Lectio divina Fuente: DABAR
Domingo 4º de Pascua 21 de Abril de 2013. Ciclo C
Hch 13, 13.43-52;
Sal 99, 2-5; Ap 7, 9.14b-17; Jn 10, 27-30
1.
Oración inicial:
Jesucristo: Hablas de rebaño y
de ovejas, pero no eres pastor de manadas, sino de cada oveja en particular. Me
quieres personalmente y escucho tu voz que me da plena seguridad, porque4 estoy
en tus manos: es la inmensa seguridad de la fe.
2. Lectura comprensiva: JUAN 10, 27‑30
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis
ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la
vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi
Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la
mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».
3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al texto
V.27
Pastor-Ovejas. Imagen con
raigambre en el Antiguo Testamento, donde Dios mismo aparece como el pastor de
Israel que se desvive por sus ovejas. La imagen marcó profundamente la piedad
de Israel y, sobre todo en tiempos de calamidad, se convirtió en un mensaje de
consuelo y confianza.
V.28 Yo las conozco. Conocer es un verbo profusamente atestiguado en
el cuarto evangelio, mucho más que en los sinópticos y con una semántica mucho
más desarrollada y rica. Conocer engloba el ámbito del pensar, propio de la
razón, y el de la comunión, propio de una relación interpersonal fluida y
familiar.
Vida eterna. Vida sin fin, participación de la vida de Dios. No perecer para
siempre. No perecer jamás.
V.30 El Padre. Término consagrado por
Jesús para hablar de Dios. Jesús sólo pensaba en Jesús en términos de Padre.
b. Texto
Las autoridades
judías del Templo de Jerusalén han preguntado vehementemente a Jesús si él era
el Mesías enviado por Dios (10,24). Ésta será la pregunta que, en los
evangelios sinópticos, se le hará a Jesús en el proceso ante el Sanedrín,
episodio éste que en el cuarto evangelio no va a ser considerado como un juicio
propiamente dicho. Ello querría decir que el cuarto evangelista estaría
escribiendo el texto de hoy en clave de proceso anticipado a Jesús.
En su respuesta a
las autoridades, Jesús no emplea el término Mesías con el que éstas le han
preguntado, sino que se sirve de la
imagen Pastor-Ovejas. ¿Esquiva Jesús la pregunta de las autoridades? En absoluto;
Jesús responde de manera menos propensa a equívocos. Mesías era un término con
connotaciones diversas; Pastor, no. Haciendo suya la imagen de pastor de
ovejas, Jesús estaba asumiendo una prerrogativa que, en la Escritura Santa ,
correspondía a Dios. Las autoridades no podían menos de concluir que Jesús se
equiparaba a Dios y ello constituía la blasfemia por antonomasia y, como tal,
merecedora de la pena de muerte. De hecho, ésta es la conclusión que las
autoridades sacaron. Léase 10,33: Los
judíos trajeron piedras para apedrearlo.
Jesús no fue
equívoco en su respuesta: Yo y el Padre
somos uno. Si las ovejas (los suyos) escuchan a Jesús es porque lo
aceptaban en términos de sintonía y de unidad con Dios, algo que las
autoridades judías del Templo no hacían. Más aún, las ovejas (los suyos, los
creyentes) aprendían de Jesús a pensar en Dios y a hablar de Él en términos de
Padre. Entre Jesús y los suyos (los creyentes) existían un conocimiento y un
trato que no existían entre Jesús y las autoridades. Entre Jesús y los suyos
había sintonía, cercanía, familiaridad. Es en este marco en el que Jesús puede
aportar lo específico suyo y del Padre: vida eterna, protección, seguridad.
Jesús comunica su propia vida, la vida misma de Dios, divina, imperecedera;
Jesús defiende a los suyos; éstos están asegurados desde dentro contra el
riesgo de la inseguridad eterna.
4. Meditación:
Indicaciones para nuestra vida
Jesús me dice consuelo,
protección, seguridad, confianza. Y me dice todo eso, porque Jesús me da la
vida misma del Padre Dios.
Gracias a Jesús me sé y
me siento vivo con la vida misma del Padre Dios; experimento los desvelos y los
cuidados del Padre Dios. Gracias a Jesús me siento seguro, porque me sé
protegido por el Padre Dios. Gracias a Jesús vivo de la verdad y de ser amado,
de ser amado por la Verdad
Preguntas y cuestiones
El texto nos plantea la confianza
que tenemos depositada en Dios, Cristo mismo es quien nos dice que una vez que
formamos parte del rebaño, si nosotros no queremos nadie puede arrebatarnos de
las manos de Dios.
¿En mi vida,
en mi quehacer diario, confío que estoy en manos del Padre? ¿Siento que no
estoy solo ahí, que me acompañan mis hermanos? Jesús ha resucitado y está junto
al Padre pero yo no tengo por qué sentirme solo, abandonado. Yo también estoy
en las manos del Padre. ¿Me abandono a su voluntad o caigo en el dejarme llevar
o me resisto a ella? ¿Confío, soy un crédulo, o un indomable?
5, Contemplación:
Mi Padre, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del
Padre. (Jn 10, 29)
6. Oración:
Cristo ha resucitado y nosotros somos miembros de
su rebaño, esta semana que comienza trabajemos la confianza, el dejarnos
moldear y anunciemos que Cristo está con nosotros para siempre. Hay una cita de Los
sacramentos de la vida que dice que al morirse el padre del autor no se lo
ha llevado sino que lo ha introducido más a fondo en sus corazones. Disfrutemos
de esa sensación y anunciemos esa alegría de saber que no se ha ido, sino que
está más a fondo en nuestros corazones.
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