Se pide a todos los miembros de HDB que reflexionen personalmente, en el matrimonio y en el grupo sobre el tema de la próxima asamblea: “LA FAMILIA, ORATORIO DOMÉSTICO”.
http://hdbinspectoria.webnode.es/dinamica-asamblea-hdb-pozoblanco-2-011/
El documento de reflexión, se entregará a todos los miembros del Movimiento en el mes de Enero para que, durante este mes y el de Febrero, se puedan enviar las aportaciones de cada Grupo a la Comisión Inspectorial, a través de las Comisiones Locales.
La Comisión Inspectorial realizará una síntesis de todas las aportaciones recibidas, la cual servirá de base para el desarrollo de la Asamblea.
FECHAS DE ENTREGA:
1. Antes del 31 de Diciembre: Envío del documento de reflexión a las Comisiones Locales.
2. Antes del 15 de Enero: Entrega de documentación a los miembros del Movimiento.
3. Antes del 20 de Febrero: Entrega de reflexiones y aportaciones a las Comisiones Locales.
4. Antes del 10 de Marzo: Entrega de reflexiones y aportaciones a la Comisión Inspectorial.
A continuación, hemos copiado y pegado aquí todo el contenido del documento que pueden descargar para posterior lectura, edición e impresión pulsando sobre el siguiente enlace:
Descargar en formato .DOC (Microsoft Word)
PREPARACIÓN DE LA ASAMBLEA INSPECTORIAL DE HOGARES DON BOSCO
LA FAMILIA: ORATORIO DOMÉSTICO
Premisa.
En su “Comentario” al Aguinaldo del año 2006, don Pascual Chávez, que nos presentó sus reflexiones sobre el “Espíritu de Familia”, decía “Para nosotros, hijos de Don Bosco, la Familia no puede parecer un tema extraño a nuestra vida y a nuestra misión”. En ese sentido Vocación-Familia forman un solo binomio inseparable, debido a ello, el primer lugar donde se vivencian los valores de la espiritualidad salesiana es en la Familia. Al revisar las Constituciones de los SDB, se les anima a que cada Comunidad Religiosa se constituya en una Familia, en el artículo 16 expresa:
“Don Bosco quería que en sus ambientes cada uno se sintiera como en su propia casa. La casa salesiana se convierte en una familia cuando el afecto es correspondido y todos, hermanos y jóvenes, se sienten acogidos y responsables del bien común.
En un clima de mutua confianza y de perdón diario, se siente la necesidad y la alegría de compartirlo todo, y las relaciones se regulan no tanto recurriendo a la ley, cuanto por el movimiento del corazón y por la fe.”
Reflexiones sobre “Mi familia como oratorio doméstico”.
Lo podemos llamar, también, una sana autocrítica; pero vista con la paz y la serenidad de tener la certeza de que Dios nos acompaña y ayuda para poder superar el mal.
Tres características del Oratorio de D. Bosco:
1ª.- Un ambiente rico en humanidad.
Lo creaban:
- La presencia física, activa, constante del animador (persona que impide el mal; pero especialmente organiza la alegría y multiplica las iniciativas).
- La amistad del animador con los jóvenes, que se encuentra bien entre los muchachos, pasa el tiempo entre ellos, habla y bromea con todos.
- El interés del animador, que se informa, ayuda, aconseja, que los busca si faltan, que va a verlos fuera del Oratorio, que piensa por ellos, reflexiona, reza.
Desde nuestra realidad de padre, madre o esposo/a, y tras leer y pensar, escribo mis reflexiones, como animador/a de mi propia familia, respondiendo a estas preguntas:
- ¿La familia es mi primer amor?
- ¿La considero como mi primera prioridad en la vida?
- ¿Le dedico tiempo y energías cada día, de manera libre y espontánea, a fin de construir un auténtico espíritu de familia?
- ¿Cuido y honro a cada miembro de la familia, según edad y necesidades?
- ¿Pongo malas caras?
- ¿Procuro en casa hacer la vida agradable a los demás?
- ¿Contribuyo a hacer mi hogar acogedor y grato?
- ¿Guardo mis mejores sonrisas y la flor de mi simpatía para dentro de casa?
- ¿Sé compartir de corazón las penas y las alegrías de los demás?
- ¿Sé tener pequeñas atenciones, adivinar deseos; dar gusto a todos, obsequiar con cariño? Cuando estoy ausente de mi familia, ¿cómo me echan de menos?, ¿cómo comentarán mis cosas?, ¿sentirán alivio o pena de mi ausencia?
- ¿Mantengo disponibilidad con mis parientes cuando me requieren algún servicio?
- ¿Mantengo presencia-participación en los acontecimientos que celebra mi familia?
- ¿Estoy atento a las necesidades de mis parientes?
- ¿Puedo afirmar que mantengo buenas relaciones con todos mis parientes?
- ¿Qué cantidad de mi tiempo libre le dedico a mi familia? ¿Es suficiente?
- ¿Cumplo mis promesas, compromisos, guardo confidencialidad?
2ª.- Un ambiente rico de gozo y de alegría.
Lo creaban:
- La presencia no de “un” juego, sino de muchos juegos variados, renovados con instrumentos y competencias nuevas, inventados por la fantasía de los animadores.
- La participación del animador (después de los animadores) en los juegos.
- La presencia del animador (aquel ojo que sabía mirar aunque fuera de lejos), que prevenía o calmaba los pleitos, defendía a los más débiles, hacía jugar a todos los que lo deseaban.
- Las lecturas amenas, los cantos y la música, los paseos, el teatro...
Reflexiones como esposos y padres:
- ¿Participamos en los juegos de nuestros hijos?
- ¿Sabemos ofrecer alternativas al ordenador y la televisión a nuestros hijos?
- ¿Orientamos a nuestros hijos con respecto a los medios de comunicación?
- ¿Animamos a nuestros hijos a la lectura? ¿Qué libros y revistas leen?
- ¿La familia sale de paseo toda junta, va de campo, hace excursiones?
- ¿Cómo organiza la familia los fines de semana, en especial el domingo?
- ¿Hay una especie de reglamento en la familia para la organización de ésta?
- ¿Cómo es el ambiente en la familia: reina la alegría, la paz, la concordia?
- ¿En mi familia colaboro para crear un clima de reconciliación con paciencia y espíritu de servicio?
- ¿Reina en mi familia la paz de Dios?
- ¿Soy en mi casa ángel de paz o sembrador de discordia?
3ª.- Un ambiente cristiano.
Lo creaban:
- La presencia de animadores que eran cristianos de verdad.
- Ayudaban a los muchachos a encontrar, en la amistad del Señor, la raíz de su dignidad y de la verdadera alegría.
- Hablaban de amistad con el Señor y del pecado. Leían con ellos el Catecismo, el Evangelio, narraban la Escritura y hechos que servían para reavivar la vida cristiana.
- Ayudaban a hacer la Confesión y la Comunión como “elementos esenciales” para la felicidad de un joven.
- Organizaban Grupos formativos, Retiros y Ejercicios Espirituales; daban un pensamiento cristiano diario (Buenas noches).
- Ayudaban a huir de los peligros y a superar las dificultades.
Reflexiones sobre el ambiente cristiano de nuestra familia:
- ¿Como padre/madre, me preocupo de educar cristianamente a mis hijos y de alentarlos en su compromiso de vida con el Señor Jesús?
- ¿Como abuelo/a, soy un referente de fe para mis hijos y nietos?
- ¿Ayudamos a los hijos a ser más cristianos tratando seriamente de serlo nosotros? ¿Ven en nosotros un modelo cristiano?
- ¿Hablamos de la amistad con el Señor y del pecado? ¿Explicamos que en la amistad con el Señor está la raíz del verdadero gozo y de nuestra dignidad?
- ¿Leemos con ellos el Catecismo, el Evangelio, narramos hechos de la vida del Señor, de Don Bosco y otros que reaviven su vida cristiana? ¿Los ayudamos a prepararse para la Confesión y la Comunión?
- ¿Vamos a Misa los domingos? ¿Todos juntos?
- ¿En nuestro hogar se reza? ¿Cuándo? ¿Cómo?
- ¿Leemos la Palabra de Dios? ¿Tenemos la Biblia en casa?
- Los miembros de la familia ¿estamos en algún Grupo Cristiano?
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