Buenas
tardes. Muchas gracias. Estoy contento. Ha sido un viaje hermoso.
Espiritualmente me ha hecho bien. Estoy bastante cansado, pero con el corazón
alegre. Me ha hecho bien. Encontrarte la gente te hace bien porque el Señor
trabaja en cada uno de nosotros. Trabaja en el corazón. La riqueza del Señor es
tanta que siempre podemos recibir tantas cosas hermosas de los otros. Esto me
hace bien a mí. Como primer balance. Luego la bondad y el corazón del pueblo
brasileño es grande. Es un pueblo amable, que ama la fiesta, que en el
sufrimiento siempre encuentra un camino para buscar el bien en alguna parte.
Esto hace bien. Un pueblo alegre. Un pueblo que ha sufrido tanto. Es contagiosa
la alegría de los brasileños. Tiene un gran corazón este pueblo.
Luego, los
organizadores, tanto de nuestra parte como de los brasileños... me he sentido
que estaba delante de un ordenador. La encarnación del ordenador (señala a
Gasbarri). De verdad, estaba todo cronometrado. Luego hemos tenido problemas
con la hipótesis de la seguridad. La seguridad por allí y por aquí. No ha
habido ni un incidente en todo Río de Janeiro en estos días. Todo era
espontáneo. Con menos seguridad yo he podido ir con la gente, abrazarles,
saludarles, sin coches blindados. La seguridad de fiarse de un pueblo. De
verdad que siempre hay el peligro de que haya un loco, de que haya un loco que
haga algo. Pero también está el Señor. Hacer un espacio blindado entre el
obispo y el pueblo es una locura. Prefiero esta locura, fuera, tener el riesgo
de la otra locura, la locura fuera. La cercanía nos hace bien a todos.
Luego la
organización de la jornada, no esta precisa, todo, la parte artística, la parte
religiosa, la parte catequética, la parte litúrgica, ha sido bellísima. También
ellos tienen una capacidad de expresarse con el arte. Ayer, por ejemplo, han
hecho cosas bellísimas, bellísimas.
Luego,
Aparecida. Para mí ha sido una experiencia religiosa fuerte. Recuerdo la V conferencia. Fui allí a rezar,
a rezar. Quería ir allí solo, un poco escondido, pero había una muchedumbre
impresionante y no era posible. Eso lo sabía antes de llegar. Hemos rezado. No
sé.
Una cosa...
El trabajo vuestro ha sido, me dicen, yo no he leído diarios estos días ni he
visto la televisión, no he tenido tiempo, pero me dicen que ha sido un trabajo
bueno bueno bueno. Gracias. Gracias por la colaboración que vosotros habéis
ofrecido.
Luego está el
número de los jóvenes. Hoy no puedo creerlo, pero hoy el gobernador hablaba de
tres millones. No puedo creérmelo, pero desde el altar, no sé si alguno de
vosotros ha estado en el altar, desde el altar hasta el final estaba toda la
playa llena, hasta la curva. Más de 4 kilómetros. Tantos
jóvenes. Dicen, me ha dicho monseñor Tempesta, que eran de 178 países. También
el vicepresidente me ha dicho este número. Eso es seguro. Es importante.
PREGUNTA.- Santidad, buenas noches. En nombre
de todos los compañeros le queremos agradecer estos días que nos ha regalado en
Río de Janeiro, el trabajo que ha hecho y el esfuerzo que le ha supuesto. Y
también, en nombre de todos los periodistas españoles, les queremos agradecer
las plegarias y los rezos por las víctimas del accidente ferroviario de
Santiago de Compostela. Muchísimas gracias. La primera pregunta no tiene mucho
que ver con el viaje, pero aprovechamos la ocasión de que nos da esta posibilidad
y quería preguntarle: Santidad, en estos cuatro meses de pontificado hemos
visto que ha creado varias comisiones para reformar la Curia vaticana. Quisiera
preguntare: ¿qué tipo de reforma tiene en mente? ¿Contempla la posibilidad de
suprimir el IOR, el llamado banco del Vaticano?
RESPUESTA.- Los pasos que fui dando en estos
cuatro meses y medio vienen de dos vertientes. El contenido de lo que había que
hacer, todo, viene de la vertiente de las congregaciones generales que tuvimos
los cardenales. Fueron cosas que los cardenales pedimos al que iba a ser el
nuevo Papa. Yo me acuerdo que pedía muchas cosas, pensando en otro (risas)
Pedíamos que había que hacer esto... Por ejemplo, en la comisión de ocho
cardenales, es importante tener una consulta outsider, no las consultas que se
tienen, sino outsider. Esto va en la línea, y aquí hago como una abstracción,
en la línea de la maduración de la relación entre sinodalidad y primado. Estos
ocho cardenales favorecen la sinodalidad. Ayudan a que los diversos episcopados
del mundo se vayan expresando en el mismo gobierno de la Iglesia. Hay muchas
propuestas que se hicieron que aún no están puestas en práctica como la reforma
de la secretaría del sínodo, en la metodología, cómo la comisión postsinodal,
que tenga carácter permanente de consulta, cómo los consistorios cardenalicios
con temáticas no tanto formales como por ejemplo una canonización, sino con
otras temáticas, etcétera. La vertiente de los contenidos viene de ahí.
La segunda
vertiente es la oportunidad. Te confieso que a mí no me costó, al mes de
pontificado, armar la comisión de los ochos cardenales. La parte económica
pensaba tratarla el año que viene, porque no es lo más importante que hay que
tocar. Sin embargo, la agenda se cambió debido a unas circunstancias que
ustedes conocen, que son de dominio público, y que aparecieron problemas y
había que enfrentarlos. El primero el problema del IOR: cómo encaminarlo, cómo
delinearlo, cómo reformularlo, cómo sanear lo que haya que sanear. Ahí está la
primera comisión de referencia. Ustedes conocer el quirógrafo, sus integrantes,
lo que se pide... Después tuvimos la reunión de la comisión de los 15
cardenales que se ocupan de los aspectos económicos de la Santa Sede. Son de
todas partes del mundo. Y allí, preparando la reunión, se vio la comisión de
hacer una misma comisión de referencia para toda la economía de la Santa Sede. Se tocó el
problema económico fuera de agenda, pero estas cosas suceden en el oficio de
gobierno. Uno va por aquí pero le patean un golazo de allá y lo tiene que
atajar, ¿no es cierto? La vida es así y eso es lo lindo de la vida.
Respecto a la
pregunta que me hacía del IOR. Perdón estoy hablando en castellano (cambia al
italiano) No sé cómo terminará el IOR. Algunos dicen que tal vez es mejor que
sea un banco, otro que es mejor que sea un fondo de ayuda, otros dicen que hay
que cerrarlo. Se escuchan estas voces. Yo no sé, me fío del trabajo de las
personas del IOR, que están trabajando cone sto. también de la comisión. El
presidente del IOR continúa, el que había antes, mientras que el director y el
vicedirector han presentado su dimisión. No sé decirle cómo terminará esta
historia. Esto es también hermoso. Se busca, se encuentra. Somos humanos.
Debemos encontrar lo mejor, pero las características del IOR sea un banco, un
fondo o lo que sea, sus características deben ser transparencia y honestidad.
Debe ser así. Gracias.
P. - Santo Padre, mi pregunta es tal vez indiscreta. Ha dado la vuelta al mundo
la fotografía de cuando hemos partido de usted, que sube la escalerilla del
avión llevando un maletín negro. Ha habido artículos en todo el mundo
comentando esta novedad. Ha habido hipótesis de qué contenía el maletín. ¿Por
qué la ha llevado usted y no un colaborador? ¿Nos puede decir que era dentro?
R.- No había dentro la llave de la bomba atómica. La llevaba porque siempre lo
he hecho. Cuando viajo la llevo. Dentro llevo la cuchilla de afeitar, el
breviario, la agenda, un libro para leer. Llevo uno sobre Santa Teresina, de la
que soy devoto. Siempre llevo el maletín cuando viajo, es normal. Debemos ser
normales. Es un poco extraño lo que me dices que ha dado la vuelta al mundo esa
foto. Debemos habituarnos a ser normales. La normalidad de la vida
P.- Santidad, ¿por qué usted pide tan insistentemente que se rece por usted? No
es normal o habitual escuchar tanto a un Papa que pide que recen por él.
R.- Yo siempre he pedido esto. Cuando era sacerdote lo pedía pero no tan
frecuentemente . He comenzado a pedirlo con cierta frecuencia en el trabajo de
obispo. Siento que si el Señor no ayuda en este trabajo, para que el pueblo de
Dios vaya hacia adelante, uno no puede. Yo me siento de verdad con tantos
límites, con tantos problemas, también pecador. Vosotros lo sabéis. Debo pedir
esto, me viene de dentro. También a la virgen le pido que rece por mí al Señor.
Es una costumbre que me viene de fuera, también de la necesidad que tengo por
mi trabajo. Siento que debo pedirlo. Es así.
P.- Santidad, en la búsqueda de hacer estos cambios, usted dijo al grupo de
América Latina que hay tantos santos que trabajan en el Vaticano, pero también
personas que son un poco menos santas. ¿Ha encontrado resistencia a su deseo de
cambiar las cosas en el Vaticano? La segunda pregunta es: usted vive de un modo
muy austero en Santa Marta, ¿quiere que sus colaboradores, también los
cardenales, sigan este ejemplo y vivan en comunidad o es algo sólo para usted?
R.- Los cambios vienen también de dos vertientes. Lo que los cardenales hemos
pedido y lo que viene de mi personalidad. Usted hablaba de que me he quedado en
Santa Marta. Pero no podría vivir solo en el palacio, no es lujoso. El
apartamento pontificio no es tan lujoso, es amplio y grande, pero no lujoso.
Pero yo no puedo vivir solo o con un pequeño grupito. Necesito a gente,
encontrarme con la gente, hablar con la gente. Por eso cuando los chicos de las
escuelas jesuitas me han preguntado que si era por austeridad o por pobreza,
les he dicho que no. es por motivos psiquiátricos, porque psicológicamente no
puedo. Cada uno debe llevar adelante su vida con su modo de vivir y de ser. Los
cardenales que trabajan en la
Curia no viven como ricos o fastuosos. Viven en
apartamentitos, son austeros los que conozco. Cada uno debe vivir como el Señor
le pide que viva. La austeridad , una austeridad general creo que es necesaria
para todos, para todos los que trabajamos en el servicio de la Iglesia. Hay muchas
tonalidades de austeridad, cada uno de buscar su camino. Respecto a los santos,
es verdad: hay santos en la curia. Cardenales, sacerdotes, obispos, monjas,
laicos... Es gente que reza, que trabaja mucho y que también va al encuentro de
los pobres. A escondidas. Yo se de algunos que dan de comer a los pobres o que
en su tiempo libre acuden a hacer ministerio en una iglesia o en otra. Hay
santos en la curia. Aunque también hay alguno que no es tan santo. Y esos son
los que hacen más ruido. Ya sabéis que hace más ruido un árbol que cae que un
bosque que crece. Y me duelen esas cosas. Hay algunos que dan escándalo,
tenemos este monseñor en prisión, creo que aún sigue en prisión, y no ha ido a
la cárcel porque se pareciera precisamente a la beata Imelda... No era un
santo. Son escándalos y hacen daño. Una cosa que nunca he dicho antes y de la
que me he dado cuenta: creo que la curia ha caído de nivel respecto al que
tenía en los tiempos de los viejos curiales, fiel, que hacía su trabajo.
Necesitamos esas personas. Creo que hay, pero no tantas como en una época. El
perfil del viejo curial, yo lo llamo así; tenemos que tener más de esos. Sobre
si encuentro resistencia… Si hay resistencia por ahora yo no la he
visto. Es verdad que no he hecho tantas cosas. Lo que si he encontrado es ayuda
y gente leal. Por ejemplo, a mi me gusta cuando una persona me dice: 'Yo no
estoy de acuerdo', y esto lo he encontrado. 'Yo esto no lo veo, no estoy de
acuerdo, yo se lo digo y luego haga lo que quiera': alguien que te dice eso es
un verdadero colaborador, y eso lo he encontrado. Pero esos que te dicen:
"Ay, qué bonito, qué bonito, qué bonito", y luego dicen lo contrario
en otra parte, todavía no me he dado cuenta. Quizás hay alguno, pero no me he
dado cuenta de estas resistencias. En cuatro meses no se pueden encontrar
muchas.
P.- La sociedad brasileña ha cambiado, los jóvenes han cambiado. Usted no ha
hablado sobre el aborto ni sobre el matrimonio ente personas del mismo sexo. En
Brasil se ha aprobado una ley que amplía el derecho al aborto y otra que
contempla los matrimonios entre personas del mismo sexo. ¿Por qué no ha hablado
sobre eso?
R.- La Iglesia se ha
expresado ya perfectamente sobre eso, no era necesario volver sobre eso, como
tampoco hable sobre la estafa, la mentira u otras cosas sobre las cuales la Iglesia tiene una doctrina
clara. No era necesario hablar de eso, sino de las cosas positivas que abren
camino a los chicos. Además los jóvenes saben perfectamente cuál es la postura
de la Iglesia.
P.- ¿Pero cuál es su postura en esos temas?
R.- La de la Iglesia,
soy hijo de la Iglesia.
P.- Desde el 13 de marzo usted se presenta como obispo de Roma con una enorme y
fortísima insistencia. Nos gustaría saber el sentido profundo de esta
insistencia, si tal vez más que la colegialidad está relacionado con el
ecumenismo, con el ser primus inter paris...
R.- En esto no se debe ir más allá de lo que se dice. El Papa es obispo, es
obispo de Roma . Y porque es obispo de Roma es sucesor de Pedro, vicario de
Cristo. Son otros títulos, pero el primer título es obispo de Roma y de ahí
viene todo. Pensar que esto quiere decir ser primus inter paris no, eso no, no
es consecuencia de esto. Es simplemente que es el primer título del Papa. Ha
hablado de ecumenismo. Creo que esto favorece un poco el ecumenismo, pero sólo
eso.
P.- Una pregunta sobre sus sentimientos. Hace unas semanas, a un niño que le
preguntó cómo se sentía y si deseaba ser Papa, le dijo que había que estar loco
para ello. Después de su primera experiencia multitudinaria como han sido estos
días en Río, me pregunto si nos puede contar como se siente siendo Papa, si es
un trabajo duro, si es feliz siéndolo y si de alguna manera ha acrecentado su
fe o si por el contrario ha tenido alguna duda...
R.- Hacer el trabajo de obispo es una cosa bonita, es bonito. El problema es
cuando uno busca ese trabajo, eso ya no es tan bonito, eso no es del Señor.
Pero cuando el Señor llama a un sacerdote a convertirse en obispo eso es
bonito. Existe siempre el peligro de creerse un poco superior a los otros, no
como los demás, un poco príncipe… Son peligros y pecados. Pero el
trabajo de obispo es bonito, es ayudar a los hermanos a avanzar. El obispo
delante de los fieles para señalar el camino, el obispo en medio de los
fieles para ayudar a la comunión, el obispo detrás de los fieles porque los
fieles con frecuencia tienen el olfato de la calle. Me preguntaba si me gusta… Sí, me
gusta ser obispo. En buenos Aires he sido muy feliz. He sido feliz, el
Señor me ha asistido en eso. Como obispo he sido feliz, como sacerdote he sido
feliz. En ese sentido me gusta.
P.- ¿Y ser Papa le gusta?
R.- Si, también. Cuando el Señor te pone ahí, si tu haces lo que el Señor te
pide eres feliz. Eso es lo que siento.
P.- Le hemos visto estos días lleno de energía, incluso por la noche tarde, y
le vemos ahora que está tranquilamente de pie mientras el avión se mueve
muchísimo. Se habla mucho de próxios viajes, se habla de Jerusalén, de
Argentina... ¿Tiene ya un calendario definido para el prñoxio año?
R.- Definido, definido no hay nada. Pero puedo hablar de cosas que estamos
pensando. Definido 22 de septiembre Cagliari. Después, el 4 de octubre, Asís.
También tengo en mente, dentro de Italia, ir un día a ver a mi familia. Cogerme
un avión por la mañana y volver en otro por la noche, mis familiares,
pobrecillo, me llaman, tenemos una buena relación. Fuera de Italia el patriarca
Bartolomeo I quiere hacer un encuentro para conmemorar los 50 años del
encuentro entre Atenágoras y Pablo VI en Jerusalén. El Gobierno israelí nos ha
hecho una invitación especial para ir a Jerusalén, el Gobierno de la Autoridad Palestina
creo que lo mismo. Esto se está pensando, aún no se sabe si se hará o no se
hará. En América Latina creo que no hay posibilidad de volver, porque el Papa
latinoamericano, que acaba de hacer el primer viaje a Latinoamérica… Adiós,
debemos de esperar un poco. Creo que se puede ir a Asia, pero está todo en el
aire. He recibido invitaciones para ir a Sri Lanka y a Filipinas. A Asia se
debe ir. El papa Benedicto XVI no ha tenido tiempo de ir a Asia, y s
importante. Fue a Australia, Europa, América, pero no a Asia. Ir a Argentina yo
creo que se puede esperar un poco, porque yo creo que todos estos viajes de los
que le he hablado tienen una cierta prioridad. Yo quería ir a Constantinopla el
30 de septiembre para visitar a Bartolomeo I pero no es posible. No es posible
por mi agenda. Si podemos el encuentro lo haremos en Jerusalén.
P.- Cuando se ha reunido con los jóvenes argentinos, un poco en broma y un poco
en serio les ha dicho que a veces se sentí enjaulado. ¿A qué se refería
exactamente?
R.- ¿Usted sabe la de veces que he tenido ganas de pasear por las calles de
Roma? Porque a mi me gusta andar por las calles, me gustaba tanto y en ese
sentido me siento un poco enjaulado. Pero debo decir que los de la Gendarmería vaticana
son buenos, son realmente buenos y yo les estoy agradecido. Ahora me dejan
hacer algunas cuantas cosas más, pero es su deber garantizar la seguridad.
Enjaulado en ese sentido, de que a mi me gusta andar por la calle, pero
entiendo que no es posible, lo entiendo. Lo dije en ese sentido. Porque, como
decimos en Buenos Aires, yo era un sacerdote callejero. (Preguntaba por el
tiempo porque deben servir la cena... ¿Tenéis hambre?)
P.- En Brasil la Iglesia
católica está perdiendo fieles. ¿El movimiento renovación carismática es una
posibilidad de evitar que los fieles se vayan a iglesias pentecostales?
R.-Es cierto lo que usted dice de la
baja de fieles. Es cierto. Hemos hablado con los obispos brasileños del
problema en una reunión que hemos tenido ayer. Usted preguntaba sobre el
movimiento de la renovación carismática. Pero les digo algo, a fines del 70,
inicios 80, yo no los podía ver. Una vez, hablando de ellos, había dicho esta
frase: «estos confunden una celebración litúrgica con una escola de samba».
¡Eso había dicho! Me arrepentí. Después conocí mejor, es verdad que el
movimiento tiene buenos asesores y ha ido en un buen camino. Ahora creo que
este movimiento hace mucho bien a la
Iglesia, vive en la Iglesia. En Buenos Aires me reunía a menudo y una
vez por año hacía una misa con todos ellos en la Catedral. Pero los
he favorecido, me convertí, he visto el bien que hacían. Porque en este momento
de la Iglesia
y amplío un poco la respuesta, creo que los movimientos son necesarios. Los
movimientos son una gracia del Espíritu. ¿Pero como se puede sostener un
movimiento que es tan libre? ¡Es que la Iglesia es libre! El Espíritu Santo hace lo que
quiere, después él hace el trabajo de la armonía. Pero creo que los movimientos
son una gracia, esos movimientos que tienen el Espíritu de la Iglesia. Por eso creo
que el movimiento de Renovación Carismática no sólo sirve para evitar que
algunos pasen a las ¿?? pentecostales, sino que sirven a la Iglesia misma, que se
renueva. Cada uno busca el movimiento según su carisma, donde lo lleva el
Espíritu.
P.- ¿Está cansado?
R.- No estoy casado, yo estoy soltero. (risas)
P.- Usted dijo que la Iglesia
sin la mujer pierde fecundidad. ¿Qué medidas concretas tomará por alcanzar
esto, una mujer jefe dicasterio?. Una pregunta técnica: en el avión pidió un
acondicionamiento especial.
R.- Empezamos por lo último: este avión no tiene ningún acondicionamiento
especial. Yo estoy adelante, tengo un buen asiento, común. Yo hice escribir una
carta e hice hacer un llamado telefónico para decir que yo no quería
acondicionamientos especiales. ¿Está claro? Segundo, la mujer: una Iglesia sin
mujeres es como el Colegio Apostólico sin María. El rol de la mujer en la Iglesia no es sólo la
maternidad, la madre de familia, sino que es más fuerte, es el icono de la Virgen, de la Madonna, esa que ayuda a
crecer a la Iglesia.
Piensen que la
Virgen es más importante que los apóstoles. La Iglesia es femenina, es
esposa, es madre. El rol de la mujer en la Iglesia no es sólo el de mamá, que trabaja, que
me da… es otra cosa. Los papas, Pablo VI escribió una cosa lindísima sobre las
mujeres, pero creo que debemos ir más adelante en la explicitación de este rol
y carisma de la mujer en la
Iglesia. No se puede entender una Iglesia sin mujeres, pero
mujeres activas en la Iglesia,
con su perfil, que llevan adelante. Yo pienso, un ejemplo que no tiene nada que
ver con la Iglesia,
pero es un ejemplo histórico en América latina: Paraguay. Para mí la mujer del
Paraguay es la mujer más gloriosa de América latina. quedaron después de la
guerra OCHO mujeres por hombre. Y estas mujeres hicieron una elección difícil:
la de tener hijos para salvar la patria, la cultura, la fe y la lengua. En la Iglesia hay que pensar en
la mujer en esta perspectiva de elecciones arriesgadas, pero como mujer, hay
que explicitar. Creo que aún no hemos hecho aún una profunda teología en la Iglesia. Sólo un
poco de eso, un poco de aquello, lee la lectura, mujeres monaguillo, es la
presidenta de Cáritas... Pero hay más, hay que hacer una profunda Teología de
la mujer. Esto es lo que pienso.
P.- Santidad buenas noches, queríamos saber cuál es su relación de trabajo, no
tanto amistosa, de colaboración, con Benedicto XVI. No ha habido antes una
circunstancia así y si tiene contactos frecuentes y si lo está ayudando en la
carga.
R.- La última vez que hubo dos papas o tres papas no se hablaban entre ellos,
se estaban peleando a ver quién era el verdadero. Tres llegaron a haber durante
el Cisma de Occidente. Hay algo que califica mi relación con Benedicto: yo lo
quiero mucho. Siempre lo quise mucho, para mí es un hombre de Dios, es un
hombre humilde, que reza. Yo fui muy feliz cuando fue electo Papa. También
cuando él renunció para mí fue un ejemplo de un grande, un hombre de Dios, un
hombre de oración. Él ahora vive en el Vaticano y algunos me dicen "pero
cómo se puede hacer esto, dos papas en el Vaticano, pero no te molesta, él no
te hace la revolución en contra?". Todas las cosas que dicen, no? Pero yo
encontré una frase para esto: es como tener al abuelo en casa, pero el abuelo
sabio, en una familia el abuelo está en casa, es venerado, es amado, es escuchado.
El es un hombre de una prudencia, no se mete. Yo lo dije muchas veces
"santidad, haga su vida, venga con nosotros". El vino para la
inauguración de la estatua de San Miguel… Para mí, esa frase dice todo: es
como tener el abuelo en casa, es mi papá. Si yo tuviera una dificultad o tengo
algo que no he entendido, puedo llamarlo. Y cuando fui para hablar de ese
problema grande de Vatileaks él me dijo todo con una simplicidad. No sé si
saben cuando nos habló en el discurso de despedida, el 28 de febrero, entre ustedes
está el próximo Papa y yo prometo obediencia. Esto es grande, es un grande.
P.- Santo Padre buenas noches, gracias por haber traido tanta alegria para
Brasil y gracias por responder preguntas. Quisiera saber porque usted ayer dijo
a los obispos brasileños sobre la participación de las mujeres en la Iglesia. ¿Cómo debe ser
participación de las mujeres en la
Iglesia? Qué piensa de ordenación de las mujeres?
R.- Como dije, sobre la participación de las mujeres en la Iglesia no nos podemos
cerrar a que hagan las mujeres monaguillo, a la presidenta de Cáritas, a la
catequista, tiene que haber algo más, con lo que dije de la Teología de la Mujeres. En cuanto a
la ordenación de las mujeres la
Iglesia ha hablado y dice no. Lo ha dicho Juan Pablo II, pero
con una formulación definitiva. Esa puerta está cerrada. Pero sobre esto quiero
decirles algo: la Virgen
María era más importante que los apóstoles y que los obispos
y que los diáconos y los sacerdotes. La mujer en la Iglesia es más importante
que los obispos y que los curas. Cómo? Esto es lo que debemos tratar de
explicitar mejor. Creo que falta una explicación teológica sobre esto.
P.- Santo Padre, en este viaje usted ha hablado más de una vez de la
misericordia. En cuanto al acceso de los sacramentos de los divorciados vueltos
a casr, existe la posibilidad de que algo cambie en la disciplina de la Iglesia y que estos
sacramentos sean una ocasión de acercar a estas personas y ni una barrera?
R.- Este es un tema que se pregunta siempre. La misericordia es más grande de
los casos de que usted habla. Creo que este cambio de época y también tantos
problemas de la Iglesia
como los testimonios de algunos sacerdotes no buenos, de corrupción de la Iglesia, también el
problema del clericalismo, ha dejado muchos heridos. Y la Iglesia es madre, debe ir
a curar a los heridos con misericordia. Pero si el Señor no se cansa de
perdonar, nosotros no tenemos otra elección que ésa. Primero de todo, curar los
heridos. La Iglesia
es mamá. Debe ir en este camino de la misericordia, encontrar una misericordia
para todos. Pienso que cuando el hijo pródigo volvió a casa, el papá no le dijo
'quién sos? qué hiciste con el dinero'. No, hizo una fiesta. Quizás luego,
cuando el hijo quiso hablar, habló. Pero no sólo esperó, fue a encontrarlo. Esto
es misericordia, esto es kairos. Esta primera intuición la tuvo Juan Pablo II,
cuando él comenzó con Faustina Kovalska, la divina Misericordia, había intuido
que era una necesidad de este tiempo. En cuanto el problema de la comunión a
las personas en segunda unión, porque los divorciados sí pueden hacer la
comunión, creo que esto es necesario mirarlo en la totalidad de la pastoral
matrimonial. Esto es un problema. Pero abro un paréntesis: los ortodoxos tienen
una praxis diferente, ellos siguen la teología de la economía, hacen una
segunda posibilidad y cierro paréntesis. Creo que este problema hay que
estudiarlo en el marco de la pastoral matrimonial. Y por eso uno de los temas a
consultar con estos 8 del consejo de cardenales, que nos reuniremos el 1, 2, 3
de octubre, es cómo seguir adelante en la pastoral matrimonial. Y otra segunda
cosa, estuvo conmigo hace pocos días el secretario del sínodo de obispos, para
el tema del próximo sínodo, es un tema antropológico, pero hablando y hablando
vimos que este tema antropológico hay que tratarlo en la pastoral matrimonial
profundo. Estamos en camino hacia una pastoral matrimonial profunda, es un
problema y hay tantos problemas. Les digo una: mi antecesor, el cardenal
Quarracino decía que la mitad de los matrimonios eran nulos porque se casan sin
madurez, se casan sin darse cuenta de que es por toda la vida, quizás se casan
por motivos sociales…Y esto entra en la pastoral
matrimonial. Y también el problema judicial de la nulidad de
matrimonios también eso debemos revisar porque los tribunales ecliesásticos no
bastan para eso. Es complejo el problema de la pastoral matrimonial. Gracias.
P.- Buenas noches Santo Padre, quisiera saber si usted desde cuando es Papa
todavía se siente jesuita.
R.- Es una pregunta teológica porque los jesuitas hacen votos de obediencia al
Papa. Pero si el Papa es jesuita, quizás tiene que hacer voto de obediencia al
Padre General de los Jesuitas (risas), no sé cómo se soluciona esto. Yo me
siento jesuita en mi espiritualidad, en la espiritualidad de los ejercicios, en
la espiritualidad que tengo en el corazón. Tanto me siento jesuita que en tres
días iré a festejar con los jesuitas en la Iglesia de San Ignacio , haré una misa a la
mañana, no he cambiado espiritualidad, sigo pensando como jesuita, no
hipócritamente, pero pienso como jesuita.
P.- A los cuatro meses de su pontificado, ¿nos puede hacer un pequeño resumen?
¿Qué ha sido lo mejor, lo peor y qué le ha sorprendido más en este periodo?
R.- De verdad que no sé cómo responder a esta pregunta. Cosas malas no ha
habido. Cosas buenas sí. Por ejemplo el encuentro con los obispos italianos. Ha
sido muy bonito. Una cosa dolorosa, que me ha golpeado el corazón, fue la
visita a Lampedusa. Cuando llegan estas barcas, los dejan a algunas millas de distancia
de la costa y ellos tienen que llegar solos. Ha sido doloroso porque pienso que
estas personas son víctimas del sistema socioeconómico mundial. Pero la cosa
peor [tono de broma] fue una ciática, de verdad, la tuve en el primer mes. Fue
dolorosísimo. No se la deseo a ninguno. He encontrado muchas personas en el
Vaticano. Pero buenas buenas buenas.
P.- En nombre de los 50.000 argentinos que me encontré y me decían vas a viajar
con el Papa preguntarle cuándo va a viajar pero ya dijo que no va a viajar,
entonces le voy a hacer una pregunta más difícil. ¿Se asustó cuando vio el
informe Vatileaks?
R.- No. Les voy a contar una anécdota sobre el informe Vatileaks. Cuando fui a
ver al papa Benedicto, después de rezar en la capilla nos reunimos en el
estudio y había una caja grande y un sobre. Benedicto me dijo: en esta caja
grande están todas las declaraciones que han prestado los testigos. Y el
resumen y las conclusiones finales están en este sobre. Y aquí se dice tal tal
tal… Lo tenía todo en la cabeza. Pero no, no me he asustado. Es un problema
grande, pero no me he asustado.
P.-