LECTIO DIVINA 6º DOMINGO DE PASCUA


     Lectio  divina             Fuente: DABAR
6º Domingo de Pascua – 5 de Mayo de 2013
Hch 15,1-2. 22-29; Sal 66, 2-8; Ap 21, 10-14. 22-23; Jn 14, 23-29
1.      Oración inicial:
Señor, anuncias tu partida y prometes enviar tu Espíritu, el defensor, el santificador, el que me aclarará tantas cosas que, aunque las entienda con la mente, no siempre las acepto con el corazón. Lo que sí entiendo con la fe y acepto con toda mi alma agradecida es que hayas decidido venir a mí y hacer tu morada en mí. Es lo más grande que me ha podido ocurrir.  
2. Lectura comprensiva: JUAN 14,23‑29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo».

3. Comentario bíblico:
a. Aclaraciones al texto
V.23 Amar a Jesús. Tener fe en él  y lealtad a su persona. Hacer morada. La expresión evoca el habitar de Dios en medio de su pueblo. Me harás un santuario para que yo habite en medio de ellos (Éx.25,8). Moraré en medio de los israelitas y seré para ellos Dios (Éx.29,45). Estableceré mi morada en medio de vosotros y no os rechazaré (Lev.26,11).   
V.26 Paráclito. Préstamo del griego, con el significado de auxiliador.
V.27 Dejar la paz, dar mi paz. En vez del saludo  habitual de  despedida prometiendo paz, Jesús se despide dando paz. Paz. La vida y el amor del Padre. El mundo. Personificación de la falta de fe en Jesús y de lealtad a su persona; de mentalidad hostil a Dios; de autosuficiencia y ligereza ante Dios. En suma, personificación de la eliminación de Dios del horizonte de la vida.

b. Texto ¿Qué dice en sí mismo?
¿Qué ha sucedido para que te muestres a nosotros y no al mundo?, acaba de preguntar Judas (no el Iscariote, aclara el evangelista) (14,22). Curiosidad, apertura, ganas de escuchar a Jesús. A partir de ahí fue iniciándose un proceso de mayor y mejor adhesión a Jesús, de fe en Él,  de lealtad a Él. Proceso que unos judíos hicieron y otros no. Proceso que Jesús conocía muy bien, en formulación programática del cuarto evangelista en 2,23-25: Muchos creyeron en Jesús al ver las señales que hacía. Pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos y no tenía necesidad de que se le diera testimonio acerca de las personas, pues él conocía lo que hay en el hombre.
El texto de hoy es un botón de muestra de ese confiarse de Jesús a los suyos, a aquellos que estaban en proceso de adhesión a Él. A ellos sí podía hablarles como hace aquí; ellos sí podían entender y comprender. Conversación radical y genuinamente histórica.
Tomando como punto de partida la imagen, familiar en el Antiguo Testamento, de la morada de Dios en medio de su pueblo, Jesús desvela a los suyos algo que ellos jamás hubieran podido imaginar: el Padre y él morarán personalmente en ellos y ellos entrarán en la comunión de vida y amor divinos y compartirán la paz que proviene del Padre. Confesión trascendental por cuanto que les descubre a los suyos una situación caracterizada por la relación íntima entre ellos, el Padre y Jesús. El término Padre en referencia a Dios no se despega de los labios de Jesús: hasta cinco veces menciona el término en los pocos versículos de hoy. El hombre Jesús habla desde una estrecha unión con su Padre, dato este que hace de Jesús un hombre único, dato que no se le puede no atribuir sin violentar la verdad histórica. Jesús se sabía enviado por el Padre y, en cuanto tal, con la autoridad y la garantía necesarias para hablar como hablaba y decir lo que decía. Él era la voz autorizada del Invisible, aunque no por ello lejano y frío, sino cercano y familiar (Padre).
Enviado por el Padre, confiesa a los suyos que retornaba a ese Padre, de quien el hombre Jesús dice que es mayor que él. ¡Qué espontáneo y maravilloso modo de hablar, expuesto incluso a sonar contradictorio con lo afirmado poco antes! Un modo de hablar así tiene la frescura de la conversación a corazón abierto. Si me amarais os alegrarías de que vaya al Padre.  Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, sigáis creyendo. Y puesto que Jesús va a seguir estando con los suyos, Jesús no se despide de ellos, sino que los emplaza a seguir viéndolo con los ojos de la fe. Por eso mismo deberán vivir alegres, sin añoranza de su presencia física, sin miedos ni cobardías. Os doy la paz no como la da el mundo.
4. Meditación:
Indicaciones para nuestra vida
¿Qué dice para mí?
El Jesús que se despide no va a alguna parte en un astro lejano. Él entra en la comunión de vida y poder  con el Dios viviente, en la situación de superioridad  de Dios sobre todo espacio. Por eso no se ha marchado, sino que, en virtud del mismo poder de Dios, ahora está siempre presente junto a nosotros y por nosotros.
Puesto que Jesús está junto al Padre, no está lejos, sino cerca de nosotros. Ahora ya no se encuentra  en un solo lugar del mundo; con su poder que supera todo espacio, él no está ahora en un solo sitio, sino que está presente al lado de todos, y todos lo podemos invocar en todo lugar y a lo largo de la historia. 
Preguntas y cuestiones
Revisar cuántas veces en nuestra vida nos sentimos con miedo y abandonados, cuántas veces dudamos.
¿En quién ponemos nuestra confianza? Y si confiamos ¿por qué las dudas? ¿realmente confío?
A nivel de comunidad ¿nos ocurre lo mismo?
5, Contemplación:
¿Has descubierto que ser cristianos es dejarse guiar por el amor creador del Espíritu?.
6. Oración:
Te agradecemos que nos hayas dado a tu Hijo. Porque Él al resucitar nos ha abierto un nuevo camino hacia Ti y ha elevado nuestra condición humana por puro amor haciéndonos capaces de superar nuestro pecado. Y ese amor que nos ha transmitido hace que seamos capaces de amar a los demás.

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