recitaréis el refrán “médico, cúrate a
ti mismo”, haz aquí lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún. Y con la misma autoridad de su anterior hoy, Jesús les asegura y garantiza que su escuela de aprendizaje es la propia
escritura santa. Con ella en la mano no cabe hablar de gracia de Dios para unos (los judíos) y de venganza de Dios para otros (los paganos). El año de gracia del
Señor es para los unos y para los otros.
Los oyentes se pusieron furiosos y expulsaron a Jesús fuera de la ciudad
con intensión de despeñarlo. Precisamente con el mensaje de gracia que Jesús
trae se inaugura la perspectiva de la cruz. Lucas, que ha redactado con gran
cuidado su evangelio, ha puesto muy conscientemente esta escena como una
especie de título para toda la obra de Jesús.
4. Meditación:
Indicaciones para nuestra vida
Relación con el presente
El hoy de Jesús
fue un desafío entonces y sigue siendo un desafío ahora. ¿Por qué? Porque Jesús
era y sigue siendo referente intrínseco
y clave de interpretación de Dios; no un referente más o una clave más, sino el referente, la clave. Quién es Dios y
cómo es Dios solo lo sabemos con garantía por Jesús, quien, razonando con
lógica, no podía ser entonces ni puede ser ahora uno más entre los otros. Pero
este es precisamente el punto de arranque del desafío. Aceptar la diferencia
esencial de Jesús respecto a nosotros, proclamar que Jesús es el Señor, ¡esto
es creer en Jesús! No aceptar la autoridad de Jesús para hablar de Dios es
reducir a Jesús a uno más entre los otros, que es lo que hicieron los
conciudadanos de Jesús. Y puestas así las cosas, Dios será un desconocido o, lo
que sería peor, un dios a la medida de nuestros gustos, lo cual terminaría por
significar que nosotros seríamos dioses. ¡La peor de las desgracias! ¿Por qué?
Porque nos habríamos convertido en asesinos de Dios y en vez de gracia
divina habría venganza humana.
Preguntas y cuestiones
Jesús fue rechazado en Nazaret porque sus paisanos no supieron
trascender la apariencia del joven maestro que les hablaba de parte de Dios. Le
habían visto desde pequeño entre ellos y
no supieron hacer un acto de fe en su palabra. Es el mismo problema que todos
tenemos si querer creer en el Dios que Jesús nos muestra. ¿Qué me impide dar el
salto, fiarme de Él y entregarme a su causa?¿Qué pasos puedo dar o provocar en
otros para acercarme a Jesús resucitado, fundamento de la fe cristiana?
El Papa en su catequesis sobre la fe del miércoles 14 noviembre 2012
presentó tres peldaños para ayudarnos a creer en Dios: la belleza del mundo, la
profundidad del hombre y la vida de fe.
5, Contemplación:
Este domingo vemos en las experiencias de
Jeremías y de Jesús la obediencia a la llamada de Dios y su misión profética;
y, por otra parte, la dureza y el riesgo que conlleva su aceptación. Dos
personalidades unidas por su lucha y fracaso, por su vida y pasión. ¡No es
fácil ser profeta de Dios!
6. Oración:
Mira, Padre, nuestras
debilidades, ignorancias y pobrezas. Sabemos cuánto nos exige la fe y las
necesidades de nuestros hermanos los hombres.
Que tu Espíritu transforme también con la abundancia de su amor nuestros pobres
corazones y enardezca nuestra voluntad.
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