Lectio divina. Año Litúrgico 2013-14. Ciclo A. SALMOS 8-Diciembre-2013

Domingo Segundo de Adviento
V/ Dios mío, ven en mi auxilio.
R/ Señor date prisa en socorrerme.
V/ Gloria al Padre…
R/ Como era en un principio…
Oración: Dios Todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta Él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 71)
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
El librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol: que él sea la bendición de todos los pueblos y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Salmo 71
1    (1b)Concede, oh Dios, al rey,
tu propia justicia y rectitud,
     2        para que con rectitud y justicia
gobierne a tu pueblo y a tus pobres.
     3        Ofrezcan las montañas y los cerros
paz y rectitud al pueblo.
     4        ¡Que haga justicia el rey a los pobres!
¡Que salve a los hijos de los necesitados
y aplaste a los explotadores!
     5        ¡Que tenga el rey temor de ti por siempre,
mientras el sol y la luna existan!
     6        ¡Que sea como la lluvia y el rocío
que riegan la tierra y los pastos!
     7        ¡Que abunden la paz y la rectitud
en los días de su reinado,
hasta que la luna deje de existir!
     8        ¡Que domine de mar a mar,
del río Éufrates al último rincón  del mundo!
     9        ¡Que sus enemigos, que habitan en el desierto,
se rindan humillados ante él!
     10       ¡Que le traigan regalos y tributos
los reyes de Tarsis y de las islas,
los reyes de Sabá y de Sebá!
     11       ¡Que todos los reyes se arrodillen ante él!
¡Que todas las naciones le sirvan!
     12       Pues él salvará al pobre que suplica
y al necesitado que no tiene quien lo ayude.
     13       Tendrá compasión de los humildes
y salvará la vida a los pobres.
     14       Los salvará de la opresión y la violencia,
pues sus vidas le son de gran valor.
     15       ¡Viva el rey!
¡Que le den el oro de Sabá!
¡Que siempre se pida a Dios por él!
¡Que sea siempre bendecido!
     16       ¡Que haya mucho trigo en el país
y que abunde en la cumbre de los montes!
¡Que brote el grano como el Líbano
y que haya tantas espigas como hierba en el campo!
     17       ¡Que el nombre del rey permanezca siempre;
que su fama dure tanto como el sol!
¡Que todas las naciones del mundo
reciban bendiciones por medio de él!
¡Que todas las naciones lo llamen feliz!
     18       Bendito sea Dios, Señor y Dios de Israel,
el único que hace grandes cosas;
     19       bendito sea por siempre su glorioso nombre.
¡Que toda la tierra se llene de su gloria!
¡Amén!

Reflexión

Catequesis del Papa Juan Pablo II: Salmo 71

1. La Liturgia de las Vísperas, cuyos salmos y cánticos estamos comentando progresivamente, propone en dos etapas uno de los salmos más queridos por la tradición judía y cristiana, el Salmo 71, un canto real que meditaron e interpretaron en clave mesiánica los padres de la Iglesia. Acabamos de escuchar el primer gran movimiento de esta oración solemne (Cf. versículos 1-11). Comienza con una intensa invocación conjunta a Dios para que conceda al soberano ese don que es fundamental para el buen gobierno, la justicia. Ésta se expresa sobre todo en relación con los pobres, que generalmente son sin embargo las víctimas del poder.
Es de notar la particular insistencia con la que el salmista subraya el compromiso moral de regir al pueblo según la justicia y el derecho: «Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud... Que él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos del pobre y quebrante al explotador» (versículos 1-2.4).
Así como el Señor rige al mundo según la justicia (Cf. Salmo 35, 7), el rey que es su representante visible en la tierra --según la antigua concepción bíblica-- tiene que uniformarse con la acción de su Dios.
2. Si se violan los derechos de los pobres, no se cumple sólo un acto políticamente injusto y moralmente inicuo. Para la Biblia se perpetra también un acto contra Dios, un delito religioso, pues el Señor es el tutor y el defensor de los oprimidos, de las viudas, de los huérfanos (Cf. Salmo 67, 6), es decir, de quienes no tienen protectores humanos. […]
3. Después de esta viva y apasionada imploración del don de la justicia, el Salmo amplía el horizonte y contempla el reino mesiánico-real en su desarrollo a través de dos coordinadas, las del tiempo y el espacio. Por un lado, de hecho, se exalta su duración en la historia (Cf. Salmo 71, 5.7). Las imágenes de carácter cósmico son vivas: se menciona el pasar de los días al ritmo del sol y de la luna, así como el de las estaciones con la lluvia y el nacimiento de las flores.
Un reino fecundo y sereno, por tanto, pero siempre caracterizado por esos valores que son fundamentales: la justicia y la paz (Cf. versículo 7). Estos son los gestos de la entrada del Mesías en la historia. En esta perspectiva es iluminador el comentario de los padres de la Iglesia, que ven en ese rey-Mesías el rostro de Cristo, rey eterno y universal. […]
El broche de oro de esta visión podría formularse con las palabras de un profeta, Zacarías, palabras que los Evangelios aplicarán a Cristo: «¡Exulta sin freno, hija de Sión, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey. Es justo... Suprimirá los cuernos de Efraím y los caballos de Jerusalén; será suprimido el arco de combate, y proclamará la paz a las naciones. Su dominio irá de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra» (Zacarías 9, 9-10; Cf. Mateo 21, 5).
[Al final de la audiencia, uno de los colaboradores del Papa leyó esta síntesis de su intervención en castellano:]
Hemos escuchado hoy uno de los llamados salmos reales, en el cual se destaca el compromiso moral del soberano, llamado a gobernar según el derecho y la equidad. Del mismo modo como el Señor rige el mundo con verdad y justicia, (Cf. Salmo 35,7), así el rey, que según la antigua concepción bíblica es su representante visible sobre la tierra, debe inspirarse en la acción de Dios.
Es fácil intuir cómo la tradición haya visto en este Salmo una profecía acerca de la venida de Cristo, el Mesías prometido, indicando en estas palabras las características de su Reino eterno y universal.
Audiencia del Miércoles 1 de diciembre del 2004

Relectura en clave cristiana

Que la justicia
Y la rectitud de conciencia
Sean la norma de mi vida.

Que viva la justicia con los pobres,
Con los necesitados.

De esta manera
Anundará la paz en mí
y en todos cuantos me rodean.

De esta manera tendré rectitud de conciencia,
Que llene mi vida
Y me haga más humano,

Más cristiano, más hijo de Dios.

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