« ¡ Jesucristo, la Iglesia, el Papa…
cuentan con vosotros…
“Vayan y hagan discípulos a todos los
pueblos”!
¡Vayan…, sin miedo…, para servir !… »
«DESDE
LA PAZ»
nº 000 – 4 agosto 2013
S.S. FRANCISCO
Jesucristo, la Iglesia, el
Papa…, cuentan con vosotros. «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Con estas
palabras, Jesús se dirige a cada uno de ustedes, diciendo: «Qué bueno ha sido
compartir la Jornada Mundial de la Juventud, vivir la fe junto a jóvenes
venidos de los cuatro ángulos de la tierra pero, ahora, tú debes ir y
transmitir esta experiencia a los demás». Jesús te llama a ser un discípulo en
misión…
A la luz de la Palabra de Dios que
acabamos de oír, ¿Qué nos dice hoy el Señor? ¿Qué nos dice hoy el Señor? Tres palabras: Vayan…, sin miedo…, para
servir.
1. Vayan.
Durante estos días, ustedes han podido hacer la bella experiencia de encontrar
a Jesús, de encontrarlo juntos, sintiendo la alegría de la fe.
Pero la experiencia
de este encuentro no puede quedar encerrada en la vida de ustedes, o en el
pequeño grupo de la parroquia, del movimiento o comunidad. Sería, quitarle el
oxígeno a una llama que arde. La fe es una llama que se hace más viva cuanto
más es compartida y transmitida, para que todos puedan conocer, amar y profesar
a Jesucristo, que es el Señor de la vida y de la historia.
Pero ¡cuidado!
Jesús no ha dicho: si quieren, si tienen tiempo, Vayan…, sino que dijo: «¡Vayan!».
Compartir la experiencia de la fe, dar testimonio de la fe, anunciar el
evangelio, es el mandato que el Señor confía a toda la Iglesia, también a ti;
es un mandato que no nace de la voluntad de poder, sino de la fuerza del amor,
del hecho que Jesús ha venido antes a nosotros y nos ha dado, no nos dio algo
de sí, sino se nos dio, todo Él. Ha dado su vida, para salvarnos y mostrarnos
el amor y la misericordia de Dios.
Jesús no nos trata como a esclavos, sino como
a hombres libres, amigos, hermanos; y no sólo nos envía, sino que nos acompaña,
está siempre a nuestro lado, en esta misión de amor.
¿Para dónde nos
envía Jesús? No hay fronteras, no hay límites: nos envía a todas las personas.
El evangelio es para todos, y no para algunas personas. No es sólo para
aquellos que parecen más cercanos a nosotros, más abiertos, más acogedores. Es
para todas las personas. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a todos los
ambientes, hasta las periferias existenciales, incluidos aquellos que parecen
más distantes, más indiferentes. El Señor busca a todos, quiere que todos
sientan el calor de su misericordia y de su amor.
De forma especial, quisiera que
este mandato de Cristo: «¡Vayan!», resonara en ustedes, jóvenes de la Iglesia
en América Latina, comprometidos en la misión continental promovida por los
obispos. El Brasil, América Latina, el mundo necesita de Cristo. San Pablo
dice: «¡Ay de mí si no anuncio el evangelio!» (1 Co 9,16). Este continente ha
recibido el anuncio del Evangelio, que marcó su camino y produjo mucho fruto.
Ahora este anuncio se les ha confiado también a ustedes, para que resuene con
fuerza renovada. La Iglesia necesita de ustedes, del entusiasmo, de la
creatividad y de la alegría que los caracteriza. Un gran apóstol de Brasil, el
beato José de Anchieta, partió en misión cuando tenía apenas diecinueve años!
¿Saben cuál es el mejor evangelizador de los jóvenes? Otro joven. Éste es el
camino a recorrer por ustedes.
2. Sin miedo. Puede que alguno piense: «No tengo
ninguna preparación especial, ¿cómo puedo ir y anunciar el evangelio?». Querido
amigo, tu miedo no se diferencia mucho del de Jeremías. Escuchamos, cuando fue
llamado por Dios para ser profeta: «¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que sólo soy un niño». También Dios les dice a ustedes lo
que dijo a Jeremías: «No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte» (Jr 1,6.8). Él está con nosotros.
«No tengan miedo».
Cuando vamos a anunciar a Cristo, es Él mismo el que va por delante y nos guía.
Al enviar a sus discípulos en misión, ha prometido: «Yo estoy con ustedes todos los días» (Mt 28,20). Y esto es verdad
también para nosotros. Jesús no nos deja solos, ¡nunca deja solo a nadie! ¡Nos
acompaña siempre!
Además Jesús no
dijo: «Anda», sino «¡Vayan!»: somos enviados juntos. Queridos jóvenes, sientan
la compañía de toda la Iglesia, y también la comunión de los santos, en esta
misión. Cuando juntos hacemos frente a los desafíos, entonces somos fuertes,
descubrimos recursos que pensábamos que no teníamos. Jesús no ha llamado a los
apóstoles para que vivan aislados, los ha llamado a formar un grupo, una
comunidad. Quisiera dirigirme también a ustedes, queridos sacerdotes que
concelebran conmigo esta Eucaristía: han venido para acompañar a sus jóvenes, y
es bonito compartir esta experiencia de fe. Seguro que los ha rejuvenecido a
todos. ¡El joven contagia juventud! Pero es una etapa en el camino. Por favor,
sigan acompañándolos con generosidad y alegría, ayúdenlos a comprometerse
activamente en la Iglesia; que nunca se sientan solos. Y aquí quiero agradecer
de corazón a los grupos de pastoral juvenil, a los movimientos y nuevas
comunidades que acompañan a los jóvenes en su experiencia de ser Iglesia, tan
creativos, tan audaces. ¡Sigan adelante y no tengan miedo!
3. La última palabra: para
servir. En el inicio del salmo, escuchamos estas palabras: «Canten al
Señor un cántico nuevo» (95,1). ¿Cuál es este cántico nuevo? No son palabras,
no es una melodía, sino que es el canto de nuestra vida, es dejar que nuestra
vida se identifique con la Vida de Jesús, es tener sus sentimientos, sus
pensamientos, sus acciones. Y la vida de Jesús es una vida para los demás, es
una vida de servicio.
San Pablo, en la lectura
que escuchamos, decía: «Me hice esclavo de todos, a fin de ganar el mayor
número posible» (1 Co 9,19). Para anunciar a Jesús, Pablo se hizo «esclavo de
todos». Evangelizar significa testimoniar personalmente el amor de Dios, superando
nuestros egoísmos, significa, servir, inclinándonos a lavar los pies de nuestros
hermanos como hizo Jesús.
Siguiendo estas
tres palabras “Vayan, sin miedo, para servir”, experimentarán que quien
evangeliza es evangelizado, quien transmite la alegría de la fe, recibe más
alegría. Queridos jóvenes, cuando vuelvan a sus casas, no tengan miedo de ser
generosos con Cristo, dando testimonio del Evangelio.
En la primera
lectura, cuando Dios envía al profeta Jeremías, le da el poder para «arrancar y
arrasar, para destruir y demoler, para reedificar y plantar» (Jr 1,10). También
es así para ustedes. Llevar el Evangelio es llevar la fuerza de Dios para
arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras
del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo. Queridos
jóvenes, ¡Jesucristo cuenta con ustedes! ¡La Iglesia cuenta con ustedes! ¡El
Papa cuenta con ustedes! Que María, Madre de Jesús y Madre nuestra, les
acompañe siempre con su ternura: «Vayan y hagan discípulos a todos los
pueblos». Amén.
Id y haced discípulos a todas las naciones
Cuando celebramos la vigilia en la Basílica de
la Virgen de los Desamparados para entregar la misión a quienes participan de esta Jornada Mundial de la Juventud,
os hablaba de cuatro cuestiones que me parecen muy importantes para todos los
cristianos. El Santo Padre quiere que los discípulos de Jesucristo respondamos
a ellas saliendo a este mundo y proponiendo a Jesucristo, como el único camino
que tiene el ser humano para sí mismo y para hacer esta historia. Tengamos la
valentía y osadía
de acoger su propuesta, asumirla cada uno de nosotros, y regalársela a los
jóvenes como el bien más precioso para sus vidas.
De estas cuatro
cuestiones quiero hablaros a todos los cristianos en mi carta semanal,
uniéndome al Santo Padre Francisco en su viaje a Brasil:
1) “Quédate con nosotros porque atardece”;
2) “¿No estaba ardiendo nuestro corazón, cuando nos hablaba
en el camino?”;
3) “¿De qué discutís entre vosotros, mientras vais
andando?”, y
4) “¡Oh insensatos y tardos de corazón!”.
Estas cuestiones es
necesario que nos las planteemos, si es que nos tomamos con seriedad y buscamos
la profundidad, lo que el lema nos dice y que el Santo Padre quiere que los
jóvenes asuman, con todas las consecuencias: “id y haced discípulos a todas las
naciones”…
¡Qué grande y
maravilloso es vivir siempre pensando en los demás, como hizo Jesucristo!
Construid la vida sobre Jesucristo, ´´El es la roca verdadera. Demos la señal
de que somos discípulos del Señor, amándonos unos a otros.
Con gran
afecto os bendice, + Carlos, Arzobispo de
Valencia
San Eusebio de
Vercelli (283-371)
Nació en Cerdeña,
Italia. Al morir su padre, su madre lo llevó a vivir a Roma, donde el Papa
Liberio lo tomó bajo su protección, lo educó y lo ordenó sacerdote. Poco después,
en Vercelli, al norte de Italia, murió el obispo y el pueblo y los sacerdotes
proclamaron a Eusebio como el nuevo obispo, por su santidad y sus muchos
conocimientos.
Una de sus grandes
preocupaciones, era, instruir al pueblo en religión. Y él mismo iba, de
parroquia en parroquia, instruyendo a los feligreses…
“LA FRATERNIDAD, FUNDAMENTO Y CAMINO PARA LA PAZ”. ÉSTE ES EL TEMA DE LA
47ª JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ, La primera del Papa Francisco. Desde el inicio de su ministerio, ha subrayado la
importancia de superar una “cultura del descarte” y promover la "cultura
del encuentro", para avanzar en la consecución de un mundo más justo y
pacífico.,,
Con un Mensaje en
continuidad con el de sus Predecesores, propone a todos el camino de la
fraternidad, para dar un rostro más humano al mundo
EL PAPA CELEBRA LA MISA CON LOS JESUITAS EN LA FESTIVIDAD DE SAN IGNACIO
DE LOYOLA, fundador de la Compañía de Jesús, orden a la
que él también pertenece, Misa privada concelebrada con monseñor Luis Ladaria, Secretario de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, el Padre general de la Compañía de
Jesús, Adolfo Nicolás, miembros del Consejo y doscientos jesuitas.
"EL PAPA
FRANCISCO HA HECHO SALIR, A LA IGLESIA, A LA CALLE"
"LE HA DEVUELTO DINAMISMO Y NOS HA ENSEÑADO, QUÉ
IGLESIA QUIERE"…
Alegría y entusiasmo hemos vivido alrededor de su figura carismática. El Papa, en esta JMJ, "con sus
gestos, actitudes e intervenciones, ha
puesto fuego en el corazón y ha robustecido la voluntad de todos" para ser de verdad "discípulos y misioneros de
Cristo", enviados al mundo, sin miedo, para servirlo y transformarlo.
He tenido la gracia
y el privilegio de participar en ella, junto a otros miembros del Consejo
General. Me he sentido muy contento al ver a numerosos hermanos…, de las
delegaciones de los cinco continentes.
Aunque, actuales
dificultades, han impedido la asistencia de muchos salesianos y jóvenes que hubieran
participado, nos hemos encontrado con más de 7000 jóvenes del MJS de las obras
de los Salesianos, de las Hijas de María Auxiliadora, de las Hijas del Divino
Salvador y de las Hermanas de la Caridad de Jesús.
Con afecto, en Don
Bosco,
Don Pascual Chávez V., sdb
Rector Mayor
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