Is 49,3.5‑6;
I Co 1,1‑3; Jn 1,29‑34
V/
Dios mío, ven en mi auxilio.
R/
Señor date prisa en socorrerme.
V/ Gloria al Padre…
R/ Como era en un principio…
Oración: Dios todopoderoso, que gobiernas a un tiempo cielo y
tierra, escucha paternalmente la oración de tu pueblo y haz que los días de
nuestra vida se fundamenten en tu paz.
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 39)
Ø Aquí estoy, Señor, para hacer tu
voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó
mi grito; me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios.
Ø Aquí estoy, Señor, para hacer tu
voluntad.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me
abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio; entonces yo digo: «Aquí
estoy».
Ø Aquí estoy, Señor, para hacer tu
voluntad.
Como está escrito en mi libro: «Para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en mis entrañas.
Ø Aquí estoy, Señor, para hacer tu
voluntad.
He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he
cerrado los labios: Señor, tú lo sabes.
Ø Aquí estoy, Señor, para hacer tu
voluntad.
Salmo bíblico 39
El hombre es
un soplo que desaparece
39:1 Del maestro de coro. De Iedutún. Salmo de David.
39:1 Del maestro de coro. De Iedutún. Salmo de David.
La rebelión
frente al mal
39:3 Entonces me encerré en el silencio, callé, pero no me fue bien: el dolor se me hacía insoportable;
39:4 el corazón me ardía en el pecho, y a fuerza de pensar, el fuego se inflamaba, ¡hasta que al fin tuve que hablar! Reflexión sobre la caducidad de la vida
39:5 Señor, dame a conocer mi fin y cuál es la medida de mis
días, para que comprenda lo frágil que soy:
39:6 no me diste más que un palmo de vida, y mi existencia es como nada
ante ti. Ahí está el hombre: es tan sólo un soplo, Pausa
39:7 pasa lo mismo que una sombra; se inquieta por cosas fugaces y atesora sin saber para quién.
39:8 Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? Mi esperanza está puesta sólo en ti:
39:8 Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? Mi esperanza está puesta sólo en ti:
39:9 líbrame de todas mis maldades, y no me expongas a la burla de
los necios. Súplica
confiada
39:10 Yo me callo, no me atrevo a abrir la boca, porque eres tú quien hizo todo
esto.
39:11 Aparta de mí tus golpes: ¡me consumo bajo el peso de tu mano!
39:11 Aparta de mí tus golpes: ¡me consumo bajo el peso de tu mano!
39:12 Tú corriges a los hombres, castigando sus culpas; carcomes como la polilla sus
tesoros: un soplo, nada más, es todo hombre. Pausa
39:13 Escucha, Señor, mi oración; presta oído a mi clamor; no seas insensible a mi llanto, porque soy un huésped en tu
casa, un peregrino, lo mismo que mis padres.
39:14 No me mires con enojo, para que pueda alegrarme, antes que me vaya y ya no
exista más.
Comentario
Salmo 39: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad...
Seguimos las explicaciones de los salmos, al menos, para saber poco a poco
interpretarlos, descubriendo a Cristo en ellos, o descubriendo a la Iglesia en
el salmo. Todos los salmos, ocultan, o de manera escondida, contienen el
misterio de Cristo, o de la Iglesia, o de la salvación; por eso hay que superar
la letra, quedarnos sólo en lo que oímos, para entrar en el meollo, en el
espíritu del salmo.
El salmo 39 lo
interpreta la misma Escritura, en la carta a los Hebreos, en el capítulo 10.
Pone el salmo en boca de Cristo, así tal cual. Dice la carta a los Hebreos: “Cuando Cristo entró en el mundo
dijo: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. Por tanto, ya la misma Palabra de
Dios, los escritos del Nuevo Testamento, están haciendo una lectura
cristológica, aplicándolos a Jesucristo. Así pues, este salmo es el mismo
Cristo quien lo proclama.
El sentido de la
letra, lo que dice el salmo, es que el Señor no quiere sacrificios de animales,
ni de cosas externas a nosotros. El Señor lo que quiere es el ofrecer nuestro
corazón haciendo su voluntad, el ofrecimiento de nosotros mismos.
¿Qué quiere el Señor? “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. ¿Quién realiza de verdad este salmo? El único sacrificio que ha sido agradable a Dios: el cuerpo de Cristo inmolado en la cruz. “No quieres sacrificio sin ofrendas, y en cambio me abriste el oído. Me has dado un cuerpo”. Es el cuerpo de Cristo lo que queda ofrecido, es el Corazón de Cristo haciendo la voluntad de Dios. Así entendemos este salmo donde es el mismo Cristo el que lo está rezando.
¿Qué quiere el Señor? “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”. ¿Quién realiza de verdad este salmo? El único sacrificio que ha sido agradable a Dios: el cuerpo de Cristo inmolado en la cruz. “No quieres sacrificio sin ofrendas, y en cambio me abriste el oído. Me has dado un cuerpo”. Es el cuerpo de Cristo lo que queda ofrecido, es el Corazón de Cristo haciendo la voluntad de Dios. Así entendemos este salmo donde es el mismo Cristo el que lo está rezando.
Dice “dichoso el hombre
que ha puesto su confianza en el Señor y no acude a los idólatras que se
extravían con engaños”. ¿Fiarse de alguien? Sólo de Dios. Sólo de Dios.
Porque los demás, quiera que no, el corazón se extravía. Cristo se fía plena y
totalmente sólo de Dios. Ama a sus discípulos, los ama con locura, los quiere
tiernamente, pero saben lo que da de sí cada uno: Judas lo vende, el resto se
le va, sólo queda fiel Juan. Pero el Corazón de Cristo estaba en el Padre, el
que “ha puesto su confianza en
el Señor”.
“No pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: Aquí
estoy, como está escrito en mi libro, para hacer tu voluntad”. Cristo entra en el mundo, por el misterio
de la Encarnación, para hacer la voluntad de Dios, y la voluntad de Dios es
nuestra salvación, nuestra santificación. Evangelio de San Juan: “Tanto amó Dios al mundo que
entregó a su Hijo único no para condenar al mundo, sino para que el mundo se
salve por Él”. Dice Cristo:“Dios
mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas”. Cristo no cumple la voluntad de Dios
ni con recelos ni reservas interiores, sino amándola. Cristo lleva la voluntad
de Dios en sus entrañas. Lo que el Padre quiera, eso lo quiere Él con todo su
corazón, en sus entrañas.
“He proclamado
tu salvación ante la gran asamblea”. Recordad: la palabra “Iglesia” significa “asamblea”,
"convocación". Cristo, delante de la gran asamblea, delante de la
Iglesia, está proclamando la salvación, “cuando en la liturgia se lee el
Evangelio –afirma el Concilio Vaticano II- es el mismo Cristo el que lo está
proclamando”. Es Cristo quien proclama la salvación delante de nosotros, que
somos la asamblea.
“No he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes”. Es verdad, Cristo no calla, no guarda silencio, sino que es Palabra elocuente. Cristo proclama el mensaje de salvación, Cristo proclama el infinito amor de Dios.
“No he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes”. Es verdad, Cristo no calla, no guarda silencio, sino que es Palabra elocuente. Cristo proclama el mensaje de salvación, Cristo proclama el infinito amor de Dios.
Nosotros al
celebrar la Eucaristía comulgamos la Palabra, comulgamos el Cuerpo de Cristo;
digamos entonces: “Aquí estoy,
oh Dios, para hacer tu voluntad”. No quiere el Señor algo externo a
nosotros, nos quiere a nosotros; no quiere que le demos cosas, lo que quiere es
que le demos nuestro corazón.
Relectura Salmo 39 en clave cristina
¡Aquí
estoy Señor,
Para hacer
tu voluntad!
¿Y cómo se
hace la voluntad de Dios?
A veces,
Señor,
nos
confunden o nos confundimos,
En nuestra
vida,
Muchas
veces nos dicen:
“Es voluntad de Dios que…
Y años
después otro
Superior,
maestro, padres…
Te vuelven
a decir
“Es voluntad de Dios que…”
Y muchas veces es opuesto
lo que te
dice uno
Y lo que
te dice otro.
¿Puede la
“voluntad de Dios”
Ser
voluble,
Cambiar?
“Aquí
estoy Señor, para hacer tu voluntad”
Pero tu
voluntad
Debe pasar
por “mi” aquí estoy.
Y eso es lo
que te pido Señor:
Que esté
dispuesto para hacer tu voluntad,
Siempre,
siempre.
Que lo que
yo hga
Sea tu
voluntad
Y no la
voluntad de quienes
Se adueñan
de la tuya.
¡¡Aquí
estoy, Señor,
Para hacer
tu voluntad!!
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