LECTIO DIVINA

         Lectio  divina             Fuente: DABAR
  Domingo_23º T.O. Ciclo “C”   8 de Septiembre de 2013
Sab 9, 13-18; Sal 89, 3-6.12-14.17; Flm 9b-10.12-17; Lc 14, 25-33
1.       Oración inicial:
Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna.

2. Lectura comprensiva: Lucas 14,25‑33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: “Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar”. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al Texto
 V.26 Y no pospone. Texto original: y no odia. Puede haber poca duda de que Jesús se sirvió aquí del verbo odiar. Verbo hiriente, chirriante y, por ello mismo, capaz de sacudir las mentes de los oyentes. Jesús no fue en absoluto ajeno al empleo de tácticas impactantes como recurso docente en una enseñanza que estaba basada en la palabra oral y no en la palabra escrita. Jesús fue un consumado maestro en acuñar frases incisivas y asombrosas, dejando a sus oyentes la ineludible tarea de darles vueltas y vueltas hasta dar con su sentido concreto, el cual nunca es la suma literal de las palabras empleadas. Un recurso de estas características no dejaba indiferentes a los oyentes: un primer paso fundamental en el proceso de aprendizaje.
Vs.26,27,33. No puede ser discípulo mío. Frase central, repetida  tres veces a modo de estribillo. La etimología griega del término discípulo denota aprendizaje. Jesús diferencia entre ser discípulo  y el hecho circunstancial de ir con Él. 
V.27 Quien no lleve su cruz detrás de mí. ¿Cruz figurada? Nada de ello: ¡Cruz en su sentido más literal!
V.28 Torre. Referencia  a alguno de los diversos tipos de fortificación para proteger las posesiones.
Vs.28-32 Dos parábolas preventivas.
V.33 El que no renuncia a todos sus bienes. El mismo lenguaje radical de los vs.26 y 27.
b. Texto
La gente buscaba a Jesús, acudía a Él, iba con Él, lo seguía. Pero, ¿sabían realmente  lo que ello significaba? ¿Conocían a lo que se comprometían yendo con Jesús? ¿No estarían, más bien, albergando expectativas equivocadas?
El texto recoge dos reflexiones en voz alta de Jesús. ¿Quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a    calcular los gastos? ¿Qué rey, si va a dar una batalla a otro, no se sienta primero a deliberar? Dos ejemplos de pedagogía sencilla,  gráfica, de la que entra por los ojos. Un alto en el camino para reflexionar sobre el camino. A la gente, a la admirable gente que le seguía le dice Jesús: Venir conmigo no el algo que debáis decidir a la ligera. No debéis precipitaros. ¡Mirad lo que comporta hacer conmigo el camino!
Y con la misma sencillez gráfica, pero con enorme crudeza, Jesús desentraña ante la gente el aprendizaje que tienen que hacer para caminar  con Él. En este punto, el texto da cabida a una  muestra significativa de la pedagogía dura, chirriante, agresiva incluso, de la que Jesús hizo uso en ocasiones.  ¿Por qué este tipo de pedagogía? Por la importancia y dificultad de lo que había que aprender.  ¿Para qué este tipo de pedagogía? Para que la enseñanza no se la llevara el viento.    
Seguirme a mí es darme a mí más valor que a los seres más queridos, más incluso que a uno mismo (v.26).
Seguirme a mí es saber que tu vida puede correr un serio peligro (v.27).
Seguirme a mí es darme a mí más valor que al dinero (v.33).
Indudablemente, un simple humano no habla así. Jesús no era un simple humano, Él lo sabía y, por ello, habló en estos términos.
4. Meditación:
a. Indicaciones para nuestra vida
Ser cristiano es seguir a Cristo. Se es cristiano a partir de una relación personal con Jesús, Hombre y Dios. El cristianismo no es primordialmente ni una idea ni una moral. Ser cristiano es seguir a Jesús, vivir desde Jesús. Si de presumir se trata, el cristiano no presume de ser bueno (¡indudablemente, debe serlo!); presume de conocer a Jesús.
Ser cristiano no es una imposición. Jesús invita, pero no obliga y, por eso, previene, advierte, de forma  que quien quiera ser cristiano lo haga con conocimiento de causa y de consecuencias.
Odiar a los propios padres es, en sí, monstruoso. Pero el seguidor de Jesús tiene que estar dispuesto, si la ocasión así lo requiere, a actuar frente a lo más querido como si se tratara de algo que provoca repulsa. Jesús enuncia incisivamente un principio, dejando para sus oyentes la especificación concreta de las consecuencias. Y así, respecto a los demás seres queridos, respecto a uno mismo y respecto al dinero.
b. Preguntas y cuestiones
Todos nosotros queremos ser discípulos de Jesús; primero porque creemos en Jesús como Señor de nuestras vidas, como Hijo de Dios. También porque queremos que sea él quien guíe nuestros pasos en nuestra vida moral; además porque vemos en él un maestro capaz de iluminar los momentos más oscuros de nuestra vida. Ahora bien, ¿qué quiere decir  Jesús con estas palabras que afirman que para ser sus discípulos debemos renunciar  a todos nuestros bienes? Podemos hacernos las siguientes preguntas.
¿Qué es indicio de madurez personal, de sabiduría, el acumular cosas o el vivir desprendido?
¿Quién es una persona más humana, más sabia, el que comparte con el que no tiene o el que no da nada de lo suyo?
¿Quién está más cerca de Dios, el que está libre de todo, incluso del dinero o el que vive pendiente y esclavo de su cuenta corriente?
¿Quién aceptará con más libertad el evangelio, el que no tiene nada que perder o el que tiene muchos millones que perder?
¿Se puede amar sin compartir? ¿Se puede amar sin ser generoso? ¿Se puede amar sin ser libre? ¿Se puede amar explotando a los pobres? ¿Se puede amar colaborando en un mundo injusto? ¿Se puede ser discípulo de Jesús adorando al dios dinero y sus normas inexcusables?
5, Contemplación:
El que no renuncia a todos sus bienes no pue3de ser discípulo mío.
6. Oración:

En esta fiesta del cumpleaños de María, quiero celebrar cn la Iglesia el día en que apareció la estrella que anunciaba la salvación que Tú trajiste a la humanidad. Como María, quiero que seas lo primero por encima de todo, sin que nada, ni nadie impida tu primacía absoluta: eres mi Señor, el único.   

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