LECTIO DIVINA 2º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO


Lectio  divina             Fuente: DABAR
Domingo 2º T.O. Ciclo “C”   20 de Enero de 2013
                                 Is 62, 1-5; sal 95, 1-10; 1 Cor 12, 4-11; Jn 2, 1-11
1.- Oración inicial:
Te damos gracias, Padre misericordioso,  por Jesucristo, tu Hijo. Él nos muestra por medio de palabras y de signos, la alianza de amor definitiva que has establecido con nosotros. A través de su vida, muerte, resurrección y gloria nos llega el vino nuevo de tu amor, de la salvación que Tú nos das. Señor, Tú nos llamas a recorrer el camino de la fe, el camino del seguimiento de tu Hijo Jesús, Señor nuestro.
2. Lectura comprensiva: Juan 2, 11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino». Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora». Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga». Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo». Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora». Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.
3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al texto
 V.1 Al tercer día. Datación importante del original griego, suprimida en la traducción litúrgica. Boda. Su celebración podía prolongarse una semana. La madre de Jesús. Designación con la que  el cuarto evangelista nombra a María.
V.4 Mujer. Término con el que Jesús se dirigirá  a su madre en el Calvario. Las escenas de Caná y del Calvario están relacionadas una con otra. Mi hora. En el cuarto evangelio, la expresión apunta siempre al Calvario. La hora de Jesús es la hora del misterio de la cruz, del gran paso más allá mediante el amor. Simbiosis de muerte y de gloria.
V.6 Tinajas de piedra. Según la normativa judía sobre pureza ritual, la piedra, a diferencia del barro, no contraía nunca impureza. Llama la atención su gran capacidad: unos cien litros cada una.   
V.11 Comenzó sus signos. Acciones que representan realidades más allá de lo inmediatamente perceptible. Gloria. El término hebreo tiene el sentido etimológico de peso. Del peso físico al ontológico. Gloria no en el sentido de lo que la persona pesa, sino de lo que la persona es. Creció la fe de sus discípulos. El original griego no habla del crecimiento de la fe, sino de su comienzo: sus discípulos creyeron en él.
V.12 Hermanos. Con el significado amplio de familiares.  
b. Texto
Cuando el cuarto evangelista habla de situaciones humanas como la referida en el texto de hoy, quiere recordar ciertamente acontecimientos ocurridos. Sin embargo, lo que al evangelista le interesa es sacar a la luz lo permanente del acontecimiento ocurrido. Eso lo hace proyectando el acontecimiento hacia delante, hacia lo que permanece más allá de sí mismo. ¿Qué quiere decirnos el evangelista en el relato de hoy?
Para empezar, el relato comienza con una datación intencionada: Al tercer día había una boda en Caná de Galilea. Ya desde el Antiguo Testamento, el tercer día es referencia de teofanía, de irrupción de Dios en la historia (encuentro de Dios e Israel en el Sinaí, Ex.19,16-18). Es difícil no percibir también en este tercer día una referencia anticipada a la teofanía final y decisiva de la historia: la resurrección de Jesús al tercer día. Una  teofanía que tiene su entronque en la cruz, el gran paso más allá de la muerte desde el amor llevado a su extremo máximo.
Esta misma proyección anticipada a la cruz aparece en dos datos del diálogo de hijo y madre. Primer dato. En Caná y en la cruz Jesús interpela a su madre de la misma manera: ¡Mujer! Son los dos únicos lugares del cuarto evangelio en los que aparece la madre de Jesús. El término mujer recuerda el relato de la creación, cuando, ante la nueva criatura que Dios presenta a Adán, este exclama: Su nombre será Mujer (Gén.2,23). En Caná se anticipa la recreación de la humanidad que tendrá lugar en la cruz.  Segundo dato. Todavía no ha llegado mi hora. Si en Caná Jesús podía hablar así es porque era plenamente consciente de que la voluntad de Dios para él pasaba por la cruz. Caná no era la hora de la cruz. No obstante, Jesús tenía el poder de anticipar esa hora con signos. La madre de Jesús así lo vislumbra también, cuando pide a los sirvientes hacer lo que Jesús les diga. El vino, signo de fiesta, hace vislumbrar algo de la fiesta por el encuentro definitivo de Dios con la humanidad en la hora de la cruz. En esta hora estará también la madre de Jesús. 
Hay todavía otro dato significativo en el relato: la sobreabundancia de vino a partir del agua de las seis grandes tinajas para las purificaciones rituales. El agua la mandó traer Jesús, quien de esta manera pone de manifiesto que él no ha venido a dejar de lado a la Ley ni a negarla, sino a llevar            a cumplimiento su intrínseca expectativa: el encuentro de Dios y el Hombre. La sobreabundancia de vino anticipa la alegría desbordante por ese encuentro, que Jesús sellará en el Calvario.
Todo esto lo fueron  descubriendo poco a poco los discípulos de Jesús. Su fe fue un largo proceso.   
4. Meditación:
Indicaciones para nuestra vida
El evangelista limita la presencia de María en su evangelio a solo dos lugares: Caná y el Calvario. En Caná realizó Jesús el primero de sus signos; en el Calvario realizó el último de sus signos, el más importante, al que todos los anteriores señalan y en el que todos culminan. En ambos lugares se encuentra María y solo en ellos se encuentra; precisamente los dos lugares en los que acontecen los dos momentos claves del conjunto del evangelio. Hoy asistimos al primero de ellos. En él escuchamos a la madre de Jesús decir a los sirvientes: Haced lo que Él os diga. Con estas palabras invita ella a los sirvientes a ponerse a la escucha de Jesús en la certeza de que Jesús les va a decir algo. ¡Y así fue! Y aconteció la sobreabundancia de vino, anticipo de la alegría por el encuentro de Dios y del Hombre, que  Jesús propiciará en la cruz. La madre de Jesús estaba en sintonía con la hora de su hijo y con su invitación a los sirvientes abrió el camino para esa hora. ¡Hagamos lo que Jesús nos diga! La madre de Jesús y madre nuestra nos invita hoy a ello.
Preguntas y cuestiones
 En el  texto no hay preguntas, no hay nada… simple confianza. Simple y llanamente fe.
¿Somos capaces de fiarnos de esta forma?
¿Confiamos, como confía una madre en su hijo? ¿Confiamos, como confía María en su Hijo?
La confianza de una madre en su hijo se fundamenta en el amor y en la experiencia. ¿Dónde se fundamenta la nuestra? 
5, Contemplación:
¿Por qué realiza Jesús su primer milagro en un contexto tan celebrativo? ¿Por qué entrar en la historia, mostrando quién era, en la fiesta de después de un boda?.
6. Oración:
Te damos gracias, Dios Padre Nuestro, por todo lo que has hecho por medio de tu Hijo Jesucristo. Que la Palabra que hemos escuchado y el Pan Vivo que hemos compartido, nos empuje a vivir unidos en un mismo Espíritu, para comunicar a todos la alegría de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

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