Lectio Divina: Fiesta de Todos los Santos.- Ciclo “C” 1 de Noviembre de 2013

1.      Oración inicial:
Señor que nos has otorgado celebrar en una misma fiesta los méritos de todos los Santos, concédenos, por esta multitud de intercesores, la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón. 
Lectura comprensiva: MATEO 5,1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al Texto
V.1 Se sentó. Gesto propio de autoridad de un  maestro.  Discípulos. El que escucha y acoge la palabra de un maestro.
V.3 Pobres en el espíritu. Expresión acuñada en la tradición de los salmos: pobres que, en su pobreza, sienten a Dios cercano. Vs.3 y 10 Reino de los cielos. La palabra cielo como modo de referirse a Dios en señal de respeto, evitando así pronunciar su nombre.
V.4 Sufridos. Contrarios a la intriga y la maldad; humildes ante Dios y ante los hombres. Heredarán la tierra. Tierra no tanto como territorio cuanto como derecho a la libertad de adorar, a la libertad de culto. Tierra como espacio abierto a Dios. Dichosos los sufridos, porque ellos podrán adorar a Dios
V.5 Los que lloran. Los que con su llanto se resisten y quebrantan la dictadura de lo acostumbrado. Llanto como inconformismo con el mal, como forma de oponerse a lo que hacen todos, como denuncia que se opone al aturdimiento de las conciencias. Serán consolados. Voz pasiva como  forma de nombrar a Dios, palabra que en el judaísmo se trataba de evitar por respeto al misterio de Dios. Dios los consolará.
Vs.6 y 10. Justicia. Búsqueda de Dios, de su palabra, de su rostro. Sinónimo de fe. Tener hambre y sed de justicia: preguntar por Dios, buscar su rostro. Quedarán saciados. También en voz pasiva en el original. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque Dios los saciará.
V.7 Los misericordiosos. Los que tienen un comportamiento solidario con quien sufre necesidad; los que prestan ayuda. Alcanzarán misericordia. Literalmente: serán tratados con misericordia. Nuevo empleo de la pasiva por la misma razón de respeto al nombre divino. Dios será misericordioso con ellos.
V.8 Corazón.  Interior de la persona, hecho de razón, voluntad y sentimiento. Los limpios de corazón. Los de interior armónico, profundamente abierto y libre para poder ver a Dios.
V.9 Paz. Situación del hombre reconciliado con Dios y, consecuentemente, en armonía consigo mismo. Trabajar por la paz: hacer posible en el entorno de cada uno la reconciliación con Dios y la armonía consecuente. Se llamarán. Se pasivo. De nuevo la voz pasiva en el original como forma de referirse a Dios sin mencionarlo. Dios los llamará hijos suyos.
V.10 Ser perseguidos por causa de la justicia: sufrir molestias y daños por buscar a Dios. 
V.12 Vuestra recompensa será grande en el cielo. En el original la frase carece de verbo, adoptando la forma de enunciado breve y doctrinal (aforismo): Vuestra recompensa grande en el cielo. En frase equivalente nuestra: Dios es vuestra gran recompensa. Recordemos que en el cielo es otro modo  de referirse a Dios sin pronunciar su nombre.
b. Texto
¿Qué dice en sí mismo?
El primer versículo no es una ambientación casual. Mateo presenta a Jesús como el nuevo Moisés que habla con Dios como con un amigo, que transmite la palabra de Dios de primera mano, sin falsearla. Éste es el Jesús sentado con autoridad de maestro en la cátedra cósmica del definitivo Sinaí. En Jesús, Dios habla muy de cerca, como hombre a los hombres.

¿Qué escuchamos decir a Jesús? Escuchamos palabras de promesa que sirven al mismo tiempo como discernimiento de espíritus y que se convierten así en palabras orientadoras. Escuchamos bienaventuranzas paradójicas: los que según los criterios al uso son perdedores, en los criterios de Jesús  son ganadores, no obstante su situación fáctica de penalidad. Escuchamos palabras de ánimo a los que adoptan actitudes y comportamientos que van contracorriente y que, precisamente por eso, los colocan en el blanco de la burla, del odio y de la persecución. Escuchamos, en definitiva, palabras pronunciadas desde la escala de valores de Dios, que es distinta de la del mundo.

La clave de las palabras de Jesús es Dios. Lo que Jesús dice lo ha aprendido de Dios y lo dice de parte de Dios. Hablar del Reino de los cielos es hablar simplemente de Dios. Jesús dice: Dios existe y actúa en favor de los que ponen en Él toda su confianza. Dice más: Dios es la recompensa en el aquí y en el más allá.

Las palabras de Jesús están abiertas a todos, nadie está excluido de ellas. Pero sólo cobran sentido en quienes ven en Jesús a Dios. Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y os calumnien por causa mía. Estad alegres y contentos: Dios es vuestra recompensa.

Las palabras de Jesús están formuladas mayoritariamente en futuro.  Es el futuro propio de los enunciados de validez universal, segura y permanente. Jesús asegura la intervención favorable de Dios en un futuro que no se limita al más allá de la muerte sino que comienza ya aquí y ahora.

Las palabras de Jesús  no convalidan ni consagran situaciones sociológicas de injusticia y dolor, sino que alaban a personas activas. Jesús les trae a Dios a sus vidas, se lo hace sentir cercano, protector, defensor. Jesús declara bienaventuradas a las personas, no a las situaciones.

4. Meditación:
a. Indicaciones para nuestra vida
Como la aspiración del hombre tiende siempre a emanciparse de Dios y a seguirse solo a sí mismo, los que viven contando con Dios tienen garantizada la enemiga (enemistad, odio, oposición) de los “emancipados” y autosuficientes de turno. En las palabras de Jesús alienta la realidad de Dios, Persona real, presente y futura a la vez y, por ello mismo, alternativa real y no de evasión. Sólo el camino que lleva a Dios es la verdadera orientación del hombre. Cuando el hombre pierde de vista a Dios fracasa la paz y predomina la violencia más impensable.

Las palabras de Jesús no son nada convencionales. Palabras cercanas. Palabras impagables: por quien las dice y por lo que representan para el que las escucha. Palabras que han dado y  siguen dando firmeza y entereza a tanta gente que ha descubierto a Jesús. Palabras que sólo desde el odio, la mezquindad o la cortedad se pueden tergiversar y malinterpretar como resignación o resentimiento (F. Nietzsche: “Nosotros hemos llegado a ser hombres, y por eso queremos el reino de la tierra y no el de los cielos”; R. Dawkins: La religión es una “traición al intelecto y a todo lo mejor que nos hace humanos”). Las palabras de Jesús son sencillamente fuerza y consuelo de Dios a personas hechas y derechas, que se han declarado disponibles a seguir a Jesús en la tarea de dar sentido al universo humano, en medio de la dificultad, la dureza y el riesgo.
 
Nada hay en las palabras de Jesús que pueda calificarse de invitación a la resignación; por el contrario, todas ellas hablan de ánimo y de fortalecimiento a quienes tienen la valentía de actuar y de arriesgar en nombre de un Dios que jamás defrauda. Las bienaventuranzas adquieren sentido y cobran valor para quienes Dios es alguien entrañable y para quienes actúan y arriesgan en sintonía con Él. Dios no es el enemigo del Hombre.

Jesús no propone un programa de lucha, sino de esperanza y de certeza en medio de la dificultad, llámese ésta persecución, desprecio o indiferencia. El discípulo de Jesús sabe que cuenta con Dios y que los riesgos y las dificultades no tienen la última palabra. Por eso es bienaventurado el discípulo de Jesús. 

Leído en el contexto litúrgico del día, el texto se adentra en el tramo correspondiente al más allá humano, donde el futuro que es siempre Dios para el hombre adquiere plenitud de intensidad y de sentido. En esta plenitud están los que nos han precedido y, desde ella, nos alientan a adoptar las actitudes y los compromisos de los que habla el texto.
b. Preguntas y cuestiones
¿Esperamos recompensa por lo que hacemos?
¿Dónde esperamos nuestra recompensa?
¿Qué lugar ocupa el amor de Dios en nuestras vidas?
¿Qué imagen tenemos de la Iglesia en el camino hacia su destino final? 
5, Contemplación:
Los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre
6. Oración:
Señor, la gran asamblea de todos los santos viene hoy a testimoniar la verdad de las bienaventuranzas: fueron dichosos en la tierra, en medio de sufrimientos; y son plenamente felices en el cielo. ¡Tú me llamas a ser santo! ¡Que un día me encuentre entre ellos: que comparta con ellos la gloria, ya que en esta vida comparto la fe.


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