Lectio divina Fuente: DABAR
Sagrada Familia. Ciclo “C” 30
de Diciembre de 2012
Ecl 3, 2-6. 12-14; Sal.
127, 1-5; Col 3, 12-21; Lc 2, 42-52
1.
Oración inicial:
¡Cómo
no dirigirte, Señor, nuestra oración, por las familias que sufren tanto en
estos momentos por sus hijos que, en la falta de trabajo no pueden desarrollar
todas las capacidades acumuladas en su formación, ante la perspectiva de un
futuro profesional tan frustrante pierden sus ilusiones y se refugian en un ocio que, con frecuencia,
expresa su frustración y su rabia con formas de violencia o de evasión. Nos
gustaría que pudieran encontrarse contigo para descubrir la profundidad de tu
amor, la importancia vital de tu esperanza y la fuerza de caminar contando
contigo al lado!
2. Lectura comprensiva: LUCAS 2,
42-50
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por
las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta
según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó
en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Estos, creyendo que estaba en la
caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y
conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres
días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros,
escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban
asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron
atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu
padre y yo te buscábamos angustiados». El les contestó: «¿Por qué me buscabais?
¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no
comprendieron lo que quería decir. El bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su
autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo
en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al texto
Vs.41.
Las fiestas de Pascua. Período de
ocho días: comprendía la fiesta de Pascua propiamente dicha (primer día) y la
fiesta de los panes sin levadura o ázimos (siete días siguientes). La Pascua era una de las tres
grandes fiestas de peregrinación en las que todos los varones judíos debían ir
a Jerusalén. Las mujeres y los menores de edad no estaban
obligados a tomar parte.
V.42
Doce años. A esta edad los niños
varones adquirían la mayoría de edad y la condición de hijos de la Ley ,
quedando obligados al cumplimiento de la misma.
V.43
El niño Jesús. El término griego
empleado es susceptible de las siguientes acepciones: hijo, niño, muchacho,
joven, esclavo. En el contexto narrativo en que se halla parece preferible la
acepción de hijo en la línea de muchacho o joven. No hay que olvidar que la
mayoría de edad estaba en los doce años.
V.46
En el templo. El término está
empleado no en el sentido restrictivo de santuario reservado a los solos
sacerdotes, sino en el sentido global de espacios abiertos a todos sin
exclusión, concretamente los diversos atrios exteriores, donde, entre otras
actividades, tenía lugar la enseñanza pública de la Ley los sábados y los días de
fiesta. Sentado (probablemente
en el suelo), escuchando y haciendo preguntas a los maestros (probablemente
sentados en un banco o de pie). Descripción perfecta del comportamiento
de un alumno: escucha y luego pregunta. Maestros. Intérpretes de la Ley y de su aplicación a la
vida diaria.
V.47
Estaban asombrados. En el sentido
fuerte de estar fuera de sí de pasmo, de estupor: estaban estupefactos.
V.48 Quedaron atónitos. Nueva expresión fuerte
en la línea de la anterior. Quedarse perplejos, sin explicación.
V.49 ¿Por qué me buscabais? La pregunta del joven
Jesús no encierra tanto reproche a sus padres, cuanto sorpresa por su
desconocimiento de dónde encontrarle. Yo debía estar. Primera aparición
del uso impersonal del verbo deber referido no a una necesidad abstracta
y fatídica, sino a la necesidad del designio salvador de Dios, de quien Jesús
habla en términos de Padre.
V.51 Bajó con ellos y siguió bajo
su autoridad. El segundo verbo subraya expresamente la continuidad en estar bajo la
autoridad de sus padres por parte de Jesús.
Conservar en el corazón. Dar vueltas a un asunto en la cabeza, tratando de
entender.
V.52 Gracia. Favor, aceptación, reconocimiento. Crecer en gracia ante Dios y los hombres. Tener
el aprecio y el reconocimiento de Dios y de los hombres.
b. Texto
Relato anclado en el
recuerdo imborrable de María y de José el año de la mayoría de edad de su hijo
Jesús. Recuerdo imborrable por lo desconcertante de un hecho que les desbordó
por completo y que les angustió. La angustia no se recuerda si no es porque se
ha pasado por ella. El evangelista resalta con fuerza en el v.48 el estado
anímico de los padres de Jesús. ¡Hijo!
¿Por qué nos has tratado así? ¡Tu padre y yo te hemos estado buscando
angustiados! María y José no tenían ninguna explicación para lo sucedido.
No obstante su profunda raigambre religiosa, no podían imaginar que su hijo se
quedara en el templo sin saberlo ellos. Reacción lógica y natural a nivel
estrictamente familiar.
¿Por qué habéis
estado buscándome? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre? Primeras palabras de Jesús recogidas por Lucas en
su evangelio. En ellas aflora un nivel familiar distinto del habitual. El Padre
del que Jesús habla es Dios y, para hablar de Dios, Jesús eligió el lugar
adecuado (el templo) y el momento adecuado (su mayoría de edad). Las primeras
palabras de Jesús expresan también con fuerza el misterio de su persona, de la
que es inexacto decir que estuviera perdida en el templo. Jesús estaba en la
propiedad de su Padre y, por tanto, en un nivel familiar de exigencia marcado
por su Padre.
¿Qué tiene de
extraño que María y José se sintieran desbordados por su hijo? Lucas resalta
también con fuerza en el versículo 50 este otro estado anímico: Ellos no
comprendieron lo que quería decir. Reacción también lógica y natural ante
el misterio divino.
¿Conflicto
irresoluble entre el nivel familiar humano y el divino? Los versículos finales
51-52 apuntan a una respuesta en sentido armónico y complementario de ambos
niveles. Jesús siguió bajo la autoridad de los padres. María fue desarrollando
una actitud de reflexión buscando descubrir lo que Jesús era y significaba. El
crecimiento de Jesús tuvo lugar en la familia. Bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Y los padres,
a su vez, fueron creciendo en contacto creyente con el misterio de su hijo.
4. Meditación:
Indicaciones para nuestra vida
Dos
realidades, la familiar natural y la familiar espiritual. Dos dimensiones, la
trascendente y la inmanente. Ambas realidades, ambas dimensiones son necesarias
y complementarias. Los cristianos tenemos un compromiso ineludible: ser
familias sagradas.
Preguntas y cuestiones
La
preocupación de muchos padres y madres por el momento crucial de sus hijos en
lo educativo, profesional y en sus ambientes de ocio se manifiesta más en el
miedo que en una actitud de esfuerzo educativo y de siembra de ilusiones y
proyectos para el futuro. Dios está ausente hoy del corazón y de la cabeza de
muchos de nuestros jóvenes. Si no les acercamos al encuentro con Él, se
encontrarán sin bases profundas de confianza y esperanza para proyectar un
futuro que les haga felices realmente. ¿No es el miedo lo que atenaza a muchos
padres en la relación con sus hijos? ¿Cuántos prejuicios sacan los jóvenes en
relación con Dios? La vida es dura, difícil siempre, apasionante también, pero
requiere de fuerza interior que anime el camino ¿Cómo aguantarlo sin confianza,
sin fe?
5, Contemplación:
¡Que nuestra familia sea dichosa: ¡Dichosos los que temen al Señor
y siguen sus caminos!
6. Oración:
Nuestra gratitud, Señor, se manifiesta y expresa
con espontaneidad cuando nos fijamos en todo lo que haces por nosotros, porque
todo lo has pensado y dirigido para hacer posible nuestra vida rodeada de
motivos de esperanza y de contemplación de tus maravillas.
Te agradecemos que Jesús sea tu palabra transmisora de
tu imagen, de tu preocupación familiar y de tu promesa de no abandonarnos nunca
mientras el mundo aguante. También nos traslada tu invitación a unirnos a tu
esfuerzo por cambiar el corazón humano tan impermeable y duro, tan insensible
al dolor de otros y tan ajeno a las situaciones que no ve cercanas.
Pero muchos responden con generosidad a tu llamada de
solidaridad y a la semilla de amor fraterno que has puesto y cultivas en el fondo
de nuestros sentimientos. Con el crecimiento de esa semilla, bien alimentada en
nuestras celebraciones haremos que algún día la sonrisa de los niños sea total
y el plato de los pobres esté bien surtido.
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